En este año que termina me he cabreado varias veces con:
Los anuncios por teléfono
Moratinos
Los concejales de urbanismo
La diabetes
Los semáforos en rojo
Los obispos
Las tetas pequeñas en las películas porno
Rosa Díez
El viento
Mohamed VI
La oreja de Van Gogh
Los jueces
Ana Rosa Quintana
Mi banco
Los gusanitos negros del jardín
Moviestar
Los churros demasiado grasientos
Berlusconi
Los coches que no ponen el intermitente antes de girar
Hacienda
Los globos cuando explotan
Los mormones
Los controles en los aeropuertos
Natalia
El hambre
Los informativos de la tele
La Sgae
Esperanza Aguirre
La médica del ambulatorio
ETA
Las películas tópicas
El sueño
Coalición Canaria
La universidad elitista
El humo del tabaco
El Tribunal Constitucional
El vino blanco de Tacoronte
Las moscas
Conmigo mismo
Y más cosas, muchas más, pero como se acercan las campanadas, dejo esto aquí para ver si el año que viene desaparece. Se fue.
jueves, 31 de diciembre de 2009
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Feliz 2010
domingo, 20 de diciembre de 2009
No te fíes de los jueces
Hay veces que la historia de los pueblos coloca a los jueces en la desagradable tesitura de tener que enviar a prisión a homosexuales, a esposas infieles y a mujeres violadas que insisten en abortar. La ley es la ley, y ellos solo la aplican. Si hubiera otras leyes, aplicarían esas otras leyes. La ley es ciega, y los jueces se revisten de la misma ceguera, añadiendo la sordera y la ausencia de olfato ¿Cómo si no podrían aguantar la visión de las torturas, los gritos de los que denuncian injusticias, el hedor putrefacto de sus togas?
Otros compañeros de la judicatura, más desafortunados, tuvieron que firmar sentencias de muerte para los que se oponían a las políticas del gobierno o exigían elecciones democráticas.
Ahora bien, ellos están a salvo de esas fluctuaciones de la historia, y siguen ejerciendo cuando la democracia conquista el poder y saca de las cárceles a todos aquellos que cayeron en su pozo por sentencias de los jueces ciegos e imparciales.
Con la democracia los jueces fascistas, los mismos de siempre, están más contentos porque de repente se les respeta y son los garantes de la ley democrática y la Constitución. Son los mismos jueces, con las togas perfumadas de naftalina.
Ahora los jueces dicen que nos defienden de los parlamentos y las elecciones. Nos defienden de nosotros mismos, no vayamos a hacernos daño aprobando leyes sin su permiso. Ellos siempre tendrán la sartén por el mango, la interpretación escondida en el forro de sus calzoncillos.
En el futuro, cuando la revolución triunfe, los jueces se pondrán al servicio del gobierno revolucionario, y trabajarán diligentes para encarcelar a los que se opongan a todo lo que el gobierno disponga. La ley siempre es ciega, y los jueces serán sus lacayos obedientes. A ellos les va a dar igual quién mande, ni lo que mande. La verdad o la justicia es relativa: la dicta el jefe del Estado. Da lo mismo cuál sea el origen o la legitimidad del gobierno, porque el trabajo de los jueces está bien definido: estar al servicio del poder sin hacerse preguntas. Esa es su gloria, y su miseria.
Otros compañeros de la judicatura, más desafortunados, tuvieron que firmar sentencias de muerte para los que se oponían a las políticas del gobierno o exigían elecciones democráticas.
Ahora bien, ellos están a salvo de esas fluctuaciones de la historia, y siguen ejerciendo cuando la democracia conquista el poder y saca de las cárceles a todos aquellos que cayeron en su pozo por sentencias de los jueces ciegos e imparciales.
Con la democracia los jueces fascistas, los mismos de siempre, están más contentos porque de repente se les respeta y son los garantes de la ley democrática y la Constitución. Son los mismos jueces, con las togas perfumadas de naftalina.
Ahora los jueces dicen que nos defienden de los parlamentos y las elecciones. Nos defienden de nosotros mismos, no vayamos a hacernos daño aprobando leyes sin su permiso. Ellos siempre tendrán la sartén por el mango, la interpretación escondida en el forro de sus calzoncillos.
En el futuro, cuando la revolución triunfe, los jueces se pondrán al servicio del gobierno revolucionario, y trabajarán diligentes para encarcelar a los que se opongan a todo lo que el gobierno disponga. La ley siempre es ciega, y los jueces serán sus lacayos obedientes. A ellos les va a dar igual quién mande, ni lo que mande. La verdad o la justicia es relativa: la dicta el jefe del Estado. Da lo mismo cuál sea el origen o la legitimidad del gobierno, porque el trabajo de los jueces está bien definido: estar al servicio del poder sin hacerse preguntas. Esa es su gloria, y su miseria.
sábado, 19 de diciembre de 2009
Aminetu Haidar ya está en el Sáhara Occidental
Me alegro por Aminetu, me alegro por los saharauis, me alegro por las almorranas que le están saliendo a Mohamed VI, y por los mocos de vergüenza que le cuelgan a Moratinos.
El regreso de Aminetu Haidar a El Aaiún es un triunfo del pueblo saharaui, no solo de Aminetu. La credibilidad del monarca/tirano de Marruecos y la del gobierno de España han quedado muy tocadas. La política de esconder la cabeza entre los excrementos ha quedado al descubierto (lo que hacen en el Sáhara desde hace 34 años es una gran cagada a cuatro nalgas, que iniciaron Franco y Hassan II y ahora terminan Mohamed VI y Zapatero).
