viernes, 30 de junio de 2023

 ¡Cámara, acción! (El guion de cine)

 

     Del teatro al cine no hay más que un paso. Y ese paso se ha dado ya en multitud de ocasiones en las que una obra de teatro representada con éxito se lleva a la pantalla grande. Del teatro clásico y del moderno.

     Y eso no sólo sucede con los textos. La mayoría de los actores de teatro han acabado, tarde o temprano, haciendo cine. Y los guionistas también. Habrá quien diga que la industria del cine, o la televisión, devora a sus antepasados como Saturno devoraba a sus hijos. Y tampoco es para tanto. Que el teatro se adapte al cine, y del cine a la televisión y Netflix, y todo con el objetivo de llegar más lejos, a más lugares, a más personas... no parece que sea malo en sí mismo. Sólo lo será cuando el mensaje que vaya encapsulado lo sea. 

     El primer espectador de una película es el guionista, que la "ve" antes de que esté filmada. Y su trabajo consiste en traducir las escenas y secuencias que tiene en su cabeza a un papel. Es decir: escribir el guion.

 

 Hunter: Así que llegaste al grado de cabo...

Frost: Porque no hubo más tiempo... de haber durado la guerra un par de años más...

Constance (sirviendo el té, a Hunter): Me dijo que todavía guarda recuerdos de la Gran Guerra...

Frost alarga la mano hacia su morral y extrae una bayoneta. La coloca sobre la mesa.

Frost: Siempre la llevo conmigo...

Hunter examina la bayoneta con atención. Se la devuelve a su dueño.

Hunter: Fue una guerra cruel...

Frost lo mira con aprensión, sorprendido por el hecho de que un antiguo soldado se exprese de esa manera.

Frost: Bueno, se hizo lo que debía ser hecho.

Hunter toma un sorbo de té. Lo saborea. Después, como distraídamente pregunta:

Hunter: Después de que regresaste ¿Nunca te hiciste preguntas acerca de aquello?

Frost (tomado por sorpresa): Un soldado no se hace preguntas.

Hunter lo mira, como detallando la mirada inquisitiva de su compañero.

Hunter: ¿No se hace preguntas? Eso es lo que creen...

Se hace un silencio embarazoso que Constance trata de llenar con un nuevo servicio de té. Frost, en silencio, se hace llenar la taza

 

Jacobo Penzo y Frank Baiz Quevedo

 


      Y  un nuevo ejercicio: escribir un guion. No el guion de un largometraje, claro (eso te ocuparía entre ochenta y ciento veinte páginas), sino el de un cortometraje. Un corto/corto. Hazte a la idea de que la escena que acabas de leer transcurre en los dos minutos. No más.

     Tú trabajo ahora es escribir el guion de un cortometraje que dure no más de cinco minutos (o sea, no más de tres o cuatro folios). Y para eso recuerda la ley fundamental del cine: Una película es una historia contada en imágenes. Ésa es la clave. En una película hay cámaras, efectos especiales, música, actores, atrezzo, iluminación, escenarios… Sí, pero todo ello se cuenta a través de imágenes. No puede haber una buena película sin un buen guion. Y un guion es bueno cuando, al leerlo, ya podemos "ver" la película. Suerte.

 


jueves, 29 de junio de 2023

No estoy para bromas (La escena cómica)

      La comedia es casi el género literario más antiguo. Puede que la épica le saque un cuerpo y medio de ventaja, pero, desde luego, la comedia ha sabido adaptarse mucho mejor al correr de los tiempos. Tal vez será porque la necesidad de reír en el ser humano es a veces tan importante como la de comer. Hay gente que muere de hambre, y gente que muere de tristeza. Y aunque es verdad que los hay que se mueren en un ataque de risa, son los menos. Y su muerte, aunque sea tan verdadera como las otras, nunca nos parece tan trágica. 

     Pero las tragedias las dejaremos para más adelante. Hoy hablaremos de comedias, humor, farsas o sainetes. Y en esto, como en tantas cosas, hay variedad de gustos y colores: del humor negro al blanco, verde y amarillo. Y está claro que, por más que lo intenten censurar reyes, ministros o banqueros, de los pellizcos del humor nunca está nadie a salvo.

