miércoles, 8 de abril de 2009

Pacto de sangre 06

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

martes, 7 de abril de 2009

Pacto de sangre 05

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

lunes, 6 de abril de 2009

Pacto de sangre 04

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

viernes, 3 de abril de 2009

Pacto de sangre 03

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

jueves, 2 de abril de 2009

Pacto de sangre 02

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

miércoles, 1 de abril de 2009

Pacto de sangre 01

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

martes, 31 de marzo de 2009

Otro más


Antes de que comience el mes de abril y la lluvia nos desgaste la piel, dejo constancia de mi último haiku que tenía perdido en el pantanal del facebook. A partir de mañana prometo regresar con otro maratón de muertos.

El mar inmenso.
Un velero muy lejos.
Soy yo, escribiendo.

Imagen anónima capturada con Google

domingo, 29 de marzo de 2009

Siete haikus macabros

Es catalepsia,
dijo el doctor cerrando
la última caja.

---

Respiro tierra.
Ciego, sordo, inmóvil.
Muerto reciente.

---

No quiero saber
por qué me lloran todos,
si aún no estoy muerto.

---

Escucho voces
en el otro sepulcro.
Pedro Páramo.

---

No te abrazaré
hasta que estés más cerca.
Morir del susto.

---

Gusanos ciegos
devoran mi corazón.
Ya no me importa.

---

No te gustará
despertarte mañana
después de muerta.

jueves, 19 de marzo de 2009

Memorias del Capitán Trueno

Se me han perdido tres canicas, un trompo,
y un barco de plástico azul que guardaba
en el armario. Se me ha escurrido
entre los dedos el asombro, un fuerte vaquero
con indios, soldados, caballos y carretas,
un castillo de papel, un astronauta,
una caja de ceras de colores, los moldes
de plastilina, un mecano, la linterna
y un pequeño transistor japonés
que siempre tuve bajo la almohada.
No sé que ha pasado con mi vida,
no sé dónde se me quedó la infancia.

lunes, 9 de marzo de 2009

La no escritura

Si alguien quisiera escribir una historia tópica, tanto da si lleva un formato de novela, relato corto o guión de cine, no tendría más que empezar por el conflicto angustioso de un escritor que está bloqueado y que no sabe sobre qué escribir, así que el personaje empieza escribiendo sobre su propio bloqueo creativo. Pero así no podría empezar, porque desde luego empezar con “Si alguien quisiera escribir una historia tópica” es la manera más rápida de bloquear, porque ¿quién va a querer escribir una historia tópica en lugar de una historia nueva? Sabemos que nadie, ni aún el masoquista más diletante, querría hacerlo. Y desde luego ningún autor, así que el lector que lea “Si alguien quisiera escribir una historia tópica” cerrará el libro y buscará otra ocupación para pasar el rato, porque empezar con una mentira tan aburrida y tan poco sutil no satisface a nadie.

Así pues empecemos de nuevo:

Si alguien quisiera escribir una historia que de ningún modo fuera tópica, tanto da si es novela, guión o relato, podría empezar con un escritor que está bloqueado. Lo cual es tan falso que hasta los lectores analfabetos saben que no es verdad, porque hay millones de historias que comienzan así, hasta el punto de haberse convertido en uno de los tópicos más cansinos.

Probemos a empezar con un escritor que no está bloqueado, y tampoco sería verdad, porque un escritor que no está bloqueado no escribe sobre su no bloqueo. Solo los que están bloqueados intentan romper el bloqueo escribiendo sobre el bloqueo, pero nadie que no esté bloqueado se le ocurriría escribir sobre el bloqueo para ver si así le cambia la suerte. Sólo queda la doble negación.

Si alguien quisiera escribir una historia no tópica, no podría empezar con la angustia que se apodera de un escritor bloqueado. Vale, porque si no puedo empezar por el bloqueo como estrategia desgastada para romper el bloqueo porque caigo en el mayor de los tópicos, pues en ese caso quizá, pero solo quizá, no pueda romper el bloqueo. Aunque eso está claro que no es cierto, porque el bloqueo siempre existe, o se presenta al menos con frecuencia, y algunos autores de la historia lo han superado. Otros no, pero no lo sabemos excepto por el rastro de vacío que dejaron tras de sí: ¿Cuál es la novela que no escribieron ni Borges, ni Quevedo, ni Dámaso Alonso? La imposibilidad o la negación de la escritura es visible solo por la percepción de la ausencia de la misma. Pero también en la pintura, en la música, en el amor, en la vida, en la salud, o en los catorce brazos que no tenemos.

Si alguien quisiera escribir una historia, tanto da si no la quiere tópica como si no le queda más remedio que caer en la torpeza del tópico, una de las cosas que no debería hacer es escribir los párrafos anteriores, porque ya da lo mismo si son tópicos o no lo son, porque lo que sí está claro es que no prometen ninguna historia. O sea, que son la no-historia. Un texto que suplanta a la historia para que esta no se escriba. Una forma que tiene el bloqueo para seguir existiendo a pesar de que aparentemente haya dejado de existir, porque alguien está escribiendo, porque ese alguien que está escribiendo, yo en este momento por si existieran las dudas, está escribiendo para no escribir. Ha conseguido escribir la no-historia, que es otra manera de negar o imposibilitar la escritura.

Cuando después de siete años de psicoanálisis logré pronunciar la frase “Escribo para no escribir” delante del doctor Blanco, de pronto entendí que eso era lo que estaba haciendo desde la muerte de Gonzalo: escribir para no escribir. Negar la escritura a través de la escritura. Lo aprendí, en parte, de mi propio hermano Gonzalo, que no quiso envejecer, o supo desde que era niño que no iba a poder envejecer, porque tenía un corazón arrítmico y temporal. Un corazón para morir joven, para no crecer. A los cuarenta y un años se dejó morir sobre la mesa de un quirófano del hospital Marqués de Valdecilla. Dejó dos viudas, tres hijos y nueve hermanos que heredaron la misma enfermedad de Peter Pan. Siempre había sido mi hermano mayor, pero tres años más tarde empezó a convertirse en mi hermano pequeño. Menudo hijo de puta: mientras a mí me salen verrugas en la espalda y apenas alcanzo a doblarme para atarme los cordones de los zapatos, él me sigue saludando desde el velero “Mayka II”, o subido a horcajadas en la moto con una mochila al hombro. Él no vio, no quiso ver, se negó a ver lo que a todos los mortales nos toca ver: que la muerte llega poco a poco, mata despacio, a partir de los cuarenta: los huesos se agarrotan, los muslos se ablandan, la papada se derrama como una gigantesca gota de grasa y los ojos se enturbian. Y sé que no es la muerte todavía, pero que esos son pequeños adelantos, porcentajes de muerte, un desagüe ininterrumpido de sangre, un desgaste que me acerca al final de la vida, que me obliga a celebrar mi propio luto por adelantado cada vez que me levanto de la cama con dolor de espalda.

Imágenes anónimas capturadas en Google

viernes, 6 de marzo de 2009

Tanteos con la muerte (07)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Tanteos con la muerte (06)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

martes, 3 de marzo de 2009

Tanteos con la muerte (05)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

lunes, 2 de marzo de 2009

Tanteos con la muerte (04)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

domingo, 1 de marzo de 2009

Tanteos con la muerte (03)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

viernes, 27 de febrero de 2009

Tanteos con la muerte (02)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

jueves, 26 de febrero de 2009

Tanteos con la muerte (01)

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

sábado, 21 de febrero de 2009

El ogro

Ayer por la tarde me comí un ogro. Debió de ser en algún momento en que me quedé dormido frente al televisor, mientras oía cómo una adolescente con sobrepeso abroncaba a su novio por haber dejado preñada a su madre en El diario de Patricia. “Hija, no te lo tomes así, que ha sido sin querer”, decía la madre mientras le cogía la mano al novio avergonzado. El ogro que me comí debía de estar en mal estado, porque me contaminó desde los talones hasta la frente, y en cuanto desperté del sopor de la siesta me puse de una mala leche que para qué. En esos momentos una abuela con cáncer terminal acusaba a su nieto de sisarle la morfina para hacer guateques con sus amigos todos los sábados. La furia me subía por el esófago como una bola de fuego, y la culpa no era de la televisión ni de los mamelucos que se vomitaban revelaciones tardías, sino de mis islotes de Langerhans, incapaces de fabricar insulina y glucagón. Eso es lo que me digo siempre. Es mi defensa contra el ogro que me habita: “No me pegues, que llevo gafas; no me regañes, que tengo hipoglucemia”.

