viernes, 23 de septiembre de 2011

Beatriz quería ser cuentacuentos (Revista de Letras)

Un artículo sobre Beatriz Montero en la portada de la Revista de Letras:


Beatriz Montero: “Quería ser cuentacuentos”

Por | Portada | 22.09.11

Encontré el libro de Beatriz Montero por pura casualidad mientras curioseaba en una de las grandes librerías del centro de Madrid. Me llamó la atención el título: Los secretos del cuentacuentos (Editorial CCS, 2010), y hojeé el índice. El avezado lector deduce bien si ya ha comprendido que lo pagué y me lo llevé a casa.

Su lectura me produjo un gran placer porque la autora es capaz de unir en este texto el sentido práctico del profesional que pretende transmitir su arte con la pasión del que ama su oficio. Y, como buena narradora, convierte su ensayo en una historia cargada de anécdotas personales que engancha al que se acerca inadvertidamente a ella.

La atracción que siento por este mundo de la narración oral me llevó a ponerme en contacto con ella para hacerle unas preguntas a las que, debido a la distancia, respondió pormail.

La Red Internacional de Cuentacuentos

Eres coordinadora de la Red Internacional de Cuentacuentos. ¿Nos puedes explicar cuáles son los objetivos de esta plataforma?

Todo comenzó el verano de 2009, cuando se hizo urgente el proyecto de crear una plataforma internacional de contadores de historias. Actualmente La Red Internacional de Cuentacuentos agrupa a más de 900 contadores de cuentos profesionales de 46 países en los cinco continentes. La mayor base de datos del mundo en ese campo. Está coordinada por quince especialistas de once países diferentes, todos ellos con una larga trayectoria profesional como escritores, investigadores del folclore, ilustradores, creativos, profesores universitarios y cuentacuentos.

Sus nombres son:

Beatriz Montero (España), Antonio Rodríguez Almodóvar (España), Armando Quintero(Venezuela), Richard Marsh (USA-Irlanda), Armando Trejo (México), Ana Victoria Garro (Costa Rica), Niré Collazo (Uruguay), Diego Parra (Colombia), Mayra Navarro (Cuba), Benita Prieto(Brasil), Alicia Barberis (Argentina), Alekos (Colombia-España), Martin Ellrodt (Alemania), Geeta Ramanujam (India), y Enrique Páez (España).

Todos ellos decidieron juntar sus voces y su experiencia profesional para lanzar la Red Internacional de Cuentacuentos. Ante el deterioro y el retroceso de la oralidad frente a las nuevas tecnologías y medios de comunicación, los cuentacuentos dan la voz de alarma para mantener viva la herencia de Sherezade y el milenario arte de contar cuentos. Estos nuevos juglares han tomado por asalto los foros y las webs de Internet para demostrar que la palabra puede y debe traspasar todas las fronteras.

Esta plataforma de contadores de cuentos es una red de hilos invisibles que hace posible la interconexión a través de internet entre narradores orales de todo el planeta. Pero no solo eso. La Red Internacional de Cuentacuentos va más allá, fomenta la investigación, la recuperación del legado oral, la animación a la lectura, y el valor de los cuentos como patrimonio de la humanidad.

El nacimiento de una vocación

Beatriz Montero

Al comienzo de Los secretos del cuentacuentos vinculas el inicio de tu amor por los cuentos a la infancia. ¿Hasta qué punto influyó tu familia en el nacimiento de tu vocación como narradora oral?

Todos los cuentos nacen en la infancia, junto con el lenguaje, la cultura, los afectos y la imaginación. Mi abuelo, el Abu Emilio, nos contaba historias en el verano. En la casa de mis Abus se leía mucho, tenían una biblioteca inmensa en el salón y a nosotros, los niños, nos dejaban leer los cuentos infantiles, pero preferíamos escuchar de boca del Abu los cuentos. Mis tíos, mis padres, todo el mundo contaba cuentos, aunque no de manera profesional.

¿Cómo se te ocurrió hacerte cuentacuentos profesional?

Hace algo más de diecisiete años, me invitaron a ver un espectáculo de narración oral en el Teatro Villa de Madrid, ahora llamado Teatro Fernando Fernán Gómez. Por aquel entonces existían pocos contadores profesionales en España. Y especifico en España porque en otros países de América y Europa llevaban ya años programando actividades de cuentacuentos.

Cuento esta anécdota porque hubo dos cosas que me llamaron la atención de ese espectáculo. La primera, que al iluminarse el escenario no vi nada. Nada de nada. Solo tres paredes negras. Era el escenario en desnudez plena. La segunda fue descubrir cómo la narradora cubana Mayra Navarro, vestida de negro al igual que las paredes, lograba llenar el escenario con su presencia. Narró “El regalo” de Ray Bradbury. El silencio de la sala devoró las palabras como ocurría cuando contaba el Abu. Y me dejé transportar en la nave espacial del cuento. Sentí que yo también aplastaba la nariz contra el vidrio frío del ojo de buey para ver el regalo de Navidad.

Ese día, a la salida del teatro, recuerdo que tomé la decisión de seguir los pasos del Abu. Quería ser cuentacuentos. Tiempo después cuando algunos narradores se han acercado a mí para decirme que yo fui la primera narradora a la que escucharon, o que les cautivé con un cuento, me acuerdo de ese día en el que yo también fui abducida por otra narradora.

El trabajo del narrador oral

¿Qué cualidades son fundamentales para ser un buen narrador oral?