     El texto que te mostramos, un clásico de Molière, es un ejemplo de comedias moralizantes. El diálogo sucede entre el criado Flecha y su amo, el avaro Arpagón:

 

 Flecha: Malditos sean la avaricia y los avaros.

Arpagón: ¿Cómo? ¿Qué estás diciendo?

Flecha: Digo… que malditos sean la avaricia y los avaros.

Arpagón: ¿Y eso por quién va?

Flecha: Pues… por los avaros, los ruines, los roñosos…

Arpagón: Sí, pero, ¿a quién te refieres en concreto?

Flecha: Hablo para mis adentros.

Arpagón (amenazante): Pues yo podría hacer hablar a tus costillas.

Flecha: Pero si no hablo de nadie en particular.

Arpagón: Calla. Te voy a dar una paliza si vuelves a abrir la boca.

Flecha: Quien se pica ajos come.

Arpagón: ¿Es que no te vas a callar?

Flecha: Sí, por mucho que me pese.

Arpagón: Devuélveme lo que tienes mío sin que tenga que registrarte.

Flecha: ¿Devolveros qué?

Arpagón: Lo que me has quitado.

Flecha: Pero si yo no os he quitado absolutamente nada.

Arpagón: ¿De verdad?

Flecha: Sí, señor, de verdad.

Arpagón: Pues adiós, y vete al diablo.

Flecha: Vaya una despedida.

Arpagón: Y que conste que lo cargo sobre tu conciencia.

 

Molière: El avaro

 


      Sácale la punta al lápiz y empieza a despellejar al prójimo, pero con gracia. Recuerda que, como con las hipérboles, no es lo mismo insultar que tomar el pelo. Las intenciones son muy distintas: en un caso buscamos hacer daño, y en el otro reírnos todos juntos un buen rato.

     Recuerda situaciones cómicas que te hayan sucedido, y añádeles algo de tu cosecha (puedes cambiar el final, esto no es un examen de Historia). Invéntate otras. Pero procura no contar chistes malos, de esos que ya todos nos sabemos, porque eso sí que no tiene gracia.

     Los que te lean o te escuchen no están obligados a reírse. No es tan fácil. El ejercicio estará bien cumplido si no se echan a llorar, ni te sacan a empujones a la calle. Y si alguien se sonríe un poco… entonces tienes futuro, puedes creerme.

martes, 27 de junio de 2023

El personaje insólito (Narraciones imposibles)

     Lo absurdo, lo contradictorio en sí mismo, es una de las mejores fuentes de la creación literaria. No hablamos sólo de lo imposible o lo que nunca ha sucedido (en realidad toda la ficción son historias que no han ocurrido), sino lo que está más allá de la comprensión misma.      ¿Has oído hablar de un animal llamado catoblepas? Se habla de él en numerosos libros desde la Edad Media, y su característica más importante es que se alimenta de sí mismo. Se empieza a comer por los pies hasta que consigue devorarse completamente. Eso sí que es ser autosuficiente.

     Y de la misma familia (deben de ser primos lejanos) es el prantocox del que nos habla Ursula Wölfel en el siguiente texto. Es un animal que existe porque se imagina a sí mismo. No sabemos cómo es un prantocox exactamente, porque incluso el que existía ha desaparecido, pero tal vez en algún momento pueda volver a autoimaginarse. 

 

“La historia de Prantocox


Un prantocox fue al Registro de Habitantes. Quería ser habitante. El empleado le preguntó su nombre.

—Me llamo Prantocox.

El empleado escribió en el impreso de inscripción: "Apellido: Cox. Nombre: Pranto". Después le preguntó:

—Nacido, ¿cuándo?

—¡Hoy! —exclamó el prantocox, y el empleado le felicitó por su cumpleaños. Pero también quería saber cuántos años tenía ahora el prantocox.

—¡Es que hoy es la primera vez que me he imaginado a mí mismo! —dijo.

—¿Imaginado? —preguntó el empleado—. ¿Usted mismo se ha imaginado a sí mismo? ¿Se cree usted que todavía me llevan en brazos?