Pero a lo mejor no es eso. Tengo un problema de adicción: soy grafodependiente. Así que cuando no escribo, sea por lo que sea, me pongo de tan mala hostia que la pobre Bea no sabe qué ha pasado, quién me ha insultado, qué ha hecho, qué me ocurre. “Nada, nada, es que estoy cansado”. Una polla. Lo que pasa es que escribir es una agonía, un desangre; y que no escribir es aún peor. La escritura se desata cuando la tortura de escribir es menor que la de no escribir.

Después ya, descerebrado y ajeno, poseído por la historia que se pone en marcha, cebado por la metadona de la ficción, el dolor se calma en un éxtasis de alteridad, el S.I.P.A. (Síndrome de Inmuno-Bipolaridad Adquirida). Y empieza la novela.

Durante las dos próximas semanas tal vez no escriba en este blog tanto como quisiera: la culpa la tiene la construcción de los personajes y la trama. En cuanto esté, dejaré de ser yo, y alguien que habita en mí se pondrá a escribir una nueva novela. Lo estoy esperando. Lo estoy provocando.

Será en breve. No dejen de sintonizarnos. Visite nuestro baaar.

viernes, 13 de febrero de 2009

Escribir o morir

El momento de la escritura es terrible. El cuerpo, el sueño, el tiempo, el deseo, la respiración, el pasado (a través de la memoria) y el futuro (el deseo de llegar al final) están al servicio de la escritura, esclavizados, secuestrados, tiranizados. La familia, los amigos, los hijos, los padres, las novias, el hambre y la guerra no existen, o están muy lejos, más allá de la escritura, y no importan. Todo lo llena ese monstruo que crece entre nuestros dedos, ya sea poema, relato o novela. Si es un relato o un poema, con suerte estaremos de regreso a la hora de la cena; pero con la novela el autosecuestro puede durar entre dos y nueve meses, lo bastante como para que nuestra pareja justifique y gane un divorcio hasta con un abogado patoso.

Pero ese es el tiempo más glorioso. Es el único que el autor recordará con añoranza. Más incluso que el posible premio, la edición, la traducción, la pasta gansa (si es que llega, ojalá). Se recuerda como el tiempo en el que algo o alguien, que estaba siendo creado por uno mismo, se amotina y toma el control de la vida del autor: lo vampiriza. El autor no es más que un manojo de dedos torpes al servicio de una historia que se crea a sí misma a través de la posesión infernal del esclavo escribano. El muy imbécil a veces piensa que está escribiendo una historia, cuando es la historia la que nace y se escribe a sí misma con sangre de novelista poseído.

La escritura exige extrañamiento, ajeneidad, estar fuera de uno mismo, vivir otra vida secreta. Y solo es posible controlar o recuperar el control cuando se escribe mal. El precio de dotar de vida a un personaje es, en gran medida, dársela a cambio de la nuestra. Hay que perder la cabeza, dejar de vivir para que la fantasía que crece sobre el papel tenga vida propia: la misma vida que nos roba sin rubor esa historia que crece como un cáncer, la vida que le entregamos sin dudarlo los escritores.

Tal vez alguna vez Dios fue un escritor, y al acabar su novela, el día del Big bang, murió para que nosotros viviéramos. Él ya no existe, y nosotros ahora somos dioses capaces de morir por la escritura.

Es el momento más hermoso, el momento de la creación, el momento en el que no somos nosotros, el momento en que morimos para inyectar sangre a un papel. Morir para reproducirnos en ficción, ceder nuestro cuerpo a un alien que crecerá chupándonos la sangre. No seremos sus padres, no seremos sus autores, apenas seremos un vientre de alquiler, una placenta agradecida que cobrará unos míseros derechos de autor, treinta monedas de plata para Judas. ¡Qué momento el de la creación, el de la posesión!

Después de vivir ese rapto, ningún escritor querrá otra cosa más que volver a sentirlo, volver a ser penetrado y despojado, volver a ser objeto del beso del vampiro. Y si no volviera a vivir ese momento, si el bloqueo literario le incapacita para volver a escribir ficción vívida, garrapatas de su sangre, el escritor caerá en una depresión profunda, y se suicidará más temprano que tarde. No hay piedad ni generosidad para los vencidos, para los tibios que no renuncien a su propia vida a cambio de alimentar un sueño de papel y tinta. Hay que morir para ser eternos.

El que no sepa o no quiera escribir, que se haga fanático religioso y ponga bombas, sodomice seminaristas, funde inquisiciones, se ciña cilicios y decapite infieles para soportar el vacío radical de no ser dios, de no enloquecer con la escritura.

No hay nada como crear una historia, ser devorado por una historia que nace.
Hasta Dios se suicidó por probar esa manzana.

Así que ahora que estoy a punto de empezar una nueva novela, pero no sé por dónde va a venir, por donde me va a penetrar, estoy en el momento de máxima tensión, a punto del orgasmo, deseando morir ya de una puta vez, y dejar de ser yo para ser alguien que todavía no existe. Puede que solo sea un embarazo psicológico, pero ya noto las pataditas, y se me encogen los huevos de gusto y espanto.

martes, 3 de febrero de 2009

Ritos de escritura 1.0

Desde los 15 ó 16 años, que es la edad en la que empecé a juntar poemas, relatos y desvaríos en cuadernos dispersos, mantengo un mismo rito que repito con placer hasta la fecha: hacer el libro. No digo escribirlo, que es lo evidente y lo importante, sino juntar los papeles uno encima de otro, coserlos por el margen izquierdo con pegamento, canutillos o espirales, ponerle tapa y lomo, y rotular el título en grande. Los primeros libros manufacturados de edición de un ejemplar, fueron manuscritos. Los siguientes libros fueron a máquina; si lo tecleaba con papel carbón, la edición podría ser de hasta dos o tres ejemplares, dependiendo de la fuerza con la que golpeara las teclas. Con ello podría tener un ejemplar para el autor, el mío, y otro para un lector o lectora. Empezaba la comunicación. Hasta ese momento yo escribía y yo me lo comía, y como mucho podía dejar que alguien hojeara el libro en mi presencia, a no más de un metro de distancia, porque cuando se pertenece a una familia numerosa (éramos diez hermanos) y le toca a uno la mala suerte de ser de los pequeños, el octavo para ser exactos, el peligro de ser avasallado, atropellado y despojado de cualquier cosa que parezca personal es constante. ¿Un diario ajeno? Eso sí que es un tesoro pirata que el ladrón leerá en voz alta en el comedor, a la hora del desayuno, entre carcajadas de la tripulación borracha de colacao. Un autor, un ejemplar, ningún lector. El papel de calco posibilitó la magia del nacimiento del lector. A partir de entonces habría un autor, dos ejemplares, y al menos un lector. El ejemplar de calco, además, podría prestarse sucesivamente, y aumentar el número de lectores exponencialmente: dos lectores, tres, quizá siete. Eso sería para el caso de best-sellers.

Los concursos literarios pedían, y siguen pidiendo con una reiteración antigua e inexistente, original y dos copias, con interlineado doble.