Para ser un buen narrador de historias yo recomiendo lo siguiente:

1. Créete el mejor contador del mundo.

2. Lee y lee mucho. La lectura te enriquecerá de ideas. Ampliará tu imaginación y tu vocabulario.

3. El ridículo no existe. Forma parte de los miedos internos y nos impide avanzar. Deshazte de él.

4. Disfruta el cuento.

5. Habla con el cuerpo.

6. Utiliza un lenguaje sencillo y coloquial.

7. No lo digas, muéstralo. Evita las generalizaciones, y pon detalles en la historia.

8. Mastica las palabras. Haz pausas, dales tiempo a que visualicen todo lo que va ocurriendo en la narración.

9. Si un cuento no te gusta, no lo cuentes. No te dejes impresionar por el nombre del autor. Busca otro relato, leyenda o mito. Hay muchos cuentos que te esperan para ser contados.

10. Miente siempre. Ponle imaginación a la historia. No hay nada más aburrido que la realidad cotidiana.

Beatriz Montero

¿Qué papel tiene el lenguaje no verbal para un cuentacuentos?

Hay que utilizar el cuerpo para expresarse. No solo las palabras dan información, también los gestos hablan por ti. El primer artista que hizo pantomima, en el año 240 a. C., fue el griego Livius Andronicus. Según cuenta la leyenda recurrió al gesto para dar a conocer sus poemas al perder la voz tras numerosas representaciones. Con el cuerpo se puede dibujar en el aire una ola de mar, expresar misterio levantando las cejas, ralentizar una escena con movimientos lentos de las piernas, hacer un interrogante ladeando la cabeza. Y todo ello sin dejar de mirar a los ojos del oyente. Ten en cuenta que se desconfía de la persona que no nos mira a los ojos, y hasta sentimos que cuando dejan de mirarnos no nos escuchan.

De ahí que a menudo oigamos eso de “mírame a los ojos cuando te hablo”.

¿En qué medida influye el espacio en el que narras en cómo narras?

El lugar donde se va a contar cuentos necesita reunir una serie de características para su optimización. Iluminación natural, buena temperatura, para que el oyente y el narrador se encuentren cómodos y relajados para disfrutar del cuento. Otro factor importante es el ruido de fondo, ya que es uno de los grandes depredadores del cuento. El ruido se come la voz del narrador oral y devora el cuento. Lo ideal es contar cuentos en salas pequeñas o medianas para crear un vínculo de cercanía y comunicación entre el cuentacuentos y el oyente.

¿Cuáles son las mayores dificultades con las que te has encontrado en tu trabajo? ¿Qué puede salir mal cuando se cuenta una historia?

Recuerdo que una vez pasé un frío espantoso contando cuentos. Fue una helada mañana de febrero en la que el director de un colegio decidió juntar a todos los alumnos en un gimnasio sin calefacción. Ni siquiera yo podía concentrarme en la narración de la tiritona que tenía en el cuerpo. Imagino que los pequeños a los que sentaron en el suelo de cemento debieron de pasar frío, aunque ellos iban con el abrigo puesto. El calor corporal se mantiene por la actividad muscular. Si los niños se quedan quietos escuchando el cuento entonces la temperatura del cuerpo desciende y comienzan a tener sensación de frío. Pasar calor tampoco es la solución. Meter a 50 niños en una estancia de escasos 20 metros cuadrados y sin ventilación es convertir aquello en una sauna. La temperatura ideal de una sala está entre 19 y 23 grados. Tanto el cuentacuentos como los oyentes deben sentirse a gusto para disfrutar de los cuentos.

Beatriz Montero en plena contada de cuentos

En tu libro propones qué cuentos contar y cómo contarlos dependiendo de la edad de los oyentes. ¿Cuáles son las diferencias más importantes entre narrar para niños y para adultos?

No es lo mismo contar para niños que contar para adultos. Y tampoco es lo mismo contar a un bebé que a un niño de 12 años. Es necesario conocer los registros en los diferentes tramos de edad: los gustos, temáticas y necesidades.

Me gusta contar para niños de 4 a 7 años, pero junto a ellos no deben estar sentados otros de 10 a 13 años, porque pertenecen a mundos y repertorios diferentes. También disfruto contando cuentos a bebés de 0 a 3 años, y con ellos tiene que estar un adulto. Son cuentos especiales, con música y estructuras repetitivas muy concretas que funcionan incluso con bebés que aún no saben hablar. Pero esos cuentos no pueden ser contados a un público adolescente. Cada edad tiene su cuento. Aunque existen también, inevitablemente, contadas familiares, donde hay público de todas las edades en la plaza del pueblo, o en un Festival. Para esos espectáculos también hay un repertorio especial. Cuando se cuenta cuentos a adultos, estos se transforman en niños disfrazados de mayores. El público adulto suele ser respetuoso y mantiene mejor la atención que un niño pequeño. Si el cuento no le gusta podrá seguir escuchándote, un niño no. Un adulto puede disfrutar con un cuento tradicional, o filosófico, o erótico, humorístico o costumbrista. La variedad es muy grande.

Hay narradores que cuentan solo para niños, o solo para adultos, o solo para mujeres. Eso no está ni bien ni mal: son opciones, y que el abanico sea más o menos amplio no necesariamente tiene que estar acompañado de mayor o menor calidad. Variar de registros al contar frente a distintos auditorios es un privilegio que algunos narradores tenemos y disfrutamos. Algo parecido les pasa a los actores. Lo importante es disfrutar contando cuentos, porque eso se trasmite al público, y a partir de ese momento el disfrute es compartido.

A mí me ha gustado especialmente lo que cuentas en tu ensayo sobre la “maleta mágica” que llevas siempre contigo. ¿Puedes contarnos qué metes en ella y para qué te sirve?