—Si quiere probamos —dijo el prantocox, y cogió al empleado en brazos y le subió en alto. El hombre pataleaba y se agarró fuerte a la lámpara.

—¡Maleducado! —gritó—. ¡Usted es imposible!

—¿Completamente y en absoluto imposible? ¡Ah, qué pena! —susurró el prantocox, y se fue haciendo lentamente invisible.

En ese momento llegó otro empleado. Vio a su compañero moviéndose en la lámpara.

—¡No! —gritó y cerró los ojos horrorizado.

El prantocox todavía pudo sentar al empleado en el sillón. Después ya no estaba. El empleado tenía razón: los prantocox son imposibles. Por eso no hay ninguno.”

 

Ursula Wölfel: Veintinueve historias disparatadas

 
 

     Tu trabajo no va a ser tan complicado como el del prantocox. No vas a tener que imaginarte a ti mismo antes de existir para poder existir, sino sólo imaginarte a otro bicho.

     Pero, cuidado, no valen dragones, ni monstruos, ni fantasmas, ni nada facilito lleno de brazos, bocas, ojos y antenas. Tiene que ser un bicho que sea imposible en sí mismo, como el catoblepas o el prantocox. O como tú en algunas ocasiones.

     Y una vez imaginado, sitúalo junto a otros animales más comunes, como los que habitan este mundo, haciendo amigos o enemigos, ayudando o molestando (depende de cómo sea el bicho). Pero acuérdate, eso sí, de concederle alguna característica humana que desentone con tu bicho: es muy tímido, o le gusta bailar rock-and-roll, o resolver ecuaciones de segundo grado, o ver películas de Walt Disney. Tú sabrás. El caso es que nos lo cuentes por escrito antes de que deje de existir.

lunes, 26 de junio de 2023

La esencia del poema (Lo cotidiano en verso)

      No pienses que la poesía tiene que tratar sólo de temas transcendentales y con un lenguaje oscuro y remilgado. En absoluto. Muchos de los que escriben así no son poetas, sino simplemente pedantes.

     Si a mí me preguntaran que cuál es la esencia de la poesía, tendría que responder con que es algo así como la esencia de la vida. Dar con ella, y con su definición, me parece igual de difícil, y también igual de cotidiano. Hay palabras que son demasiado grandes y al mismo tiempo demasiado cercanas: amor, libertad, felicidad, solidaridad, esperanza… Puede que sea difícil definirlas (para ti, para mí y para cualquier vecino), pero cuando nos suceden sabemos distinguirlas bastante bien. Pertenecen a nuestra vida diaria, y nos son tan familiares como el cepillo de dientes, o el pequeño desconchón que hay en el techo de nuestro dormitorio.

     Con lo cotidiano, con sucesos simples y cercanos, está construido este poema de Javier Rodríguez. No se necesita más, pero tampoco menos. Para el autor de este poema la esencia de la vida (y de la poesía) no está en las grandes hazañas ni en las revelaciones sorprendentes, sino en vivir con intensidad los pequeños encuentros de cada día.

 

Nominativo Loreto

 

Loreto me ha regalado

una cartera de piel

para que mi documentación

no se mezcle

con pañuelos sucios,

bolígrafos sangrantes

y boletos de rifas.

La cartera guarda

todos mis carnés,

algunas direcciones

y dos o tres fotos al minuto

con las que me tengo

como si fuera

una mariposa

clavadita en un corcho.

El otro día un policía

me pidió la documentación

y yo, con un gesto de película

de serie be,

saqué mi cartera.

El policía miró la foto

para saber si yo era yo.

Cuando se lo conté a Loreto,

ella sonrió

y pensé

que estaba a punto

de pedirme la documentación

para asegurarse,

como el policía,

de que yo era yo.

 

Javier Rodríguez Fernández: Tenemos que hablar

 


A la hora de escribir un poema de lo cotidiano, piensa en algo como esto:

·        Cuando un amigo es tu amigo, ¿qué hace? ¿En qué pequeños gestos, en qué pequeños detalles se diferencia de los que no son tan amigos? ¿Cómo te lo demuestra?