Las fotocopiadoras y las impresoras llegaron mucho después. Pero yo sigo cumpliendo el rito de terminar un libro, y con una felicidad infantil imprimir una primera copia (ahora sí, con una impresora láser), poner el título bien grande en la primera página, “Vania, piel de miel”, el autor, “Enrique Páez”, y encuadernarlo con mimo, por si fuera el único ejemplar que fuera a existir jamás, por si mi memoria lo olvidara alguna vez, por si algún nieto que aún no tengo lo quisiera leer después de que yo haya muerto. Ya sé que es absurdo, pero ese rito cierra el libro, cose la herida abierta que es la escritura de una novela, le pone mercromina a la cicatriz que abre la memoria. Luego palpo el libro, lo mezo, lo paseo, lo huelo, lo agito, lo abro al azar para ver qué me cuenta, lo sopeso, lo dejo caer sobre la mesa y me alejo tres o cuatro metros para verlo allí lejos, en la mesa, como si no fuera mío, como si fuera independiente y pudiera salir corriendo a contarle sus secretos a cualquiera. Respiro hondo, me sirvo un whisky y sonrío mientras lo miro de reojo, a ver qué hace. Y como no hace nada, porque disimula el hijo puta, me voy a dormir.

Luego, por la mañana, me levanto temprano para leer ese libro nuevo que está sobre el escritorio, y que alguien abandonó la noche anterior. Y me gusta, pero le veo algún que otro fallo, así que cojo el rotulador rojo y empiezo a corregir. Donde pone “Un lugar asfixiado por los mosquitos, las serpientes y la selva virgen”, escribo “Una selva virgen asfixiada por los mosquitos y las serpientes”. Y así frase a frase, párrafo a párrafo, capítulo a capítulo. El resultado, una semana después, es un libro mucho mejor que el que leí aquella mañana en que lo descubrí esperándome sobre la mesa. Así que lo vuelvo a imprimir, lo vuelvo a encuadernar, y lo titulo “Vania, piel de miel, versión 2.0”. Y vuelta a empezar. A veces he llegado a la versión 29.0, y he insistido en hacer correcciones sobre los ejemplares ya editados y de venta al público (para sucesivas ediciones). Quizá sea para llevarle la contra a Borges, que dijo que él publicaba para dejar de corregir.

Aún conservo mis primeros libros, jamás publicados, pero encuadernados con mucho cuidado: Reunión, Tienes la piel como el agua, La ternura de las arañas, Cartas para una novia, Acércate al rincón de la tiniebla, Manual para pervertir niñas, Cajón de cuentos. Lo primero que se publica nunca es lo primero que se escribe. Menos mal. Pero lo primero que se escribe es tan importante como lo último, y hay que cuidarlo y mimarlo como a un bebé que está creciendo.

sábado, 31 de enero de 2009

Canción de corro

Un diputado se balanceaba
sobre la tela de una araña,
como veía que no se caía
se fue a llamar a un narcotraficante.

Dos concejales se balanceaban
sobre la tela de una araña
como veían que no se caían
fueron a llamar a un constructor.

Tres chulo-putas se balanceaban
sobre la tela de una araña
como veían que no se caían
fueron a llamar a un predicador.


Cuatro escritores se balanceaban
sobre la tela de una araña
como veían que no se caían
fueron a llamar a un editor.

domingo, 25 de enero de 2009

Vacas a la carrera

Esta mañana, en el Mercado del agricultor de Tacoronte, asistí a una competición de arrastre de vacas y bueyes, aparejados con yuntas, que tenían que remolcar durante doscientos metros un arado en forma de trineo con diez sacos de tierra encima. Un juez con pajarita les cronometraba. Dos bueyes tozudos derraparon en la curva y arruinaron el kiosco de almendras garrapiñadas. El ganado andaba nervioso, y se aliviaba con torrentes de orina antes de cada carrera. Ganó la pareja formada por Clotilde y Bienpagá, primas hermanas y residentes en La Orotava. El entrenador, Rufino Cienfuegos, recibió como premio un pellejo de veinte litros de vino de Icod y tres arrobas de alfalfa fresca para Clotilde y Bienpagá. ¡Viva el alcalde!
Al final, tras los joropos y las coplas canarias,

Todas las canarias son / como ese Teide gigante, / mucha nieve en el semblante / y fuego en el corazón,

carrera de sortijas a caballo, o cómo ensartar en una vara de mimbre una sortija que pende de un hilo. A esa distancia me fue imposible ver la sortija, aunque los entendidos dijeran que era un brazalete. Ganó un guanche color mostaza que dijo ser descendiente de Solimán el magnífico y sobrino nieto de Blacamán, pero me da a mí que mentía como un desfachatado, porque la semana pasada le vi robar carteras a los turistas en la plaza de San Francisco.

sábado, 24 de enero de 2009

Do the right thing

Do the right thing me recuerda al barrio de Bedford Stuyvesant y a Spike Lee, que era negro de profesión mucho antes que Obama.

Haz lo que debas. Haz lo correcto. Haz lo que tengas que hacer.

A mí se me olvida muchas veces, pierdo el norte y me lío con cosas tontas. Como comprar tornillos más o menos melancólicos para las patas de la cocina. ¿Y para qué? Para nada, Por pura paranoia. Obsesión compulsiva. Desconfianza.

Primero le pedí a Bea que comprara los putos tornillos. Anda, porfa, ya que vas a Leroy Merlín, ¿qué te cuesta comprar unos tornillitos para las patas? Mira, son doce patas largas que necesitan tres tornillos cada una, y otras dieciséis patas cortas que necesitarán cuatro tornillos cada una. Sí, tienen zapatas de anclaje distintas, no sé por qué, cosas de los fabricantes, que les gusta hacerse notar. Un total de 100 tornillos, por si acaso. Pero pídele al encargado de la ferretería o al de las cocinas que te asesoren, no vaya a ser que los tornillos sean muy largos, o muy cortos. Si es portugués habla de parafusos. Mejor es que se queden cortos a que queden largos, porque si son demasiado largos atravesarán el aglomerado y romperán la lámina de melanina, y ya la habremos jodido.
Y Bea los trajo de 25 mm. Demasiado largos, dijera lo que dijera el capullo del bricolaje. Que le pongan a vender bombillas, a ver si espabila. Fuimos a descambiarlos al día siguiente por otros de 20 mm, y cuatro docenas más de 16 mm, por si las moscas.

Esa noche dormí como un cura de sotana XXL, con la conciencia reposada por haber hecho “the right thing”.

Pues no. Metí la pata. Me equivoqué, porque al final vino el montador de la cocina, que era como el toro semental de los armarios, y me dijo que mis tornillos me los podía meter por donde mejor me entraran, con taco o sin taco, porque él tenía sus propios tornillos y no se fiaba de los tornillos melancólicos pertenecientes a clientes paranoicos. Bueno, no dijo tornillos, dijo tirafondos, para demostrarme quién era el técnico. Yo me quedé apocado con mi asamblea de tornillos huerfanitos en la mano, como el que muestra un periquito muerto al dios Thor. Un profesional. Después de fulminarme con la mirada, desenfundó el atornillador a pilas, apretó el gatillo para que se fueran calentando los circuitos, y empezó a montar armarios con furia apocalíptica. Me empujó afuera de la cocina: “Retírese, por favor, que necesito espacio.”
Antes de comer ya había terminado.

Por la tarde regresé avergonzado a Leroy Merlín a descambiar los tristes tornillos por dos macetas para los geranios. Ya no me servían para nada. Eran tornillos apócrifos, bastardos e indocumentados. Les apliqué la ley de extranjería y los devolví a su cajón patera. A tomar por culo los tornillos tocapelotas.

Do the right thing. ¿Había hecho lo correcto?
Pues no. Un largo error de principio a fin.

Lo que tenía que haber hecho, desde el principio, era dejar de dar por culo con los tornillos, y escribir, que para eso soy escritor. The right thing? Escribir, joder, escribir, qué otra cosa va a ser the right thing para un escritor. El pistolero monta-cocinas tenía toda la razón. ¿Que pretendía yo comprando tornillos de manera compulsiva, empujarle al paro? ¿Quitarle el puesto? Lo raro es que no me atornillara bajo la pila de la cocina, con un tapaluz incrustado entre los dientes.