Tengo una maleta de cuadros que llevo siempre que cuento cuentos. En ella guardo infinidad de objetos mágicos que utilizo a la hora de contar: un libro objeto, una flauta mágica con un solo agujero, un camello de tela con bolitas de colores, una pulsera de cascabeles, una varita mágica, dos campanitas con cintas amarillas, tres elefantes de cartulina negra, un guante con forma de pez, un mapa antiguo…

La maleta siempre está cerrada. Cada vez que la abro es un enigma, incluso para mí, saber lo que va a salir de ella. Tengo la precaución de abrirla siempre sin mostrar al público el contenido de la maleta para que el misterio de lo que hay dentro no se desvele. Me encanta ver las caras de sorpresa que ponen los niños cuando saco alguno de los objetos. Daría igual que les mostrase un folio en blanco, una tela azul o una bola de cristal, porque todo lo que sale de la maleta para ellos es mágico. Por supuesto cuanto más exótico y extraño sea el objeto que ellos vean, más impactante será.

La animación a la lectura

¿Narrar cuentos de modo oral contribuye a fomentar la lectura?

Está demostrado que los niños que escuchan cuentos desde pequeños son más creativos e imaginativos. Al narrar sus historias el cuentacuentos está animando al niño de manera indirecta a leer. Si el cuento le ha gustado, el niño reclamará que le vuelvan a contar ese cuento y no otro, y terminará leyendo el cuento.

Todavía me sorprende ver cómo los niños, después de escucharme contar cuentos, salen disparados a la estantería de la biblioteca a agarrar un libro. Se sientan en la alfombra y se ponen a leer. ¿Casualidad? No, no es casualidad. El niño que escucha cuentos quiere leer e informarse más sobre aquella historia que le ha gustado.

La importancia de los cuentos

¿Por qué crees que nos gusta que nos cuenten cuentos? ¿Qué nos aportan?

Contar cuentos es un acto de comunicación que ha sido empleado desde los orígenes de las sociedades primitivas para preservar la cultura de un pueblo, para entretener y también para establecer lazos de amistad.

Nuestras sociedades modernas están dejando de lado la oralidad y la sustituyen por nuevos modos de relacionarse, como internet. Pero no hay nada que sustituya en su totalidad a la oralidad, porque la oralidad no existe solo dentro de un contexto verbal. Las palabras van unidas a gestos, a modulación vocal, y están asociadas a un entorno humano.

Natalia González de la Llana Fernández
www.unesqueletoenelescritorio.blogspot.com

. Todas las imágenes han sido extraídas de la web de Beatriz Montero (www.beatrizmontero.com).

viernes, 16 de septiembre de 2011

To tell a story well (Nuevo articulo en The Hindu)

To tell a story well

A. SHRIKUMAR

http://www.thehindu.com/life-and-style/kids/article2455918.ece


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Spanish storyteller Beatriz. Photo: A. Shrikumar
The Hindu Spanish storyteller Beatriz. Photo: A. Shrikumar

A session of story telling can improve your diction and vocabulary

Hands moved, legs danced, mouths sang and the eyes spoke in unison. Hundreds of kids sat on the floor with rapt attention and repeated the actions and expressions. Drama and cacophony marked the story telling session at Mahatma School. “Stories for long had captured everyone's interest and now, it has evolved much. You can tell, dance, write or mime a story” says Geeta Ramanujan, Executive Director, Kathalaya Trust, Bangalore.

Beatriz Montero and Enrique Paez from Spain are two other story tellers who tagged along with Geeta on their first visit to India. Beatriz is a Flamenco dancer while Enrique is a writer and Professor too. “We are part of the International Story Telling Network which has 490 members from 15 countries. The network has marked June 21 as the World story telling Day” says Beatriz, enacting the Spanish story of the ‘Whimsical Prince' for the students. “It is a wonderful experience being in India and knowing about the stories here. Every country has different stories and tales”

“Even regions differ in their stories. Once when Kathalaya visited the Santali tribes in Orissa, we were surprised to know that the fox is depicted as the friendliest animal in their folk tales. Whereas, ‘cunning fox' is what we have heard” says Geeta. “Stories also tell about the belief of the place and people.” Beatriz and Geeta believe in enriching story telling by exchanging stories from different parts of the world. They are also coming up with a bilingual book together, titled ‘Two World' that will contain 10 stories each from Spain and India. “It will have illustrations and also guide sheet for teachers on how to present them in the class. The target audiences are children below eight years” says, Geeta.

‘The secrets of story telling' is another book by Beatriz in Spanish and set to be translated in English. “Story telling must start from early childhood so that it makes the child more receptive. In Spain, children are more adults but Indian kids are more participative and innocent” feels Beatriz. She also runs a recorded story telling programme on TV for kids in Spain.

“Writing and story telling are interlinked. There are many researches going on story telling and the ways to tap its benefits. Only if one is able to nicely narrate a story, he/she will be able to write well” says Enrique. He has penned over 50 books. “To become a good writer, one should read and write regularly. Diary writing is a great way to become a writer and reading a page or two on an everyday basis will help a lot” he says, “After my first book, I revised it 29 times and even now I end up revising seven to eight times. Before starting to write, you should have the characters, setting, plot and course of the story and the mode of narration ready.”

Though vocal sounds, facial expressions and body language sumit up , sometimes, props are also used to make the session lively. And on the relevance of story telling for higher schools students, Geeta says, “There are schools which have taken the sessions to Class XII also.” But Beatriz says that performances are more for adults in Spain. Likewise, while most of the Western countries also record and digitalize story telling, Geeta feels, direct contact with the audience is necessary for complete impact. “Too much of digitalizing makes story telling lose its charm” she says.

Kathalaya has introduced weekly story telling periods in schools across Bangalore. “Story telling was very much a part of Indian tradition. But these days, even the grandparents are busy watching TV and stories have taken a back seat. We at Kathalaya, experiment and chart out new ways of including story telling in the curriculum” says Geeta, “We go on a contract with schools and even give training to teachers on how to integrate concepts and stories. Many schools have successfully adopted story telling as a medium for science, history and even mathematics.”