·        Cuando alguien te enfada, o te divierte, o te da pena, ¿qué haces tú? ¿Cómo se lo haces saber? ¿Qué sientes?

·        Si un día estás especialmente feliz, aun sin saber muy bien porqué, ¿en qué te fijas cuando vas andando por la calle?

     Esos son ejemplos de argumentos para auténticos poemas. Sólo tienes que sentir lo que dices, o decir lo que sientes, con las mismas palabras que utilizas normalmente. La esencia del poema está en la sinceridad de la escritura, no en la artificialidad del lenguaje. 

lunes, 19 de junio de 2023

Malos tiempos para la lírica (Un poema del siglo xxi)

     Cuando se habla de los poemas que se van a escribir en este siglo xxi, yo creo que muchas personas (tal vez también tú) imaginarán lenguajes informáticos, fusión de idiomas, y sobre todo en bits, chips, chats, webs y e-mails. Pero yo no creo que vayan por ahí los tiros. A mí me parece que, muy por encima de la red de redes, Windows y ChatGPT, los poetas seguirán observando y hablando de las personas que viven con nosotros, aunque a veces parezca que los ordenadores tratan de ocultarlas.

     Quizá el siglo xxi será el de las grandes emigraciones, el de las guerras imperdonables, el de las injusticias. Ojalá me equivoque.

El siguiente poema, la letra de la canción que puedes ver bajo estas líneas, pertenece a Manu Chao, antiguo líder de Mano Negra. La mezcla de músicas étnicas presentes en sus discos sí se corresponden con el siglo actual.

 

 Clandestino

 

Solo voy con mi pena, sola va mi condena,

correré mi destino para burlar la ley.

Perdido en el corazón de la gran Babilón,

me dicen el clandestino por no llevar papel.

 

Pa' una ciudad del Norte yo me fui a trabajar,

mi vida la dejé entre Ceuta y Gibraltar.

Soy una raya en el mar, fantasma en la ciudad,

mi vida va prohibida, dice la autoridad.

 

Solo voy con mi pena, sola va mi condena,

correré mi destino por no llevar papel.

Perdido en el corazón de la gran Babilón,

me dicen el clandestino, yo soy el quebra-ley.

 

Mano negra, clandestina.

Peruano, clandestino.

Africano, clandestino.

Marihuana, ilegal.

Argelino, clandestino.

Nigeriano, clandestino.

Boliviano, clandestino.

Mano negra, ilegal.

 

Manu Chao: Clandestino


      Y llega tu turno. Piensa, ¿cómo imaginas un poema del siglo xxi? Bueno, no, no lo imagines: mejor escríbelo. Si alguien tiene toda su vida pendiente de este siglo, ese eres tú. Así que nadie mejor para empezar a describirlo.

     Es fácil. Seguro que hay algo que te preocupa. Pero de verdad, no por quedar bien. No digas que te preocupa el futuro de los indígenas filipinos, o la capa de ozono, o los delfines, si en realidad no es verdad, si no lo sientes realmente. Pero seguro que hay algo o alguien que sí, que aunque no eres tú ni depende de ti, crees que debería ser de otra manera. Escríbelo en un poema, como un conjuro para que suceda en el futuro. Un poema del siglo xxi, ni más ni menos. Ese será el asunto de tu poema.

 

 




miércoles, 14 de junio de 2023

Poeta de guardia (La escritura del soneto)

      Los elementos rítmicos del poema: métrica, estrofas, rima, son la parte externa del poema: los andamios. En realidad importa que, dentro de esas estructuras, el poema nos emocione a través de las imágenes, el dolor, la felicidad o la intensidad. La rima, los acentos rítmicos, la métrica y la disposición por estrofas debe ayudar a que el poema nos llegue con toda su música: la visible y la invisible.

     Hay una composición que, para muchos poetas, es la más difícil y la más perfecta. En inglés, en español, en italiano o en francés. Se trata del soneto. Los poetas que consiguen escribir buenos sonetos, en el siglo xv o en el xxi, se sienten orgullosos de haber hecho el "más difícil todavía".

