Un rayo de sol se cuela por la ventanilla del avión y me calienta el muslo. El calor y el movimiento semejante al de mecer la cuna me amodorran, y de pronto me acuerdo de ti, así que bajo el tapasol de un zarpazo y maldigo la distancia que crece entre los dos a cada segundo. Me alejo de tu cuerpo a 850 kilómetros por hora, pero al llegar a los 10.000 metros de altitud me pongo a llorar. Mal de altura.
1 comentario:
Son muy bonitos los relatos de momentos anonimos donde estamos todos reflejados. Me hizo mucha ilusion saber q te habias decidido a escribir un blog. Y me gusta mucho lo poco q he leido.
*;)
Un beso
Asor
PD: Consegui una fan de tu curso de escritura en Sant denis, le dio rabia q ya no hubiera online. Tiene 54 años y fue profesora mia en la fabrica de dulces. Creo q le mandar e tu libro por correo postal en cuento pueda.
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