Pero el problema va mucho más allá de los simples tornillos. Porque cuando no son tornillos, es el coche, que hay que cambiarle el aceite. O la cerradura, que parece que se encasquilla de vez en cuando. O limpiar el baño, que está hecho una porquería. O salir a comprar leche y papel higiénico, que se ha terminado. U ordenar la mesa, que así no hay quien trabaje.

¿Qué es lo correcto? Lo correcto no es lo mismo para todos, ni es lo mismo a todas horas, ni en todas las épocas. A veces hay que salir a manifestarse y tirar piedras a la policía. A veces hay que dar de comer a un niño. A veces hay que jugar. A veces hay que follar. A veces, claro que sí, hay que comprar pan y barrer la casa. Pero un escritor, pase lo que pase, esté donde esté, tiene que escribir, eso es lo que tiene que hacer, esa es su condena, su right thing.

Y si no escribe, si pasan tres días o una semana y no escribe, no está haciendo lo correcto, por muchas excusas que se ponga.

Do the right thing. Haz lo que debas. Que no se me olvide.

lunes, 19 de enero de 2009

La cosa viene de lejos

El pasado viernes por la noche Carlos Vílchez nos invitó (gracias, Carlos, muchas gracias) a escuchar la Séptima Sinfonía de Mahler interpretada por la Orquesta Filarmónica de Viena en el Auditorio de Tenerife. Cien músicos sobre el escenario, y solo uno era calvo: el de los tambores. O calvo o con la cabeza afeitada. Me di cuenta porque frenaba la vibración del bombo no solo con las manos, sino también con la frente, en una rara ceremonia de adoración acústica. Mientras tanto el friqui de los platillos sacaba un catálogo de campanitas, carracas, cencerros, y gongs, como el deshollinador de Mary Poppins, pero vestido de pingüino. En la esquina izquierda había un guitarrista huérfano al que solo dejaron tocar dos minutos, casi al final, sepultado por las violas, violines, contrabajos y cellos. Me pareció que lloraba en silencio por su insularidad, aunque tal vez no fuera más que un problema de almorranas con guindilla.
El director, Lorin Maazel, perezoso. Eso dijo una pianista indignada que estaba sentada a mi espalda.
Santiago Calatrava estuvo magnífico, aunque no lo sabe, porque terminó el auditorio en 2003, cobró y se largó. Luego se dedicó a diseñar puentes resbaladizos en Bilbao y Venecia, cabreando a todos sus habitantes. El auditorio es una pasada, de bonito y de caro (72 millones de euros). Se construyó en la época del despilfarro. Desde el interior, sus moles de hormigón pretensado ascienden hacia el lucernario que ilumina la sala con acordes armónicos, incluso cuando es Mahler el que interpreta la orquesta, el jodido Mahler, que debió de tener un mal verano en 1905 cuando compuso la séptima.
Me dormí en el segundo movimiento. Que Carlos y el calvo del bombo me perdonen, pero me cuesta mucho seguir una sinfonía que no tiene melodía, ni coros, ni bailarinas, ni piano, ni dibujos animados, ni chistes sonoros, ni instrumentos exóticos, ni ganas de hacerse amigo de los oyentes. Mahler andaba, según dicen, un poco mareado con las teorías de su paisano Freud, mientras el Romanticismo agonizaba. Ni siquiera supo que casi setenta años después Dirk Bogarde enloquecería de amor con su música en la playa del Lido (véase Muerte en Venecia), ni que yo me quedaría sopa ciento tres años después en el segundo movimiento, mecido por toda la Orquesta Filarmónica de Viena al completo. Una siesta cara de cojones, aunque no tanto como el auditorio de Calatrava. Pero debo decir que luego me espabilé, y logré seguir el desconcierto de fagots y oboes tocando a contrapelo de las violas, profundizando en la disonancia. Era como un poema surrealista de Aleixandre, o un cuadro de Magritte, aunque a veces se parecía a Julián Ríos (Larva, Poundemonium, La vida sexual de las palabras), y me entraban ardores en el estómago. Yo no soy el único al que se le va la olla, la cosa viene de lejos, también a nuestros abuelos se les iba la pinza.

jueves, 15 de enero de 2009

No era un fantasma

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

miércoles, 14 de enero de 2009

Jueces golpistas

La democracia, después de 5000 años de historia, ha conseguido que los ciudadanos elijan a sus representantes mediante elecciones libres, y esa Asamblea de diputados que representa al pueblo tiene el encargo de redactar y aprobar las leyes con letra clara y pocas ambigüedades. A pesar de ello, o por encima de ello, existe un colectivo, el de los jueces, nacidos en su gran mayoría del vientre rancio de la burguesía, estudiantes morosos gracias al dinero de papá, que tras licenciarse en Derecho, han conquistado una áspera oposición a la judicatura. Como premio han conseguido un puesto de trabajo gubernamental estable, muy bien pagado, y con prestigio indudable. Ellos leen las leyes y las traducen a su libre albedrío, según su conciencia burguesa y acomodaticia, su conciencia anestesiada por la buena vida. Son los nuevos aristócratas, los Grandes de España, y se niegan a perder el poder que por linaje y soberbia creen que sigue siendo suyo. Si el pueblo elige a unos representantes que legislan, ellos, los jueces, reinterpretan las leyes, y someten la representación popular a golpe de sentencias judiciales contra todo aquello que no les guste, tanto si son Estatutos autonómicos como si son matrimonios gays.
Con Franco estaban más cómodos, y su conciencia libre y pura no se inmutaba al aplicar sentencias de muerte, ni al encarcelar a homosexuales, secuestrar a la prensa y enjaular a la oposición. De casta le viene al galgo. Las dictaduras no suelen enfrentarse a los jueces, porque les es más fácil contratarlos como cofrades y sirvientes.
La democracia limita el poder caprichoso de los jueces, y eso les jode. ¿Cómo es posible que valga lo mismo el voto de un juez que el de un albañil embrutecido? De eso nada. Los jueces se rebelan y se hacen dueños de la hermenéutica judicial. Parecen decir: “Las leyes dirán a partir de ahora lo que nos salga de los cojones.”
No siento ningún respeto hacia esos jueces golpistas que ahora se ponen en huelga porque se les empieza a señalar con el dedo, hacia esos jueces incapaces de hacer su trabajo con un mínimo de decencia (¿no se les ha ocurrido aún anotar en una agenda las fechas topes para recurrir o ejecutar sentencias contra delincuentes peligrosos?). Dicen que la justicia está saturada desde hace décadas, pero jamás han levantado la voz. Ahora sí, ahora que su trabajo se pone en entredicho, ahora que sus opiniones no son leyes, ahora que no hay reverencias a su paso, es cuando enseñan los dientes podridos y se rasgan las togas.
Ya escucho sus quejas: “Ah, no, es que tengo mucho trabajo y no tengo medios, así que consiento que mi juzgado esté empantanado, dejo en libertad a los criminales, pido aumento de sueldo, y me atrinchero en la Sala.” Señor juez, si su trabajo no lo puede realizar en condiciones y aún no sabe cuáles son las prioridades, dimita y no se haga cómplice del desbarajuste. A usted, señor juez, le pagamos con nuestros impuestos; y sí, tenemos derecho a exigirle que cumpla con su triste trabajo de oficinista engreído. Y por favor, no reflexione, no es necesario, porque su independencia espiritual apesta a corporativismo y ambición desde hace siglos.
Ya lo dijo Lord Acton en 1887, y su pronóstico se renueva día tras día con enfermiza literalidad: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

martes, 13 de enero de 2009

Ojo por ojo

Noticia de la Agencia EFE, 10 de enero. Sin comentarios.