     Casi todos los poetas han intentado alguna vez escribir sonetos. Entre los mejores están Garcilaso, Lope de Vega, Shakespeare, Quevedo y Borges. Sonetos de amor, satíricos, elegíacos o metafísicos. Los tienes de todos los sabores. A medias entre el humor y una auténtica clase de literatura se encuentra este meta-soneto de Lope (el soneto del soneto):

 


 Soneto de repente

 

Un soneto me manda hacer Violante,

que en mi vida me he visto en tanto aprieto;

catorce versos dicen que es soneto,

burla burlando van los tres delante.

 

Yo pensé que no hallara consonante

y estoy a la mitad de otro cuarteto,

mas si me veo en el primer terceto,

no hay cosa en los cuartetos que me espante.

 

Por el primer terceto voy entrando,

y parece que entré con pie derecho

pues fin con este verso le voy dando.

 

Ya estoy en el segundo y aun sospecho

que voy los trece versos acabando:

contad si son catorce y está hecho.

 

Félix Lope de Vega (1562-1635)


Así que ya conoces las reglas:

·        Catorce versos en total.

·        Once sílabas en cada verso (pero diez si acaba en palabra aguda, o doce si en esdrújula). Mide bien los versos. Fíjate cómo en el segundo verso del soneto de Lope hay once sílabas, y no quince: "queen-mi-vi-da-mehe-vis-toen-tan-toa-prie-to".

·        Cuatro Estrofas: Dos cuartetos y dos tercetos.

·        Rima consonante: ABBA-ABBA-CDC-DCD.

·        Sílabas acentuadas, con o sin tilde, en posición 6 y 10 de cada verso. Si la sílaba 10 de un verso no está acentuada, entonces ese verso no es un endecasílabo (por definición); pero además en los sonetos se recomienda que la sílaba número 6 de cada verso vaya también acentuada. Aprende de Lope.

 

Y con estas reglas, ¡a escribir sonetos! No te preocupes si los primeros te salen muy forzados. Es normal. Escribir sonetos se parece a tocar el violín: lo corriente es que los que empiecen a practicar, como tú, desafinen bastante, pero el ejercicio y la constancia acaban por dar sus frutos (poéticos, musicales o deportivos). Puedes estar seguro.

sábado, 10 de junio de 2023

Jugar al despiste (Transformación de textos)

 Una buena historia, con un buen argumento en su interior (Don Juan Tenorio, Romeo y Julieta, La Cenicienta, La Odisea…) se escribe no una vez, sino muchas, a lo largo de la historia. Y lo hacen distintos escritores en diferentes épocas y países. Y lo seguirán haciendo en el siglo xxi y en el xxii. Las buenas historias, además de ser eternas, tienen la capacidad de poder contarse una y otra vez como si fueran nuevas. Por supuesto, unas versiones serán mejores y otras peores, dependiendo de la habilidad del escritor que las reescriba, pero de eso no tendrá la culpa el argumento.

La Odisea, ese viaje de Ulises a la deriva por el mar Mediterráneo, 20 años buscando el camino de regreso a Ítaca, se ha reescrito cientos de veces desde la primera versión de Homero. Y son muy pocas comparadas con las veces que se volverá a escribir en el futuro.

Aunque siempre sea el mismo Ulises, el navegante a la deriva, sin embargo lo veremos transformado en un soldado infiltrado detrás de las líneas enemigas, o en un borracho que va dando tumbos por Dublín de taberna en taberna, o en un emigrante marroquí sin papeles, o en una niña abandonada en un orfanato, o en un religioso que ha perdido la fe. Incluso el Quijote podría entenderse también como un Ulises perdido en tierras manchegas. Todos viven el viaje de Ulises. Sólo hace falta comprender su historia, transformar el texto, y volver a escribirlo como si sucediera en otro lugar y bajo otros nombres. Eso también es literatura, en una de las tradiciones de creación más poderosas y respetadas de todos los tiempos. No lo confundas nunca con el plagio.