Apart from this, Kathalaya also conducts shadow play workshops in various institutions. “Stories improve the vocabulary, diction and listening capacity among students. There is good demand for Indian stories and story tellers in other countries. Many European schools take up story telling as part of value education and cultural base programmes” says Geeta.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

En la prensa de India (Bangalore)

En la prensa de India (Bangalore):

The Hindu


PEOPLE Beatriz and Enrique from Spain tell CATHERINE RHEA ROY how seriously storytelling is being taken in their country

You are a grown up and much too old to enjoy story-time, but the job demands you sit cross-legged on the floor, fighting a cramp and watch a Spanish lady prance around you and narrate the story of a whimsical prince. You are not too old anymore and wish you could have someone at your bedside every night and rock you to sleep as they begin, “Once upon a time…”

Brought in from Spain by Kathalaya Trust, an organisation that specialises and teaches the art of story telling, story tellers Beatriz and Enrique were performing an exclusive at Easylib (www.easylib.com), as a part of the library's literary initiative. The two are members of the International Storytelling Network and on their first visit to India.

The two have authored several books and while Beatriz is a flamenco dancer, Enrique also works as a professor of creative writing. “The foundation of story-telling is the same as creative writing, you need to believe in your story when you write it, similar belief is needed when you tell a story,” says Enrique who then paraphrases Oscar Wilde, “To write a good story you first need to have a good story. You need to know not just how to write but how to write a story and lastly you need to have a desire to write it. You must want to write it.”

Both of them have written for children and Beatriz agrees that the writing and storytelling can be complementary, “Being a good storyteller helped me write my stories but you need to know the narrative techniques of storytelling in order to pen it down in an interesting way for children to read.”

Enrique who has years of pedagogical experience in the subject says, “Knowing the techniques of writing and the varied components like view points of the story, setting of the tale, building up the characters and working with conflicts in the stories can help to both narrate and write the story better.”

Storytelling is fast becoming more than just a teaching experiment, but an accepted tool for teaching and teachers and can be measured by the phenomenal progress children make. Enrique says, “It is a great way to help improve their vocabulary and language, but it also develops their listening skills and their imagination.”

Beatriz who works with child development in the areas of toddlers and babies says, “Storytelling helps in the development of the brain specifically the neurons. It also helps with bonding emotionally with parents, teachers and peers, which is very essential at that age.”

The Spanish storytellers are rather popular back home in Spain, and Beatriz who also studies theatre has her own television programme for children. “Storytelling is part of the ongoing library activities and is included in educational programs in schools for babies and toddlers. But unlike Kathalaya in India, it is not part of the weekly storytelling sessions in school programs. Through the International Storytelling Network formed amongst countries around the world, the awareness for storytelling is growing and Spain now has more than 920 storytellers working in 46 countries around the world,” she explains.

India is also a part of this network represented by Geeta Ramanujan, the Executive Director of the Kathalaya Trust. While the two were in the city they also conducted workshops where Beatriz noticed that the attendees were very open minded and receptive to the whole concept. Enrique continues, “The children were very receptive to Spanish stories and they participated very eagerly as they sang along and clapped together. And at the workshop, the participants were very extremely sensitive and sensible about integrating storytelling into education.”

Beatriz feels that any added skill like dance and music can add value to the performance “Fusion between different arts like dance with storytelling or any other skill like music is the future, if you want to go ahead with storytelling as a performance art.”



http://www.thehindu.com/life-and-style/society/article1446944.ece

jueves, 8 de septiembre de 2011

Dos conferencias sobre Cuentacuentos y Escritura Creativa en Singapur

Además de las actuaciones y talleres en el Singapore International Storytelling Festival 2011, tenemos que añadir dos conferencias más para los bibliotecarios que realizamos en la sala de conferencias de la Biblioteca Nacional de Singapur (16 pisos llenos de libros, un edificio de cristal): una charla mía acerca de los recursos en la escritura creativa (“Resources on Creative Writing”) y otra de Beatriz sobre cómo contar cuentos a bebés de 0 a 3 años (“Storytelling for Babies and Toddlers”).

En Singapur están muy interesados en los autores de literatura infantil y juvenil y en los Cuentacuentos españoles, y la verdad es que nos trataron muy, pero que muy bien, tanto los narradores de Singapur como los indios, malayos, australianos, escoceses y norteamericanos que participaron en el Festival. Gente muy especial, abierta a las nuevas formas de contar cuentos y con ganas de compartir experiencias. Agotador, pero increíblemente rico.

Más detalles próximamente.

De momento van dos fotos de las conferencias (ahora estamos en Bangalore, India, con más de lo mismo).
:-)

lunes, 29 de agosto de 2011

Tres Talleres de Escritura en Singapur

Haciendo la maleta para salir hacia Singapur, donde tendré que impartir tres talleres de escritura creativa en inglés dentro del National Museum of Singapore, invitado por el Festival Internacional de Cuentacuentos de Singapur 2011.

Luego lo mismo, pero en Bangalore y Madurai (India).

Así lo anuncia el Book Council de Singapur:

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WORKSHOPS ON CREATIVE WRITING
By

ENRIQUE PAEZ


WHEN: 5 SEPT 2011 (MON)
WHERE: National Museum of Singapore: Seminar Room 1 & 2 , Level 2
FEES: S$20/PERSON
NOTES: Seating per session is on first-come-first-served basis.

1. Writing my First Story
10.00am – 12.00noon / Suitable for children aged 9 to 12 years old
If you are interested in literary creation, sign up for this workshop. He will respond to all questions connected with the office of writer, gestation and creation of books, the narrative techniques, and the resources of creativity. Then participants will draft one micro story from a trigger. After which, the texts will be read and commented on.

2. Writing a Fantastic Story
1.00pm – 3.00pm / Suitable for youths aged 13 to 16 years old
Author ENRIQUE PAEZ will summarise several techniques to generate stories. Participants will write a story that will come from the fantastic binomium, one of the most powerful creative and fruitful techniques. The texts will be read aloud and commented on.