“Andre Thomas, un condenado a la pena capital con antecedentes de locura, se sacó el único ojo que tenía y se lo comió, informó el Departamento de Justicia de Texas. El incidente ocurrió a comienzos del mes pasado en el corredor de la muerte del estado, señalaron fuentes judiciales.
Thomas, condenado a muerte por asesinar a puñaladas a su esposa, a su hijo y a una hijastra de 13 meses, a quienes les extrajo el corazón, ya se había sacado y comido un ojo cuando esperaba el juicio en 2004, dijeron fuentes oficiales citadas por medios locales.
Fuentes del Departamento de Justicia Criminal indicaron que de momento se desconoce cómo Thomas, de 25 años, se extrajo el único ojo que le quedaba, aunque todo apunta a que aparentemente solo usó sus dedos para hacerlo. Tras el último incidente Thomas fue enviado de inmediato a una clínica psiquiátrica. “Allí recibirá la atención para su salud mental que estaba pidiendo desde el principio”, señaló el fiscal Bobbie Peterson al diario Sherman Herald Democrat.”

viernes, 9 de enero de 2009

Lo más primario

A veces me bloquean las necesidades primarias, como el hambre o el sueño, y me pongo de mala leche. No es difícil saber cuándo me va a pasar: el ataque de hambre ocurre puntualmente a las dos y cuarto. A partir de esa hora no logro mirar a ninguna otra parte que no sean bares, restaurantes y bolsas de comida. Mis piernas flaquean al pasar junto a las cafeterías, y los camareros barbudos me parecen sirenas hermosas como hamburguesas dobles con queso. A veces lo que me pasa se llama hipoglucemia, pero otras veces es miedo a que la comida se termine, que empiece una hambruna universal que no ha sido anunciada en ninguna parte, y a mí me deje en ayunas y con la nevera vacía. Soy una víctima de la posguerra a contratiempo. Suelo entrar en pánico y robarle los caramelos a los niños, mendigar terrones de azúcar por las barras de los bares, y vaciar de pan y donuts las panaderías. Tengo el mono, y el terror a una hipoglucemia hace que me convierta en un sujeto ajeno y camorrista, de trato arisco, y con una obsesión troglodita que lo habita todo. En otra vida debí morir de hambre, y me queda un registro atávico grabado de modo indeleble en el hipotálamo, en la memoria ROM de la placa base de mi cerebro. En mi garganta acumulo todo el hambre de mis antepasados, y me entra taquicardia mientras me hago sitio a empujones en la fila del supermercado. Eso me pasa a las dos y cuarto, si es que aún no he comido; y a las nueve de la noche, si aún no he cenado. No me llames por teléfono a esas horas, no quedes conmigo a esa hora (a no ser que sea para tomar café después del almuerzo). Los diabéticos somos en general gente pacífica, como los Amis o los peluches, pero dos o tres veces al día un licántropo nos posee, y ahí se terminan las buenas palabras y la cortesía.
Con el sueño es menos grave. Simplemente me duerme y ronco. Los ojos me empiezan a picar como si tuviera arena incrustada entre el párpado y el globo, y me dan ganas de llorar de pura rabia. No, con el sueño no me pongo violento; solo patoso, albondigado y sordo. La última vez fue escuchando el Mesías de Haendel en el teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife. Tres horas y media de barroco después de cenar son muchas horas. Bea tuvo que pellizcarme varias veces en la primera parte, pero acabó cayendo sobre mi hombro haciendo dúos, y eso que además de la orquesta habían contratado a cinco coros locales para cantar el Aleluya. Ni por esas.
Quizá me estoy volviendo muy primario.
Ya sé que hay otras necesidades, pero del sexo hablaremos otro día, pervertidos.

jueves, 8 de enero de 2009

Solidaridad caníbal

Descubro en una web especializada, la respuesta a la pregunta que llevaba años haciéndome, y que nunca nadie supo responderme con precisión hasta la fecha:
¿A cuántos caníbales podría alimentar mi cuerpo?
Y la respuesta categórica es doce. Ni más ni menos. Doce caníbales hambrientos que me estarían a partir de entonces muy agradecidos. Eso me ha convencido de que ando con un poco de sobrecarga. Si entras para informarte y resolver tus dudas, has de saber que la página web te preguntará por tu peso, tu edad, tu altura, la cantidad de ejercicio que haces, y si tu dieta es vegetariana o no. Una cosa seria y científica, vaya.
Así pues mi cuerpo habría podido servir de banquete a los apóstoles en la última cena. Tendría que dejar a Cristo en ayunas, eso sí, pero a fin de cuentas él ya estaba muerto cuando se sentaron a cenar, y además dicen las Escrituras que alimentó a sus apóstoles con su cuerpo y su sangre a través de un truco de magia. Por eso su cuerpo no ha sido hallado nunca. Conclusión: Cristo debió de ser como yo, con algunos kilos de más, y no famélico como lo pintan en las estampitas. O eso, o no visitó esta web donde le habrían informado de que con su cuerpo flaco, como mucho le daba para alimentar a seis apóstoles desganados.
Yo me voy más tranquilo hoy a la cama sabiendo que, en caso de necesidad, podré ayudar a doce hambrientos. Hay que ser solidarios. Soy una fonda con patas, y a partir de ahora llevaré en mis bolsillos sal y pimienta para que el guiso salga sabroso. Nunca se sabe lo que nos depara el destino.

miércoles, 7 de enero de 2009

Dudas

Tengo una duda. En algún lugar leí una vez que un teórico (o sea, uno de esos pollos que le da vueltas a la pelota por oficio, como una manía, sin ni siquiera ser argentino), decía que si un abeto nace, crece y cae fulminado por un rayo en la tundra siberiana sin que nadie jamás lo haya visto, tal vez ese abeto no exista. Más o menos lo que le pasó a Estados Unidos durante toda la Edad Media. Mi padre me enseñó a desconfiar de aquellos países que no hubiesen vivido el Medievo. No sé si tenía razón, porque él lo dijo en una época en la que lo políticamente correcto no se había inventado aún, así que podía también despreciar todos los deportes, con excepción del “viril deporte del ajedrez”.

Veo que se me va el hilo, y me pierdo.

Decía que tal vez ese abeto caído en Siberia sin ser visto, quizá no haya existido. La matemática del caos y el efecto mariposa dirán que sí que ha existido, pero que lo que sucede es que no sabemos interpretar las causalidades. Eso dicen también los astrólogos deterministas, los budistas y los obispos preconciliares, que amenazaban con infiernos, calvicies e impotencias a todos los que se masturbasen en el cuarto de baño pretendiendo ser invisibles como un abeto en la tundra siberiana. De eso nada: el ojo de dios todo lo ve, desde la muerte del abeto hasta la paja adolescente. Nada se oculta al Gran Hermano Fisgón.

Pero ya me estoy perdiendo otra vez por los cerros de Úbeda.

El caso es que del mismo modo, alguien podría escribir una gran novela, no dejársela leer a nadie, esconderla bajo siete llaves durante cuarenta años (¡Ha sido Salinger, el cabrón!), y luego quemarla sin rencor ni remordimientos. Después morirá sin desvelar el secreto a nadie. La novela no existe, aunque la lea dios, el cotilla universal, y solo podrá ser editada con la pulpa de papel del abeto que murió en Siberia. Nihil obstat.
Este post, como todas las páginas escritas, solo existirá mientras alguien lo haya leído, y de uno u otro modo lo recuerde. Dejaría de existir si una vez borrado, todos los lectores lo olvidaran a corto o medio plazo, y no generara ninguna huella posterior, un palimpsesto mental. Así pues, el no-existir cada vez está más cerca, habida cuenta del Alzheimer que asola el planeta desde hace décadas.

Creo que de nuevo se me ha ido la olla a Camboya.

O no. Puede que el solo hecho de leer, aunque solo sea el prospecto de las aspirinas, sea un acto que, en sí mismo, por imposibilidad física de hacer dos actos complejos a un mismo tiempo, impida ejecutar otras maniobras más o menos impuras. Como bombardear Gaza, o hacerse pajas en el cuarto de baño a hurtadillas. En ese caso la lectura ha existido, y el texto que estaba detrás también, porque hay un niño palestino que aún no está huérfano, o un adolescente con dolor de huevos.