 


 El precursor de Cervantes

 Vivía en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchelo, sastre, y de su mujer Francisca Nogales. Como hubiese leído numerosísimas novelas de estas de caballería, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar Doña Dulcinea del Toboso, mandaba que en su presencia las gentes se arrodillasen, la tratasen de Su Grandeza y le besasen la mano. Se creía joven y hermosa, aunque tenía no menos de treinta años y las señales de la viruela en la cara. También inventó un galán, al que dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido hacía lejanos reinos en busca de aventuras lances y peligros, al modo de Amadís de Gaula y Tirante el Blanco. Se pasaba todo el día asomada a la ventana de su casa, esperando la vuelta de su enamorado. Un hidalgüelo de los alrededores, que la amaba, pensó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en un rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas del imaginario caballero. Cuando, seguro del éxito de su ardid, volvió al Toboso, Aldonza Lorenzo había muerto de tercianas.

 Marco Denevi: Falsificaciones

 

 Busca una historia que conozcas bien y que te guste. Puede ser la de El soldadito de plomo, Terminator, Los tres cerditos, Fray Perico, Blancanieves, E.T. (¿es otra versión de Ulises?) o El patito feo. Y transfórmala. Es decir:

·        Haz que suceda en otro lugar: bajo el mar, en la selva, en tu instituto, en una nave espacial…

·        Haz que los personajes cambien de nombre y de aspecto: que los que eran animales ahora sean personas; que cambien de sexo; y que alguna persona de la historia original sea ahora un animal.

·        Y en otra época: ¿En la prehistoria? ¿En este año? ¿En el siglo xxv?

 © Enrique Páez

viernes, 9 de junio de 2023

¡Música, maestro! (Escribiendo canciones)

¿Quién ha dicho que la poesía pasó de moda? ¿Acaso no son poemas las canciones de Sidecars, Imagine Dragons, Rosalía, Sabina o Billie Eilish? Cada época tiene sus músicos, sus poetas y sus pintores, y los mejores no siempre son los que más premios oficiales reciben de las manos del Rey o del Presidente del Gobierno.

Una canción es un poema. Y, como en casi todo, las hay buenas y las hay malas. Y las hay, también, para todos los gustos. Y por eso mismo, porque canción y poesía son hermanas gemelas, indiferenciables, son muchos los compositores y cantantes que han puesto música a poemas escritos por otros, además de los escritos por ellos mismos.

El fragmento de canción que puedes ver a continuación, escrita y cantada a medias por Fito Páez y Joaquín Sabina, es un buen poema.

 


Si volvieran los dragones

 

Si la angustia no tuviera tantos meses…

Si pudiera huir de esta ciudad…

Si el milagro de los panes y los peces

consiguiera darnos de cenar…

Si tuvieran corazón las autopistas…

Si alguien me esperara en la estación…

Si bajaran de la luna los artistas…

Si acabara bien esta canción…

Si aprendiéramos a amar como animales…

Si quedara tiempo que perder…

Si bailaran rock-and-roll los generales…

Si cantara el gallo rojo…

 

Si reinara en el 2000 la imaginación…

Si el silencio cotizara más que el oro…

Si encontrara hotel en Shangri-La…

Si la muerte hiciera mutis por el foro…

Si pudiera yo quererte hasta el final,

y naufragar en la Isla del Tesoro…

 

Si volvieran los dragones a poblar las avenidas

de un planeta que se suicida…

 

Joaquín Sabina y Fito Páez: Enemigos íntimos

 

Y ahora, como imaginabas, te toca a ti. Tienes que escribir la letra de una canción. Y si te atreves, la música también. Puedes incluso grabarla en un iPad o smartphone. Así comienzan siempre a trabajar los cantantes y los grupos de música: grabando maquetas caseras con ayuda de los amigos.

Si no te atreves con la música (no es nada fácil, es cierto), puedes al menos reinventar la letra de una canción que conozcas. Una canción cuya melodía te sepas de memoria, pero de la que desconoces casi toda la letra, porque está en un idioma que desconoces. No intentes traducirla, sino inventártela. Además, ten en cuenta que los compases de la canción tienen que coincidir con el número de sílabas de cada verso y con los acentos. De lo contrario no funcionará, ya lo sabes.

 

© Enrique Páez