
También existe un oceanógrafo uruguayo llamado Enrique Páez que imparte clases en la universidad.
Yo mismo, hace seis años, le vendí una casa diminuta en la calle Pelayo 30 de Madrid a una transexual llamada Enriqueta Páez, que no dejaba de cotejar mi carnet de identidad en la notaría de Claudio Coello.
El poeta chileno Enrique Páez vino a visitarme hace nueve años, pero nunca llegamos a encontrarnos en el café Gijón.
Mi amigo Marcelo mató de once lanzadas traicioneras al titiritero Enrique Páez en su novela Las bodas tristes.

"¡Hola, Enrique! No sé si será por el arrastre de la vejez o es algo natural, pero me quedé pasmado cuando vi tu blog. Quien te escribe este emilio es nada más ni menos que Enrique Páez. A mí me parece un poco esquizofrénico o de ciencia-ficción dirigir un mensaje a mí mismo, alguien que se nombra como yo. No tengo todo el pelo que vos tenés pero creo que, a deducir de la foto, andamos por la misma edad... Uno es divino a los quince como a los ochenta, o una mierda desde que nace y eso es lo que vale (pa' mí). A vos, que sos un hombre de mundo, te parecerá una pavada, pero a mí me impresiona este tocayismo repentino y, para más, de un ibérico altivo león. Amo España con furor y la conozco bastante. Actualmente vivo (desde hace 30 años) en Verona, Italia, pero nací en Santa Fe -de la Verdadera Cruz- en Argentina, a orillas del Paraná, donde crecen los sauzales, la flor del jacarandá, como dice una vieja canción folklorística. Sentí un irrefrenable ataque de escribirte cuando descubrí tu blog. Soy un Virgo pero con profunda coloración leonina... serán pajas pero es otro modo de explicar-justificar este inusitado comportamiento. Mil besos, Enrique, aká Kike".
Así no hay manera de buscarse. Así no hay manera de encontrarse. Mi nombre es Legión, como el malo malísimo de las Escrituras, y mi psicoanalista está de vacaciones.
Estoy pensando en montar una asociación. Todos podrán ser presidentes, vicepresidentes y secretarios al mismo tiempo. Y nuestro patrón y presidente honorífico, Ijon Tichy (hay que leer a Stanisław Lem, que si no el chiste no tiene gracia).
Porca miseria.