Tal vez el teórico cuántico que hablaba del abeto siberiano fue el gato de Schrödinger, aburrido ya de estar encerrado en una caja sin saber si está vivo o muerto. O quizá fue un argentino.

lunes, 5 de enero de 2009

Queridos Reyes Magos

Herodes ha vuelto a enviar matarifes a las puertas de Belén, y jura que va a terminar de una vez por todas con los terroristas palestinos y sus familias, tanto si se llaman Jesús como si se llaman Abdel. Parece ser que las intifadas se repiten desde hace siglos. Tened cuidado con los controles. ¿Lleváis salvoconductos? No creo que os dejen entrar y salir de Belén con todos esos paquetes colgando de las alforjas. Seguro que no.
Por unos momentos pensé pediros como regalo de Reyes al primer ministro israelí, Ehud Olmert, colgado por los huevos, y con la cabeza aparte, en otra caja. Pero no. Que se quede allí donde esté. No es una cuestión personal, porque si no tendría que pedir también a Bush, Aznar, Blair, Putin y unos cientos más. Son muchas cajas. Demasiados bultos. No me caben en ninguna parte, y además apestan.
Tampoco os voy a pedir la paz en el mundo, porque aún no soy Miss Tenerife, así que no llego a tanto. Os pediría un páncreas nuevo, para dejar de perforarme cuatro veces al día con insulina, pero visto lo visto hasta me parece egoísta. Mejor me quedo como estoy, con diabetes, lumbalgias, miopía y calvicie progresiva. Acepto hasta la letra pequeña.
Bueno, quizá os pida una bolsa de canicas. De las de todo a cien. Las canicas de mi infancia, esferas transparentes con universos de color flotando en su interior, calidoscopios de magia. Quiero una colección de canicas, y un bolón. Un bolón-sol multicolor, con un diámetro doble del de las canicas normales, alrededor del que orbitarán el resto de canicas planetarias. El bolón-rey, el primer ministro de las canicas, será el que reciba los empujones de las canicas proletarias. “¡Bolón, bolón!”, gritaba siempre alguno en mitad del patio, y allí nos juntábamos todos con nuestras canicas pequeñajas a disparar al bolón desde detrás de la raya barricada. El bolón se quedaba quieto, casi arrinconado contra la tapia, hasta que una canica terrorista le zurraba la badana. En ese momento el bolón cambiaba de dueño, y el antiguo propietario perdía un rey a cambio de quedarse con todas las canicas fallidas, los muertos de la intifada. Hoy, como ayer, los palestinos se defienden de los tanques a pedradas, David contra Goliat.
¿Qué para qué quiero jugar a regicidios con canicas? Pues quizá porque me he creído el principio de correspondencia hermética de Hermes Trimegisto: “Lo que está abajo es como lo que está arriba”. Normalmente esa ley la aplican los astrólogos para justificar el correlato entre el movimiento planetario y los enamoramientos o divorcios de los humanos, pero yo lo aplicaré a la batalla entre Israel y Palestina. Espadas como labios: palabras como piedras.

sábado, 3 de enero de 2009

El mar, Lara y Jesús

Siempre que miro hacia el mar (ahora mismo, cada vez que levanto los ojos del teclado), trato de ver la línea del horizonte, la raya final, la curva de la Tierra, como si allí hubiera algo escondido que lograré descubrir si miro con atención. Trato de leer en ese horizonte que se pierde al noroeste lo que no puedo desenmascarar, tal vez el futuro, tal vez a mí mismo, asustado y diminuto, haciéndome señas en la distancia.
El sol se ahoga en el mar, y antes de morir escupe un último vómito de sangre que salpica las nubes, la isla de la Palma y Garachico; un incendio de luz que se repite cada atardecer, desde hace millones de años, aunque nadie esté allí para mirarlo. Nunca le veo resucitar: mi casa no se orienta hacia el este, y jamás me ha gustado madrugar. Además, como no creo en la vida más allá de la muerte, doy por hecho que el sol que veo cada día es un sol nuevo, recién nacido, nunca reciclado.

La semana pasada vinieron a verme mi amiga Lara y su novio Carlos. Lara ha sido una de mis alumnas más queridas en el Taller de Escritura durante muchos años. Nos habíamos encontrado fugazmente en la presentación del libro “Con sabor a Sugus”, en Clamores, el pasado junio. Desde entonces no nos habíamos vuelto a ver. Me habló de amigos comunes, de Isa, Amparo, Juan Ramón, Berna, Alice, y tantos otros. Se quedaron a cenar, y Carlos nos recomendó algunos guachinches de comida típica canaria. Lara dice que está harta de su trabajo. Al final me entregó una tarjeta que ponía “Lara López, directora de Radio 3”. Hay que joderse. No podrá quejarse de que su jefe la ningunea.

Hoy vinieron a comer Jesús Urceloy y Marisol. Están por el Puerto de la Cruz pasando una semana de vacaciones y Jesús quería regalarme su último libro: “Diciembre. Noticias desde el yermo”, Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro (la hija de José Hierro). La cubierta es un dibujo original e inédito de José Hierro. A Jesús no le gusta, pero a mí sí. Por alguna extraña razón, quizá sea para equilibrar la fuerza interior y la exterior, los libros de poemas suelen tener unas cubiertas horrorosas, como pequeñas venganzas anónimas a cargo de los impresores. Tal vez los poetas formen una logia secreta, y se comunican a escondidas a través de libros de aspecto terrible, como hojas parroquiales o bandos municipales. Jesús empieza su libro así:

“El poeta llega a su casa y ve la puerta rota,
Ve la puerta que rompe siempre la policía para entrar,
que sangra toda la vida, derribada, siempre,
una puerta que aguanta inviernos y galernas, que a menudo sirve
también como asidero los días de diluvio.”


Jesús es un gran poeta. En agradecimiento le he calentado medio cuenco de albóndigas de Ikea, con patatas, ensalada, y vino de Tacoronte. De postre, mandarinas. Se ha ido contento. Dice que volverá, y yo sé que es verdad. Y que traerá otro libro dedicado. Para eso están los amigos.

Esta noche vendrán a cenar Basilio y Peancha. Quieren ayudarme a calibrar el telescopio y colocarle los motores de seguimiento. Hace una noche clara, así que podremos ver los montes de la Luna, los anillos de Saturno y la galaxia M31, Andrómeda. Ya os contaré.

jueves, 1 de enero de 2009

Parpadeo

Cuando a mi padre le faltaba menos de un día para morir, no hace ni mes y medio, las fuerzas le fallaron hasta el punto de que dejó de parpadear mientras miraba hacia ninguna parte. Mi hermano Jaime que lo observaba de cerca se acercaba hasta la silla de ruedas en la que estaba sentado, y le cerraba y abría los párpados varias veces para que los ojos no se le resecaran. Había adelgazado tanto que se le caía el anillo de casado que llevaba en su dedo anular desde hacía sesenta y cinco años. Nunca supo que mi madre se había muerto quinde días antes. O sí que lo supo, de algún modo subterráneo, y se dejó morir en un susurro. Dejó de respirar, sin un balbuceo, a las tres de la tarde, mientras Tito le vigilaba la respiración minúscula. Sin fuerzas para el último parpadeo.
Vladimir Nabokov dijo “Nuestra existencia no es más que un cortocircuito de luz entre dos eternidades de oscuridad”. Puede que eso sea así en tiempos astrofísicos, pero desde el punto personal y egoísta esa eterna oscuridad anterior y posterior no son nada más que memoria de lo que no se ha vivido y ciencia ficción, así que todo lo que nos queda es el puto cortocircuito en el que nacemos, crecemos, comemos hamburguesas, nos enamoramos, viajamos, trabajamos, nos cabreamos y morimos. Apenas un parpadeo, un calambrazo, pero de una intensidad acojonante. U ochenta años de calambrazos. En ese tiempo, de término medio, según National Geographic, cada persona se come 4 vacas, 21 ovejas, 15 cerdos y 1200 pollos. Es solo un promedio, sospecho que yo como más. En una vida humana hay 415 millones de parpadeos, y se derraman 61,5 litros de lágrimas antes de morir. Los polvos están contados: 4.239 veces en toda la vida, aunque los que no usen los curas y las monjas nos los podemos repartir los demás para subir la cuota. Leeremos 533 libros y 2.455 periódicos (yo ya me he pasado, pero me temo que ese cálculo es demasiado optimista). Pronunciamos 4.300 palabras por día, es decir, aproximadamente, más de 123 millones en toda la vida. Los políticos más, pero con menos sustancia.
Nos espera un año jodido. Nos espera un año estupendo. Abriremos y cerramos los ojos en más de cinco millones de ocasiones, así que tenemos cinco millones de oportunidades para el asombro. No las desperdicies.

