
Chitín, aún así, tiene la cabeza despierta, y ni siquiera el cáncer cerebral que le detectaron hace tres años le debilita la memoria o le nubla el juicio. Si le preguntas, ella está encantada de contarte todas las anécdotas, todas las batallas, todos los análisis certeros que quieras. Ya no le ata la censura, y no le importa el qué dirán. Antes tampoco le importaba mucho, pero ahora ya es irrefrenable. La lengua suelta, y los huesos rotos.
Sé que va a morir muy pronto, a lo más unos pocos meses. Ella también lo sabe. No le deseo una larga agonía en esa cárcel corporal de la que no puede salir, una jaula imposible de hacer más angosta: la de su esqueleto roto y sus músculos inermes.
Ese no es el pasado: es el futuro. El mío y el tuyo. ¿Quieres saber cómo serás de viejo, que tal te va a tratar la vida en tus últimos años de existencia? Haz un viaje al futuro: visita a tus abuelos, a tus tías ancianas, acércate a un geriátrico. Son tú, dentro de muy poco. Escucha la angustia que te aguarda en el futuro.
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Imagen: Fortuny: Viejo al sol
5 comentarios:
Pobre, Chitín. Revisando mis antecedentes genéticos, me puedo morir de lo que sea. La cosa es variada: paperas, cáncer, caidas tontas, resfriados mal curados (ay, que esto lo tengo yo ahora).
A mí me da mucho miedo todo eso...
usted es Arrabal o sólo se le parece?
Arrabal es más feo, más viejo y más bajito que yo. Pero mejor escritor.
Bueno, queda la honrosa y estoica salida del suicidio a tiempo.
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