3. Unblocking the Writing Process
4.00pm – 6.00pm / Suitable for adults & recommended for teachers and beginning writers
Participants will write a story from a personal memory. It will be possible, in this case, to change the narrator’s point of view from the first to third person. That is, in short, to observe and analyse the real and the unreal through the eyes of the writer, always watching as if seen for the first time. The relationship between reality and fiction.

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ENRIQUE PAEZ (SPAIN) has a Master in Literature, and PhD Literary Theory postgraduate (Complutense University of Madrid, Spain). Currently, he lives exclusively for writing, and coordinates the International Storytelling Network (Red Internacional de Cuentacuentos). He won the National Narrative Lazarillo Prize in 1991 for the romance Give Me the Ring Back. Afterwards he published Abdel, Chamaleon Club, A kidnapping So Film Like, Renata and Magician Pinton, The Olympics of Animals and many more. His books have been translated into nine languages all over the world. Besides being a writer, he has worked as Editor and Professor of Language, Literature and Creative Writing in Madrid and New York, at Primary, Secondary and University levels.


sábado, 27 de agosto de 2011

Tras la máscara veneciena

En el embarcadero, de pie sobre el pasillo de madera que moría en el agua, estaba aquel hombre oculto tras una máscara veneciana de alpaca y una capa negra. La niebla esa noche era lo bastante densa como para desdibujar el contorno de cualquier persona u objeto que se encontrara a más de 20 metros de distancia. Tenía su mano derecha cubierta por un guante de cuero negro, una estrella dorada prendida en la capucha que le cubría la frente, y algunas cintas de raso de colores colgando de los hombros.

Podría ser un disfraz de carnaval veneciano, pero tanto Venecia como el carnaval quedaba muy lejos de allí.

Supe que aquel hombre estaba esperándome, y que había hecho un largo viaje con el único objeto de acabar conmigo. Yo también lo esperaba desde hacía años, con al certeza del que se sabe condenado a muerte, obligado a cambiar siempre de oficio y domicilio antes siquiera de haberme acostumbrado.

Hubo un tiempo en el que traté de averiguar o deducir el porqué de esa sentencia que pendía sobre mi cabeza. Yo no me sentía avergonzado de nada, excepto quizá de ser feliz de un modo despreocupado, pero una vez más tampoco podía asegurar que no fuera la felicidad, o la despreocupación, la que me convertía en culpable.

La amenaza y la sentencia de muerte que pesaba sobre mí no estaba publicada en ninguna parte, al menos que yo supiera, ni había sido pronunciada por juez alguno en mi presencia, pero era tan indiscutible como el crecimiento de las plantas tras la lluvia, o la sucesión de los atardeceres a intervalos regulares. Nadie necesitaba confirmármelo. Yo lo sabía, como una de esas verdades a priori que regulan el movimiento de los astros. Lo sabía, siempre lo supe, incluso llegue a aceptarlo por inevitable. Sabía que un hombre sin rostro me iba a encontrar, tarde o temprano, y que me iba a arrojar al vacío de la no existencia. Esa certeza no era algo que yo deseara en modo alguno, pero no había escondite ni negociación posible. Solo era cuestión de tiempo.

Y de pronto ese tiempo había terminado para mí. El hombre de la máscara veneciana, el que había sido enviado para acabar con mi vida, estaba frente a mí, cerrándome el paso en el embarcadero.

--Acaba de una vez --le dije, casi suplicando.

Tras la máscara no pude saber si hubo un gesto de burla, o de piedad, o de sadismo. Sus ojos brillaban en la oscuridad, pero su mirada estaba vacía de emociones, casi inhumana.

Yo llevaba mi pistola encima. No era para defenderme, sino para acabar conmigo mismo en el momento en el que la felicidad me abandonara. Y eso no había sucedido todavía.

Yo era feliz, y aquel hombre lo sabía, o debería saberlo. Saqué mi pistola y le disparé en el entrecejo que adivinaba tras la máscara. Defensa propia.

No sé por qué me tienen encerrado. Yo no merezco la cárcel. Yo era feliz, y he dejado de serlo. Debería estar muerto. Pero, ¿quién va a venir a buscarme ahora? Estoy condenado a la inmortalidad.

jueves, 25 de agosto de 2011

Next Workshops in Bangalore (India)

Ya están anunciados algunos de los talleres de Escritura Creativa que impartiré en Bangalore, India, dentro de dos semanas. En inglés, claro, qué remedio.

Creative Writing Workshops in India

Kathalaya is organising its six-day intensive academy course from September 5 to 10. There will be two more special workshops this
time along with the core-session by Beatriz Montero and Enrique Paez from the ‘International Storytelling Network Coordinators’, Tenerife, Spain.

The special workshops are going to be held on September 10. For details, call 9902977044.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Montañas rusas en agosto

Ayer escribí una página. Era muy mala, y la tiré.
Luego escribí otra. También era mala, y acabó en la papelera.
Escribí la tecera, y no era tan mala, así que la guardé.
Al medio día tuve una crisis existencial, pero me medí el nivel de azúcar en la sangre, y descubrí que solo era una hipoglucemia.
Me bebí un vaso de leche con Colacao, me comí tres galletas María y esperé.
Media hora después la crisis había desaparecido, y la glucemia estaba a 110.
Hoy he aprendido siete palabras nuevas en inglés, y cuando he empezado a divagar acerca del sentido y los límites de la existencia, he corrido a la cocina y me he comido una rodaja de melón tan grande que tapaba a Sartre, Heidegger y García Calvo juntos.
Luego me he sentado a ver Pirañas en la tele.
El mes de agosto está lleno de sorpresas.