martes, 30 de diciembre de 2008

Cernícalo

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Sana, sana, culito de rana

Tras la muerte de alguien muy querido (hermano, padre, madre, hijo, pareja) el dolor se hace casi insoportable. Hay nubes gordas preñadas de ceniza rodando a ras de suelo. A veces parece que es como para volverse loco, que ese dolor es insoportable. El cielo desaparece: solo hay pavimento. Y para sobrevivir es verdad que se necesita tiempo, y algunas veces alcohol, Prozac, hachís, antidepresivos, sexo y adrenalina (no todo al mismo tiempo, no se amontonen). Un viento helado se cuela entre la ropa a todas horas. Con los analgésicos la desolación no desaparece, pero poco a poco se transforma en una cicatriz afectiva. Un taponamiento en los ojos, en los oídos, en la nariz. Eso es lo que me pasó. Al principio pensé que era como una callosidad, una aspereza en los sentimientos, pero no es así: es más bien una desgarradura, con los bordes algo más sensibles que el resto de la piel. La piel despellejada. Se puede aguantar, aunque queda la memoria, el recuerdo de la herida. Molesta la ropa y la desnudez. Es como un cuerpo desconchado, con moratones. Se irrita un poco con los cambios de estación, con las fotos familiares, con el nombre que se pronuncia, o con los paisajes paralelos que recuerdan al muerto. Pero el tiempo pasa, con la misma tozudez con la que rompen las olas contra la roca. El cuerpo se recompone, igual que lo hizo tras los arañazos de la infancia, o después de alguna amputación quirúrgica. La pérdida y el vacío. Luego queda el muñón, y el dolor en la mano inexistente, que se agarrota y escuece aunque ya no exista.
Casi termina el año. En este año he escrito dos novelas cortas, he cambiado de casa y continente, Elías se fue a vivir con Natalia, he enterrado a mis dos padres, he llorado como si no supiese de sobra que la muerte es necesaria. Ahora cada vez que levanto la vista de mi portátil, veo el mar inmenso, infinito, con un horizonte que se aleja y se curva, y eso me tranquiliza. Un año acaba, y otro empieza. Ley de muerte. Ley de vida.
Quiero daros las gracias a todos los que habéis estado dándome ánimos. No pude responder, pero me llegó hasta el último aliento vuestro. Gracias, muchas gracias.

jueves, 4 de diciembre de 2008

La intensidad del dolor

Es posible que la intensidad extrema del dolor contenga en su interior un componente de placer. Tal vez el masoquismo sepa algo de eso. Lo digo así, como de pronto lo percibo, entrevisto por rabillo del ojo. Y me parece raro que yo lo diga, porque soy muy cobarde con el dolor, físico y psíquico. Soy un adicto al Nolotil, aspirinas, paracetamoles, Prozac, Nembutal, morfina, anestesia, alcohol y todo lo que se tenga a mano, legal o ilegal, antes de que me duela un poco la uña desgarrada. Y sin embargo, este nuevo dolor me deja derrotado con cualquier bobería: basta que Pablo me llame por teléfono para preguntarme que qué tal estoy, o que un hombre lleve a su hijo en brazos por la calle, y de golpe pierdo incluso el sentido de la orientación y el equilibrio. No sé dónde me encuentro, me sobran brazos y piernas en el cuerpo, calculo mal las distancias, tropiezo, y me cuesta estar sentado en una silla, porque no sé dónde poner esas manos extrañas que me cuelgan como pulpos al final de mis antebrazos. Ayer caminaba por las calles de La Laguna, y sentía mareos cada vez que cruzaba una calle o me aproximaba a un edificio. Me apoyé en una farola, y su pintura despellejada me arañó la palma de la mano como si fueran cuchillas de afeitar. Tengo los oídos taponados desde hace una semana, y solo de tanto en tanto, tras bostezos prolongados, logro desatascarlos durante un rato. Entonces, ¿dónde está el placer?
Es la intensidad. La pura intensidad del dolor, que hace que la sensación de ahogo sea tan nítida y sobrecogedora que me deja en un éxtasis de desolación, de nirvana mortal. Todo desaparece en esos momentos, se abre frente a mí un cielo negro, y ni siquiera me acuerdo de mis padres muertos ni de mis hermanos malheridos. Es el dolor en estado puro, que me deja flojas las piernas, y me agota en un instante, dejándome a merced del viento. No es que me quiera dejar morir, ni suicidarme, ni regodearme en el padecimiento. Nada de eso. Es el puro asombro de que exista esa frontera del dolor inédito, y que más allá de esa desolación extrema, aún exista una geografía hermética y despoblada, un vértigo de luz negra que empaña la vista, tapona los oídos y comprime el aire. Es otro universo paralelo, y desde allí escucho con sordina, como si viniera de muy lejos, los ruidos apagados de este otro mundo que a veces me reclama. Algunos místicos, drogadictos, visionarios o torturados, hablan del éxtasis del dolor, el que se encuentra al otro lado del cuerpo, hermano de la esquizofrenia. No sé si será el mismo dolor, solo sé que me deja tiritando sin piel en el centro mismo del vacío, sordo, sin aire y sin conciencia. La tarde cae, y me encuentro desnudo en un páramo sin límites ni carreteras. No sé dónde estoy. Me cuesta respirar, cierro los ojos emborronados de lágrimas y trato de calentar con mi propio aliento las yemas de los dedos congelados.
Sé que estáis ahí, todos y cada uno de vosotros. Os oigo, os leo. Os doy las gracias por todos los ánimos. Sé que está Bea, y Elías. Sé que están Peancha, Basilio, Raquel, Jaime, Salud, Coke, Nacho, Jorge, la Nena, Tito, Javier… Pero no sé dónde estoy yo. No sé qué pasa. No sé qué es esto.

