jueves, 14 de febrero de 2008

Puesta de largo

A Zulema Gutiérrez la violaron treinta y cinco veces antes de cumplir los quince años. Ella llevaba la cuenta exacta. Dieciocho veces su tío Ambrosio, cada vez que venía para abonar el huerto y cebar a los marranos. Cuatro veces su hermano Alejandro, las cuatro veces que tuvo que sacarlo a rastras de la bodega de Taco para que regresara a casa con su mujer y sus hijos. Tres veces Joao, el portugués amancebado con su madre, que aprovechaba las ausencias de la madre los días de mercado. Otras tres veces el dueño de la tienda de abastos, para pagar las deudas de cerveza acumuladas por su tío y por su hermano. Dos veces el marido de su hermana Flora, cansado de esperar el final del embarazo. Dos veces también su primo Juancho, que pasaba por allí camino del cerro, y le sobraba un poco de tiempo antes de que anocheciera. Una vez el sacristán, mientras ella esperaba el regreso del padre Larreta para recibir la confesión. Una más del señor Fernández, que le regaló a su tío tres botellas de orujo por los servicios. Y una más, que en realidad fue la primera de todas ellas, su propio padre, a los doce años, el día antes de que abandonara la casa y a su madre, y le encargara la tarea de cuidar de todos a su hermano Ambrosio.
Pero al cumplir los quince años el azar los juntó a todos en su fiesta de puesta de largo. Le regalaron un vestido rojo con falda de vuelo, zapatos de charol y unas medias de cristal. Estaba preciosa. Ella preparó una gran jarra de limonada bien cargada con ron de caña, añadió unas hojitas de hierbabuena, un poco de canela, y treinta y cinco cucharadas de estricnina.
—Bueno, chicos, levantad las copas para el brindis —dijo Zulema—. El primero que se termine el vaso, como premio pasará toda la noche conmigo.
Se lo bebieron de un trago.

6 comentarios:

Diego Flannery dijo...

Turbulento pasado
el 35 marcó
la princesa achispada
buen vino sirvió
la Bacanal fue el trofeo
que nadie anheló

Enrique Páez dijo...

Muy bueno, Diego.
Las penas, con ritmo y ron, son menos penas.

Emilio Montero dijo...

Madre de dios!!
Lo peor de todo es que seguro que peores cosas existen hoy en día.
Lo que la imaginación del ser humano puede hacer es sorprendente, lo comparo con la pelicula (Hostel)

Ruth dijo...

Brutal. Pero con final feliz (lo siento, soy rencorosa y vengativa).

Ruth dijo...

¡Pedazo de descubrimiento que acabo de hacer!
Hace unos meses -bastantes, antes de empezar a estudiar- me compré un libro de técnicas narrativas que está cogiendo polvo en la estantería porque no tengo tiempo para disfrutarlo como es debido. Hoy, por pura casualidad, me ha dado por "googlearte" y he encontrado la imagen de una portada que me ha sonado muchísimo. Y he corrido a la balda, he sacado el libro y, bajo la tira con la cita de Luis Landero, ¡me he encontrado con tu nombre! ¡Tengo un libro tuyo, qué ilusión!
Nada, sólo quería decirte que estos días en los que me estoy tomando la filología con más tranquilidad, te disfrutaré un poco más.

Enrique Páez dijo...

Ruth:
Me alegra estar alojado en tu biblioteca. Es un honor. Y si como dices eres vengativa y rencorosa, ya tienes dos buenas cualidades para convertirte en escritora. Teresa de Calcuta era muy buena, pero pésima novelista.
Abrazos,