Se bebió una cerveza y le supo a poco. Tres vasos de whisky empezaron a tranquilizarlo, pero no del todo. Se tragó toda la bodega de la casa en una sola noche sin descanso. Al final consiguió ganar la batalla, y cuando su mujer regresó por la mañana para recoger sus cosas, él dijo que no la conocía.
7 comentarios:
Así es fácil enfrentarse a los cajones vacíos.
Bah, no sé, luego te queda una resaca de medio año. No sé qué prefiero.
Por algo sera, es necesario beber para enfrentar??, bueno espero que tu mama vaya mejor...
Prefiero beberme la vida según el momento y de a sorbos. “Para ahogar viejas penas”, mi análisis personal es más efectivo, menos adictivo y mucho menos dañino. Por el único que levanto una copa de amantillado, es por León Felipe.
Uy y al menos algo le dijo jajajajaja podría haberse liado con las palabras :)
Besicos
¿Sabes qué? Me dan ganas de beberme toda la bodega, sólo que no tengo, tendría que visitar a mis padres.
También me encantaría levantarme y no conocer a mi mujer, sólo que no tengo, podría no conocer a nadie.
Genial,¿no?
Saludos, abrazos, besos y bienvenidas a Gilda, 20 Kg., Diego, Belén y Bilunar. Es un placer teneros por aquí.
Supongo que consiguió lo que quería pero...¿por cuánto tiempo?
Un abrazo.
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