lunes, 1 de diciembre de 2008

La muerte

Me pregunta Bea que cómo me encuentro. No sé, le digo, me siento raro. Es como si la luz de las calles hubiera cambiado, como si siempre hubiese niebla, como si estuviera viviendo en un lugar que no conozco. Imagino que es el luto. Le digo que soy como un turista desganado. Peancha llora cada vez que se queda sola, y cuando se despierta en mitad de la noche. Y si lleva varias horas sin estar sola, se esconde un rato para llorar a oscuras. Yo me siento destemplado. El sol no me calienta, a pesar de que estoy en Tenerife, y hasta he conseguido pillar un constipado sin venir a cuento.
Oigo ladrar a Dogo, el perro del vecino, y me entran ganas de sentarme en las escaleras junto a él para ladrar a dúo, para decir a gritos que me siento desprotegido, con frío a pleno sol, con ganas de llorar sin que me vean, con ganas de dormir a todas horas, desganado, flojo, sin hambre, destemplado, encogido, mustio, congestionado por una fiebre fría y con los oídos taponados.
“¿Qué es lo que no quieres oír?”, me preguntaría sin duda el doctor Blanco. Él siempre era directo y claro. Blanco. Pues qué va a ser, le diría, no quiero oír que se han muerto mis padres, los dos al mismo tiempo; no quiero oír que aún no tengo casa, y que duermo de prestado en la de mi hermana pequeña; no quiero oír que tengo toda mi vida, mis libros, mis recuerdos, metidos en un container de 20 pies en el muelle de Santa Cruz, entre latas de atún y ferretería industrial. Todo eso me da frío y me tapona los oídos.
Ya sé que los padres tienen que morir para recordarnos que no somos inmortales. Pero cuando mueren, heredamos su muerte. De golpe la muerte está ahí, y no es el miedo a morir, sino el frío que dejan detrás, la tiritona, el estómago revuelto, tanto da si es verano como si es invierno.
Los hijos son un poco nosotros mismos, y los padres también. Somos lo que fuimos, incluso antes de nacer; y también lo que seremos, después de muertos. Perpetuados en la genética, en una historia colectiva, en un cuerpo colectivo que se desescama escupiendo cadáveres, uñas y miembros cercenados para regenerarse. No somos más que un préstamo a plazo corto.
Mi padre está en mí. Supongo que sí. Al menos tengo sus genes, su ADN, el calor de la mano, sus traumas, su aversión al deporte, sus gestos. Y de mí pasarán a Elías, con algunas alteraciones. Pero ahora también tengo su muerte, su corazón congelado, su alzheimer, sus ojos ciegos y sus escaras taladrándome la espalda. Yo soy ahora mi padre, corre la lista, un proyecto de cadáver, una promesa de extinción, de ceniza y olvido.
Hubo un tiempo necesario en que mis padres eran dios. Un dios bicéfalo indestructible, capaces de protegerme más allá del sueño y de la noche. Cuando mueren los padres muere dios, muere el paraguas protector, muere la eternidad y la invulnerabilidad. Dios ha muerto dos veces en noviembre: se llamaban Aurora y Alfredo. Me gustaría poder decir con Groucho Marx la frase “Dios ha muerto, Carlos Marx también ha muerto, y yo mismo no ando muy bien de salud”, pero tampoco ando bien de humor a estas horas.
Mientras escribía “El viaje de Lidia” no podía imaginar que estaba escribiendo mi propio viaje: quemando la casa a orillas del río Ambroz, buscando a mi madre ausente, y asistiendo a la muerte de mi padre. De algunas cosas sí que era consciente: mi hermano Gonzalo murió hace tiempo, y aún le echo de menos. Ringo ya no está conmigo.
Bea me observa, preocupada, y me pregunta si me voy a morir. Aún no, le digo. Tenemos tiempo. Calculo que unos treinta y tantos años. Hace apenas diez días mi hermano Coke escribió con caligrafía hermosa los nombres de mis padres en el cemento que sella su tumba, y todos sus hijos apretamos la huella de nuestro pulgar en el cemento fresco. Diez huellas huérfanas en un espejo que ya no nos refleja. También nosotros, y nuestras huellas, estamos enterrados en Santander, muy cerca de la tumba de Gonzalo. Salimos del cementerio con dos cadáveres a cuestas, inyectados por debajo de la piel, en lo más profundo del hueso. Hacía frío. Pocos días después se desató el vendaval de lluvia y nieve por toda la península, pero nosotros ya lo teníamos dentro, como una garrapata congelada, una costra de hielo por debajo del abrigo.
Siento la amputación de un cuerpo que no es el mío, pero sé que volveré a sentir calor dentro de unos meses, cuando me acostumbre a estar un poco muerto, y a caminar con la espalda vencida por el peso de los cadáveres, el tiempo y los espejos.

sábado, 22 de noviembre de 2008

La muerte de mis padres

Hace quince días murió mi madre.

Estaba muy enferma desde hacía meses. Un precipicio se abrió a mis pies. Sentí vértigo.

La semana pasada vendimos nuestra casa a orillas del río Ambroz. La misma en la que nos casamos Bea y yo hace dos años. Entonces mis padres vinieron desde Santander, y fue su último viaje, y la última vez que bailaron al ritmo de la música de los mariachis.

Hemos empezado a buscar una casa en Tenerife, cerca del mar. No nos ha dado tiempo.

Ayer murió mi padre.

Por primera vez en diecisiete años nos hemos vuelto a reunir en Santander los nueve hermanos que aún estamos vivos.
Antes de incinerarle, toqué los dedos de mi padre para calentarle las manos, pero no hay calor suficiente en el mundo para rescatar a un padre de la muerte.

Pasado mañana volveremos a Tenerife. Todas nuestras cosas están almacenadas en un container en el Puerto de Santa Cruz. Hemos encontrado una casa en El Sauzal con vistas al mar y al Teide.

Hay cosas tan dífíciles de vivir, que no sé cómo contarlas.

viernes, 31 de octubre de 2008

El viaje de Lidia. Epílogo

Gracias a todos los que habéis seguido "El viaje de Lidia" en el blog, escrita y editada casi a tiempo real. Sé que ha sido un viaje doloroso, radical, iniciático y sin concesiones. Como la adolescencia misma.
Gracias por estar al otro lado de la pantalla: Bea, Una ET en Euskadi, Diego Flannery, Edurne, Moderato_joseph, Arcángel mirón, Haldar, Ruth, Berna, Mi vida en 20 kg, Aurora Páez, Belén, Magia de mujer, Mila, Ángel, La maga, Miriam, Carmen Cuevas, Elisa Agudo, Sonia Aldama, David Condes, María Coca, Juanjo Merapalabra, Meiga en Alaska, Ivi(r), Mita, Luis Recuenco, Basilio, Peancha, Manuel Espada, Hombre de barro, Carmen, Revangel, Óscar Alonso, Bizarro sin interrupciones, Ricardo Guadalupe, Raúl, Juanjo, Jimena, Ayshane, Joan X, Frida, IvanH, Dany, Xrisstinah, Leo y los lectores y lectoras del IES Guadarrama. Y todos y todas que no habéis dejado comentarios, pero que leíais en silencio. Gracias por leer.
Apenas he respondido a vuestros comentarios que, sin embargo, me eran de gran ayuda para seguir escribiendo. Ya sé que alguno o alguna le costó aceptar la muerte de Ringo, de Héctor y del padre de Lidia, pero ¿cuándo es bienvenida la muerte si hablamos de los seres queridos?
Debéis saber que, de todos modos, no es una muerte real, sino metafórica: la muerte de la infancia, de los juguetes, de los compañeros, del padre todopoderoso. Solo se crece a través de la muerte, solo se cambia de piel cuando la vieja se desescama. Es la propia Lidia la que se entierra a sí misma con Ringo, con Héctor y con su padre, para llegar junto a la madre crecida, como una madre que adopta a Carlos, y será capaz de desarrollarse y fertilizar el mundo y su vientre en un amor futuro que ya no será un amor de infancia.
En fin, que a pesar de la agonía de esta novela, como un parto seco, yo me he quedado bien a gusto exorcizando demonios.
Un abrazo a diestro y siniestro.

jueves, 30 de octubre de 2008

Lidia48 - FIN

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Lidia47

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

martes, 28 de octubre de 2008

Lidia46

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

lunes, 27 de octubre de 2008

Lidia45

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

viernes, 24 de octubre de 2008

Lidia44

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

jueves, 23 de octubre de 2008

Lidia43

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Lidia42

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

martes, 21 de octubre de 2008

Lidia41

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

lunes, 20 de octubre de 2008

Lidia40

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

viernes, 17 de octubre de 2008

Lidia39

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

jueves, 16 de octubre de 2008

Lidia38

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Lidia37

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

martes, 14 de octubre de 2008

Lidia36

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

lunes, 13 de octubre de 2008

Lidia35

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

viernes, 10 de octubre de 2008

Lidia34

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

jueves, 9 de octubre de 2008

Lidia33

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Lidia32

CAPÍTULO 8

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

martes, 7 de octubre de 2008

Lidia31

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

lunes, 6 de octubre de 2008

Lidia30

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

viernes, 3 de octubre de 2008

Lidia29

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

jueves, 2 de octubre de 2008

Lidia28

CAPÍTULO 7

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Lidia27

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.