martes, 16 de agosto de 2011

Las aventuras de Catalina, Antón, Ernesto y Joana

En verano la hormiga Catalina se enamoró del zángano Antón.
Fueron felices durante un tiempo, o eso parecía.
Hasta que un día, al volver a casa un poco antes de lo previsto, la hormiga Catalina se encontró al zángano Antón jugando a los médicos y lamiéndole las patas al grillo Ernesto.
¡Qué disgusto, por dios!
Catalina se fue de casa dando un portazo antes de que Antón y Ernesto lograran siquiera desenredar sus patas.
--¿A que no sabes con quién se ha liado mi chulo Antón? --le dijo entre hipos Catalina a la mosca Joana.
--Hija, si es que estás en la inopia. Desde la charca hasta el río todos saben que tu zángano se lo monta con el grillo Ernesto todas las tardes. Menudo escándalo montan.
--Son todos unos cerdos --se lamentó Catalina.
--Nosotras siempre seremos el segundo sexo. Ya lo decía Simone de Beauvoir en su famoso libro --dijo la mosca Joana.
--Simone... ¿la de las 1001 recetas de cocina? --dudó Catalina--. No me suena.
--No, boba, esa es Simone Ortega, vaya cacao que tienes --respondió Joana.
--Necesito vengarme --concluyó Catalina.
--Pues aquí me tienes, princesa. Tú siempre me has gustado. Súbete a mi lomo, frótame las antenas y nos vamos de aquí volando.
Y así fue. De modo que si alguna vez, con ayuda de una lupa, ves a un zángano retozando con un grillo, y a una mosca planeando con una hormiga a cuestas, ya sabes quienes son: Antón, Ernesto, Catalina y Joana.



miércoles, 3 de agosto de 2011

Tips for text comment

11 critical elements for advanced text comment

1. The naturalness of the language. Common errors among first-time authors are the use of overly formal language (cold style, as lawyers use), or too fancy and pompous (for a false view of what sounds like “literary” as synonymous with baroque and pseudo-poetic). We must encourage the use of natural and common language. Juan de Mairena’s “customary events taking place in the rue” in poetic language is written as: “What is happening in the street.”

2. The length of sentences. Neither too short nor too long, nor very equal in length. Any excess is bad, but particularly dangerous are unnecessarily long sentences, labyrinths in which students are lost from time to time. Too long sentences, unless the student is called James Joyce, usually break the rhythm, liveliness, continuity and interest in stories. And almost always they can be chopped into simple sentences.

3. The descriptive detail. Detailed descriptions and the use of physical senses (sight in the first place) are often regrettably scarce in early writings, especially those referring to the small gestures and movements of the characters.

4. The credibility of dialogues. Dialogues should be tailored to the characters, and they are the means of their expression, not the author of the text. When a character is “forced” to say something, the effect is disastrous. The dialogue is what they say, but also what they don’t say, and a bit of inconsistency sometimes give more credibility.

5. The continuity of history. Put an eye to the jumps in time and story-puzzle.

6. The liveliness of the scene. It depends on gestures, movements, dialogues and events that are happening. It is very difficult for a character recalling his childhood in a rocking chair to be “alive.” It is better to “move” the character.

7. The narrative resources. Figures of thought and style resources: metaphors, anaphors and cataphors, irony, understatement, a variety of records and narrative tone...

8. Originality. Theme, plot, point of view, treatment, creating characters, metaphors and topics throughout the text.

9. Structure. Experimentation should not be encouraged with structure (jumps in time, circular stories, narrator p.o.v. changes…). Writing well a challenging but simple story is much more difficult than it looks. So, discourage complex structures.

10. Rhythm. Slow, frenetic, monotonous, uneven… It has to do with the length and disparity of extent in sentences, with alternation of descriptions and dialogues, and the number of events or scenes that happen in the story.

11. Personality. It is very difficult to detect and define a true “personal style”, but it always comes up and is linked with honesty, sincerity and deepening at the time of writing.

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(c) Enrique Páez

martes, 2 de agosto de 2011

Creative Writing Tips

When writing a story try to follow these 11 tips

1st. Before starting to write, plan ahead your story: Think out what’s the story you want to tell about: main characters and major events. Maybe you already know the end before writing the first sentence: that's not bad.

2nd. Once you start writing, do not stop: Keep your hand moving. Write and write telling the story with many details (they will appear while you write). When writing, do not worry about punctuation, or spelling, or syntax. You can correct it at the end, when you've finished your story, not while you’re writing it.

3rd. Keep from beginning to end the same point of view of the narrator: Do not jump from first to third person, and vice versa, in the middle of the story. (Don’t write: “Andrew came downstairs, went out and bought the newspaper. I browsed and searched to find out the winning number in the lottery. It was mine! I was the winner!”) Don’t you see the bug? You must be able to maintain the same point of view from beginning to end in your story.

4th. Do not change tenses: If you go from past to present without realizing it, it’s a mistake. As in the previous case, jumping in a moment of peak action should be avoided: “When I went into the bank I met Julian. I recognized him immediately. I go out, I cross the street and I hide in a doorway...”

5th. Do not use telegraphic language: Describe the space, dialogues, gestures and actions with the necessary extension. Don’t be lazy. If the idea is clear in your mind, put it down with as much detail as possible.

6th. Avoid if possible the use of onomatopoeia and ellipsis: Writing isn’t a comic. In colloquial speech it could have primary use and aids communication, but in the world of writing, onomatopoeias must be described through their effects. Instead of writing: “Esther fell off the chair. Crash! Alas!,” it’ll be better to describe it: “The chair creaked and broke up making a big noise. Esther fell down, hit her forehead and gave a cry of pain.”

7th. Use adjectives and adverbs sparingly. From a misconception that literary language is the ornate, baroque and elaborate one, people try to imitate the great authors using a language that sounds “literary”. If I say: “The white, spongy and soft snow falls gently upon the roof,” I'm wasting words, because the snow itself has no other choice but to be white, spongy, soft, and falling gently.

