lunes, 27 de febrero de 2012

La realidad transustanciada 2


Eso es algo que tarde o temprano debe aprender todo escritor. Que la diferencia entre una historia real y una imaginada no es tan grande. Que la verdadera diferencia, inmensa y casi insalvable, es la que hay entre la vida real y la literaria. El hecho de que nuestros personajes en una historia que escribimos tengan una base real o la tengan fantaseada no cambia nada. No les hace a unos más verídicos y a otros menos. No tienen más consistencia unos que otros por el hecho de su origen distinto. Lo único que les hace reales (literariamente) será el modo en que los tratemos, lo que les hagamos decir o hacer, la carne verbal con la que diseñemos sus músculos.
A la hora de escribir un relato con base real, pues, debemos estar atentos para, con el fin precisamente de ser fieles a esa realidad, transformar parte de la historia. El salto es demasiado grande. De una historia "real" debemos quedarnos con la esencia, el sabor, la sensación, los motivos..., y a partir de ahí reconstruir con nuevas anécdotas y situaciones lo que pasó en la realidad. Los personajes de un relato se definen a través de lo que dicen y lo que hacen, y a los personajes reales tendremos que "inventarles" algunas anécdotas que los definan en su verdadero ser dentro de un relato, aunque esas anécdotas nunca les hayan sucedido literalmente en la realidad. Lo que importa es que definan su esencia con exactitud, no que eso les haya sucedido verdaderamente.
Los directores de cine lo saben bien. El lenguaje visual del cine no es el mismo que el de la novela, y cuando una novela se lleva al cine es necesario cambiar algunas cosas. A veces muchas. Las mejores adaptaciones del cine se han hecho separándose considerablemente de su origen. Apocalipsisnow de Coppola es una magnífica traducción al cine de El corazón de las tinieblas de Conrad, aunque la película transcurra cien años después y en otro continente. Blow up es una película genial que parte del relato de Cortázar Las babas del diablo, aunque Antonioni cambie París por Londres y pederastia por asesinatos.

1 comentario:

Beatriz Montero dijo...

Estupenda entrada. Me entran ganas de dar vida a personajes. Besos.