
La respuesta fue un artículo demoledor en la revista Sábado Gráfico: "La confusión reinante".
Y otra vez a comisaría, a responder por sus escritos. Y otra vez despedido de otra redacción. Mientras tanto, en el palacio de Oriente, frente a su casa, la confusión reinante. Nunca un título me ha pareció más exacto y más republicano. El rey era entonces el mismo que ahora está enfermito en Barcelona, pobrecito, sana, sana, culito de rana, y que pocos años antes había jurado sobre la biblia defender los principios fundamentales del sagrado Movimiento Nacional (sí, el Movimiento, el de Franco, ¿cuál si no?). Compartiendo despachos con el rey, estaba el presidente Adolfo Suárez, que tenía como mayor currículum el haber sido Ministro Secretario General del Movimiento (el mismo Movimiento, ¿cual si no?), en la época de Carlos Arias Navarro, más conocido como "el carnicero de Málaga".
La memoria es muy mala, porque a veces retiene lo que muchos otros tratan de olvidar.
Yo era republicano antes de morir Franco, y lo seguiré siendo hasta que los borbones salgan de la Zarzuela a un nuevo exilio.