8th. Use common words: To tell a story it is not necessary to resort to unusual or high-sounding words, but the naturalness, vitality and continuity of the scenes. If you describe a child on the beach who says: “Oh, Dad. Have you noticed how beautiful is that crustacean that lies beneath the sun?” No one believes it, because children don’t speak like that. So ask yourself: Do your characters speak within the text as real people speak in normal life? Use concrete nouns.

9th. Don’t write philosophical theses about loneliness, war, and love, but tell stories, fictional but concrete, starting with the names of the characters, buildings, streets and cities. Instead of tree, write pine, ash or acacia; instead of a car, write Peugeot 205 red type. Not a town, but Rome. Not a child, but Charles. Not a flower, but a white rose. Not a store, but Smithson’s Appliances.

10th. Fill your story with details and movement: A tale should almost always have “something” (an odd story, a conflict, a strong scene, an event). Make something happen (not necessarily tragedies), and be sure that your characters move and make gestures. Describe them using all senses (sight, hearing, taste, touch, and smell) in small, visual and tangible details. It is often the magic of a well-described scene that catches the reader’s attention.

11th. Check all it when you’ve finished: Edit, change, cut the unnecessary, rewrite, add details and sharpen your text. Now is the right time to do it.

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(c) Enrique Páez

sábado, 30 de julio de 2011

Derrida al habla

Cuenta Derrida, sí, Derrida, ese, Jacques, el de la deconstrucción, que existe un miedo a la escritura que aparece en los momentos en los que se está más despierto. Es decir, cuando no se

está escribiendo. Él, claro, porque dice que cuando escribe está en un estado no comatoso, pero desde luego no despierto. En el espacio transicional de Winnicot, supongo, o en estado de semitrance, o poseído, o abducido. El lenguaje es múltiple, y solo los fascistas insisten en que sea puramente denotativo, unidimensional, con campos semánticos cerrados y policías lingüísticos en la frontera, para que las palabras sin papeles no se cuelen y empiecen a manchar la decencia de la lengua. Hay palabras violadoras, de casta inferior, delincuentes. Las palabras populares, sobre todo, que además de ser las más usadas, se doblan, se retuercen, recogen significados perdidos, y lo dicen todo, para rabia de los comisarios de la lengua. Pero yo hablaba de Derrida, y me pierdo, como él, porque incluso digo que Derrida dice, y es mentira, porque Derrida murió hace unos poquitos años, menos incluso que Paul de Man, porque le dio tiempo incluso a escribir un libro sobre De Man y la deconstrucción norteamericana, él que era más francés que el cruasán, pero está muerto, así que no dice nada, sino que decía, claro, pero luego va Enrique y se encuentra un video en Youtube y de golpe Derrida está ahí, con el pelo blanco y la mano en la frente, que le pesa, que no puede ya aguantar más lo que va a decir, y por primera vez entiendo lo que dice, aunque habla en francés (no sé francés) con subtítulos en inglés (eso sí, uf). Y Derrida se pone a decir, ponía, ya lo sé, pero a mí sus palabras me llegan en directo con unos años de retraso, así que es presente del lector o del escuchador, que no todo el privilegio es el del autor, el lector y el oyente hacen la otra media parte del juego de la comunicación, así que es un diálogo con una pausa, una cesura en medio de unos pocos años, aún me acuerdo de la nota necrológica de El País, así que Derrida me habla, sin él saberlo, cuando los gusanos ya han devorado todas las neuronas de su cerebro, y yo lo cuento aquí, y a saber quién o cuándo lo va a leer, tal vez cuando ya esté muerto también, Cuando nada importe, como decía el uruguayo tumbado en su camastro de Avenida de América, Onetti, el Juntacadáveres, pero lo cuento a su estilo, emborronado, que lo que más me cabrea de Derrida es que me gusta, pero es casi imposible entender lo que dice cuando escribe, a ver quién tiene huevos para decirme que la de la Diseminación está chupado, que es como los poemas de Gloria Fuertes, pues no, padre, no, ni de coña, que su escritura es una escritura de tiburón, dándole vueltas a un concepto inasible, tal vez inefable, inédito, acercándose, acechándolo, desgastándolo, en círculos que cada vez son más cerrados, el tiburón, la dialéctica de Hegel, y en otro video contaban como en los años 60 Lévi-Strauss, sí, el antropólogo, el estructuralista, se pilló el cabreo de su vida cuando en el último homenaje que le hicieron en Harvard se plantó Derrida en la tribuna y desglosó el inicio de la decontrucción, y Lévi-Strauss se lo tomó como una sentencia de muerte al estructuralismo, y puede que sí, pero más bien parece que desde entonces hasta ahora ha habido un abandono de todo, incluido el generativismo y transformativismo de, ¿cómo se llamaba ese?, sí el que desde entonces hace más bien ensayos acerca de política y sociología, y ha dejado a sus alumnos de informática que sigan sus investigaciones de Inteligencia Artificial, tiene un nombre con una C dentro, y creo que una Y, ¿no sabes quién es?, joder, voy a tener que googlearlo para recordarlo, el nuevo almacén de la memoria, Wikipedia, ahí está, la gramática generativa proporciona un conjunto de reglas o principios que predicen correctamente las combinaciones que aparecen en oraciones gramaticalmente correctas para una determinada lengua, ideas básicas de modelos incluidos en esta corriente que tienen su origen en la teoría estándar formulada por Noam Chomsky, ya te lo dije, Noam Chomsky, no Chuck Norris, ese es otro, no creo que se conozcan, aunque quién sabe, y Derrida decía que cuando está muy cansado, al final de la jornada larga de escritura peleándose con la diferencia y el espesor de los significados, de pronto es más libre para escribir lo que le da la gana (ya no, claro, el muerto al hoyo), y le importa un guano lo que digan otros, pero después, por la mañana, bien despierto, duchado y desayunado, le entraban los miedos, los siete males, el canguelo, porque el fantasma de Lévi-Strauss se le aparecía exigiendo un poco de respeto, pero él sabía que tenía que escribir lo que que tenía que escribir, punto pelota, y que el venga detrás que arree, así que así lo llevaba a la imprenta, y yo que no lo entiendo a él ni en español ni en inglés cuando lo leo (escucharlo es mejor, se entiende algo), de pronto caigo en la cuenta de que lo que hace el hijoputa es retorcer el lenguaje no para que sea críptico y reducido a los acólitos iniciados, como los de Barthes, sino porque no quiere que el lenguaje signifique una sola cosa, no quiere permitirle la denotación capasignificados, sino que quiere el texto libre, descolocado, a veces incomprensible (muchas veces, desde luego), y que los críticos se jodan porque a lo inasible no se le puede poner un bozal, poner puertas al campo, pero la descontrucción también es eso, precisamente, quitar el marco de referencia, quitar los apoyos, dejar de repetir el hábitat que, según Bourdieu, otro que tal baila, es cualquier estructura estructurada que genera una estructura estructurante, lo juro, esa es la definición, que me la sé de memoria por los huevos que le echó al formularla, así que lo que dice Derrida, por una vez, tiene que ver con lo que dice, con desmontar las farsas de la lengua, las trampas del lenguaje, para ver si se puede decir algo por debajo, sin que el autor se dé cuenta, sin que el lector se dé cuenta, qué agobio, como esa novela de Malcom Lowry, Bajo el volcán, en la que el Consul se la pasa borracho el 90 por ciento de la novela, ciego de mezcal y tequila, y las palabras de pronto también parecen mareadas, y el propio lector vive en sus carnes, o en sus neuronas, la borrachera del protagonista en el México profundo. Quería contar más cosas de Derrida, pero tengo canelones para cenar, así que mañana más.

