¡Cámara, acción! (El guion de cine)
Del teatro al
cine no hay más que un paso. Y ese paso se ha dado ya en multitud de ocasiones
en las que una obra de teatro representada con éxito se lleva a la pantalla
grande. Del teatro clásico y del moderno.
Y eso no sólo
sucede con los textos. La mayoría de los actores de teatro han acabado, tarde o
temprano, haciendo cine. Y los guionistas también. Habrá quien diga que la
industria del cine, o la televisión, devora a sus antepasados como Saturno
devoraba a sus hijos. Y tampoco es para tanto. Que el teatro se adapte al cine,
y del cine a la televisión y Netflix, y todo con el objetivo de llegar más
lejos, a más lugares, a más personas... no parece que sea malo en sí mismo.
Sólo lo será cuando el mensaje que vaya encapsulado lo sea.
El primer
espectador de una película es el guionista, que la "ve" antes de que
esté filmada. Y su trabajo consiste en traducir las escenas y secuencias que
tiene en su cabeza a un papel. Es decir: escribir el guion.
Hunter: Así que llegaste al grado de cabo...
Frost: Porque no hubo
más tiempo... de haber durado la guerra un par de años más...
Constance (sirviendo el té, a Hunter): Me dijo que
todavía guarda recuerdos de la Gran Guerra...
Frost
alarga la mano hacia su morral y extrae una bayoneta. La coloca sobre la mesa.
Frost: Siempre la
llevo conmigo...
Hunter
examina la bayoneta con atención. Se la devuelve a su dueño.
Hunter: Fue una guerra
cruel...
Frost
lo mira con aprensión, sorprendido por el hecho de que un antiguo soldado se
exprese de esa manera.
Frost: Bueno, se hizo
lo que debía ser hecho.
Hunter
toma un sorbo de té. Lo saborea. Después, como distraídamente pregunta:
Hunter: Después de que
regresaste ¿Nunca te hiciste preguntas acerca de aquello?
Frost (tomado por sorpresa): Un soldado no se hace preguntas.
Hunter
lo mira, como detallando la mirada inquisitiva de su compañero.
Hunter: ¿No se hace
preguntas? Eso es lo que creen...
Se hace un
silencio embarazoso que Constance trata de llenar con un nuevo servicio de té.
Frost, en silencio, se hace llenar la taza
Jacobo Penzo y Frank Baiz Quevedo
Y un nuevo ejercicio: escribir un guion. No el guion de un largometraje, claro (eso te ocuparía entre ochenta y ciento veinte páginas), sino el de un cortometraje. Un corto/corto. Hazte a la idea de que la escena que acabas de leer transcurre en los dos minutos. No más.
Tú trabajo ahora
es escribir el guion de un cortometraje que dure no más de cinco minutos (o
sea, no más de tres o cuatro folios). Y para eso recuerda la ley fundamental
del cine: Una película es una historia
contada en imágenes. Ésa es la clave. En una película hay cámaras, efectos
especiales, música, actores, atrezzo, iluminación, escenarios… Sí, pero todo
ello se cuenta a través de imágenes.
No puede haber una buena película sin un buen guion. Y un guion es bueno
cuando, al leerlo, ya podemos "ver" la película. Suerte.