Comenzamos esta nueva actualización veraniega de La Biblioteca Imaginaria con la refrescante entrevista que tan amablemente nos ha concedido vía email el escritor y profesor de escritores Enrique Paez.
Enrique, autor de numerosas obras juveniles de éxito tanto dentro como fuera de las fronteras españolas, ha publicado recientemente “Cuatro muertes para Lidia”, una novela apocalíptica de gran profundida que, como siempre, veréis reseñada tras este artículo (¡No seáis impacientes!). Hablamos con él sobre este tema, pero también sobre otros. Si queréis saber cuáles, no dejéis de leer esta entrevista. Yo os dejo ya con ella:
¿Cuándo comenzaste a escribir?
A las trece años, como casi todos los adolescentes. Empecé con un diario, poemas, quejas, cartas y reflexiones metafísicas. Luego, poco a poco, se fueron colando todos los personajes a esa fiesta de la escritura.
¿Y cuándo supiste que la escritura era algo más que una afición?
Siempre lo supe. La escritura, en mi caso, es una prolongación de mi brazo, un desagüe de mi cerebro. No concibo la vida ni el pensamiento sin la escritura.
¿Por qué literatura juvenil?
Quizá por identificación personal. Yo sigo siendo un poco adolescente en muchos aspectos, y no me cuesta nada adoptar sus procesos mentales. Los conceptos de justicia, amor, dolor, honor y poder están más agudizados y más equilibrados en la mente adolescente.
Además de escritor, eres profesor de escritores. ¿Cuál de tus dos facetas te resulta más fácil?
Es mucho más fácil enseñar que ejercer. Para escribir hay que dejarse la piel en el papel, mientras que enseñar a escribir se hace desde un lugar más retirado, más protegido. Las dos son tareas placenteras, pero la de escribir es mucho más arriesgada.
Como profesor publicaste hace unos años “Escribir. Manual de técnicas narrativas”, un libro por el que aún muchos lectores de mi blog personal me siguen preguntando. ¿Te has planteado escribir una segunda parte para seguir ayudando a los escritores noveles?
Alguna vez lo he pensado. No tanto una segunda parte de técnicas narrativas para ayudar a romper el bloqueo literario, sino una ampliación en torno a cómo y qué comentar en los escritos de otros, una especie de guía para profesores de escritura creativa a partir de mi experiencia personal.
¿Cómo surgió la idea de escribir “Cuatro muertes para Lidia”?
A raíz de la muerte de mis padres, con 15 días de diferencia uno del otro, yo me vi ante un espacio personal devastado. Sabía que tenía que escribir una novela de viajes, de superación, de crecimiento, de tránsito de un lugar a otro. Tenía modelos tan ilustres como la Odisea, o el Quijote, pero la clave estética del espacio arrasado me la dio Cormac McCarthy con “La carretera”. No es el mismo espacio, ni los personajes, ni el trasfondo, ni siquiera el punto de vista narrativo, pero sí el mismo universo estético. Es una propuesta de escenario minimalista, casi inexistente, para que los personajes destaquen sobre el fondo negro.
¿Se parece Lidia a alguien que conozcas o es un personaje totalmente ficticio?
Lidia se parece a mí, inevitablemente, aunque tenga otro sexo y otra edad. Como decía Flaubert: “Madame Bovary, c'est moi”. Todos los personajes son trasuntos del autor, por identificación o por rechazo. Y se parece también a mis dos hermanas, y a miles de adolescentes de ambos sexos.
¿Crees que sobrevivirías en el mundo de Lidia?
Ya lo he hecho. Ese mundo apocalíptico destruido no es más que un espacio subjetivo, es el mundo visto desde los ojos de una adolescente en un momento de su vida. Todos hemos vivido momentos así a lo largo de nuestra vida, y podemos sobrevivir a esos tiempos terribles. Esa es la esencia de la “resiliencia”, la capacidad para sobreponernos y continuar viviendo, aunque con cicatrices y memorias oscuras, claro está.
¿Qué futuro le puede deparar a una joven como Lidia en un mundo tan devastado?
Ahora mismo casi parece que ese futuro devastado está más cerca que nunca, por culpa de los bancos y los gobiernos. A pesar de todo yo creo en la capacidad de regeneración del ser humano. Puede que tarde, pero todos los bosques vuelven a crecer después de un incendio.
¿Qué esperas que encuentres los lectores en “Cuatro muertes para Lidia”?
Espero que encuentren esperanza a pesar de tener ante ellos un futuro que parece muy oscuro. Y espero que encuentren un modelo solidario como el de Lidia, para continuar. Y espero que encuentren consuelo al dolor de ser, simplemente, adolescentes.
¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Tengo varias novelas esperando a ser escritas girando como planetas alrededor de mi cabeza, y estoy en la fase de selección. Al final sé que no seré yo, sino ellas, o ella, la que se imponga y exija ser escrita de modo inmediato, sin posibilidad de dilación. Yo me convertiré en un intermediario, como decía Cortázar, entre la historia que quiere ser escrita, y el lector que la está esperando.
Muchas gracias, Enrique, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Esperamos que Lidia llegue a muchos lectores, y todas esas novelas que rondan tu cabeza pasen pronto al papel y las librerías.
Y a vosotros, amig@s lector@s, gracias por estar una vez más al otro lado de la pantalla, ¡también cuando hace tanto calor!
Cristina Monteoliva