viernes, 22 de julio de 2011

Un trato bien simple

Aún faltaba media hora para amanecer cuando Paolo desanudó la cuerda que atrancaba la puerta y salió al campo abierto. Igual que cada día. No había luna, nunca la hubo, pero Paolo no necesitó luz alguna para llegar hasta el sembrado, apenas distante un kilómetro de la cabaña. Se situó mirando al este, como cada mañana, y empezó lanzar las semillas a los surcos, los pies descalzos sobre la tierra, saludando al sol que arañaba las cumbres de las montañas. A su espalda, la noche retrocedía acobardada, y Emilia se desperezaba en el camastro de paja. Emilia, la enamorada, cuerpo de violín, guayaba, fresa, estación terminal de todos los caminos.

A medida que avanzaba la mañana, mientras la siembra continuaba con la misma monotonía de todos los días, a Paolo le pareció escuchar a más de un kilómetro de distancia el ruido mínimo del agua escurriendo sobre la piel de Emilia, el sonido del cepillo desenredando su cabello, desanudando sueños, el roce del vestido sobre la piel iluminada, el aullido de las ventanas que se abrían.

La misma siembra cada día, durante semanas meses, años, décadas. Siempre la misma siembra, jamás la recogida. Ese era el trato. Las plantas jamás crecerían en esa tierra, jamás Paolo las recolectaría. Y a cambio siempre regresaría a casa al anochecer cansado y feliz, para comer apenas un bocado, y entregarse al cuerpo de violín de Emilia, la eterna enamorada.

El roble de la entrada estaba seco desde hacía más de doscientos años, desde que Paolo lo recordaba, y sin embargo siempre tenía trenzado en su rama más baja un ramo de flores silvestres recién cortadas.

El trato era bien simple, según Paolo: vivir siempre el mismo día, agotado y monótono hasta la extenuación, y morir siempre la misma noche en la que nunca habitó el desamor.

jueves, 21 de julio de 2011

Malena entre rejas

Desde hace año y medio Malena está encerrada en una celda cuadrada de 1,2 metros de lado.

Ni siquiera en diagonal puede dormir estirada, porque la diagonal no alcanza el 1,70 que ella necesita. La culpa es de Pitágoras, se ríe Malena, aunque no tenga ni puta gracia. Además lleva todo ese tiempo sin comer. Debería estar muerta desde hace mucho, pero el problema es que Malena ya estaba muerta antes de que la metieran en esa celda, y los muertos no mueren dos veces. Al menos no de hambre, ni de sed. Malena se aburre, qué remedio, y lo que más le aterra es que se hayan olvidado de ella, o que los vampiros que la encerraron allí hayan desaparecido, se hayan marchado a otro lugar, hayan sido exterminados.

Pero no. Los vampiros siguen allí, al otro lado de la puerta. Y el tiempo, que ciertamente es el que es, y que ha gastado año y medio de balde, no ha dejado la menor huella en Malena. Cirugía plástica de de ultratumba. Maravillas del formol y de la la ultracongelación. ¿Malena está congelada, como Walt Disney y los muslos de pollo de Mercadona, o en una urna de cristal bañada en formol como el pene de Napoleón?

Puede ser, pero ya va siendo hora de sacarla de esa celda, que le de un poco el aire.

Así pues, bajo el volcán Kracatoa hay un movimiento telúrico, una falla se disloca y la puerta de la celda de Malena se hace trizas. Deus est machina, Malena está libre.

Esa es la gran ventaja de escribir con respecto al cine: los autores tienen a su disposición todos los medios técnicos que quiera. ¿Un volcán? Pues marchando un volcán. Pero si prefieres un meteorito, yo desvío en un momento la órbita de Halley y te lanzo un pepinazo donde más te guste. También tengo centrales nucheares dispuestas a estallar, y a un sobrino de Bin Laden cabreado con cinco bombas en una camioneta.

Malena sale de la celda. Del armario. Del silencio.

Tiene un verano por delante, y hasta es posible que se enamore. Para eso se hicieron los veranos, ¿no?