A partir de ahora Aminetu Haidar estará cercada, ya lo está, en su casa de El Aaiún, y el ejército marroquí se encarnizará aún más con los saharauis que aún viven en el Sáhara occidental, y que no quieren exiliarse a tiendas de campaña en el desierto de Argelia, donde viven la mitad de sus familiares, 200.000 habitantes, refugiados desde hace décadas.
Aminetu Haidar seguirá luchando de modo pacífico por al autodeterminación y la independencia del Sáhara. El Frente Polisario, único representante del pueblo saharaui reconocido por Naciones Unidas, también. Y el que firma esta entrada, avergonzado por la actitud del gobierno socialista y del rey de España, estará apoyando la lucha por la libertad del Sáhara para siempre.
El regreso de Aminetu Haidar a El Aaiún es un triunfo del pueblo saharaui, no solo de Aminetu. La credibilidad del monarca/tirano de Marruecos y la del gobierno de España han quedado muy tocadas. La política de esconder la cabeza entre los excrementos ha quedado al descubierto (lo que hacen en el Sáhara desde hace 34 años es una gran cagada a cuatro nalgas, que iniciaron Franco y Hassan II y ahora terminan Mohamed VI y Zapatero).
A partir de ahora Aminetu Haidar estará cercada, ya lo está, en su casa de El Aaiún, y el ejército marroquí se encarnizará aún más con los saharauis que aún viven en el Sáhara occidental, y que no quieren exiliarse a tiendas de campaña en el desierto de Argelia, donde viven la mitad de sus familiares, 200.000 habitantes, refugiados desde hace décadas.
Aminetu Haidar seguirá luchando de modo pacífico por al autodeterminación y la independencia del Sáhara. El Frente Polisario, único representante del pueblo saharaui reconocido por Naciones Unidas, también. Y el que firma esta entrada, avergonzado por la actitud del gobierno socialista y del rey de España, estará apoyando la lucha por la libertad del Sáhara para siempre.
martes, 8 de diciembre de 2009
El olvido genocida del Sáhara
Aminetu Haidar ha conseguido que los españoles sintamos vergüenza por la actitud sumisa y humillada del gobierno frente al tirano Mohamed VI.
Solo una mujer enferma, decidida a entregar su vida por la libertad de su pueblo, ha levantado la voz que desde hace 34 años está silenciada por los militares de Marruecos y la connivencia española. El Rey y Zapatero piensan que el Sáhara es esa verruga fea, ese perro con sarna que España apartó de una patada. Ellos ya se han tragado la vergüenza histórica, la herencia más triste de un Franco en agonía, el olvido genocida de un Sáhara que fue español.
Me duele el Sáhara, y siento asco por la cobardía y abandono de todos los gobiernos de España frente a la dignidad de Aminetu Haidar y todos los saharauis pisoteados.
Solo una mujer enferma, decidida a entregar su vida por la libertad de su pueblo, ha levantado la voz que desde hace 34 años está silenciada por los militares de Marruecos y la connivencia española. El Rey y Zapatero piensan que el Sáhara es esa verruga fea, ese perro con sarna que España apartó de una patada. Ellos ya se han tragado la vergüenza histórica, la herencia más triste de un Franco en agonía, el olvido genocida de un Sáhara que fue español.
Me duele el Sáhara, y siento asco por la cobardía y abandono de todos los gobiernos de España frente a la dignidad de Aminetu Haidar y todos los saharauis pisoteados.
sábado, 5 de diciembre de 2009
En el Festival de Los Silos
En Los Silos, un poco más allá de Icod de los vinos, empezaron a contar ayer los narradores orales del Festival Internacional del Cuento organizado por Ernesto Rodríguez Abad. Allá nos fuimos Bea y yo para, sobre todo, encontrarnos con Oswaldo y Maryta Berenguer (hacía ya cinco o seis años que había pasado por su casa en Buenos Aires, en Mar del Plata y en Bahía Blanca). Al final del su espectáculo, Maryta me dedicó el tango "Naranjo en flor", cantado con una voz cálida y madura (ya hemos dejado de ser niños, por fortuna) y yo me acordé de la garganta de arena del polaco Goyeneche, y de Susana Rinaldi, el Tortoni, San Telmo, la Recoleta y mis dos sobrinos porteños, Dodi y Diego, más argentinos que el asado de los domingos.
Después nos fuimos a cenar con Coralia Rodríguez (¿qué hace una negra cubana viviendo en Ginebra, aparte de pasar frío?), Nelson Calderón (¿y un paisa de Medellín en la Gran Vía? Al menos no pasará tanto frío como Coralia), Juan Madrigal y su mujer (Costa Rica), Emilio Lome (México) y unos pocos narradores más.
Ernesto Rodríguez Abad siguió contando cuentos africanos, y nos hizo escuchar los ultrasonidos de una ciber-selva virtual, África remasterizada en sonidos industriales: un hallazgo.
En fin, que Bea acaba de regresar ahora mismo de contar en la Biblioteca de Santa Cruz, y nos vamos de nuevo a Los Silos, que hemos quedado a comer con esos que no paran de hablar ni aún con un bocadillo de queso entre los dientes. Luego os contaré más.
Después nos fuimos a cenar con Coralia Rodríguez (¿qué hace una negra cubana viviendo en Ginebra, aparte de pasar frío?), Nelson Calderón (¿y un paisa de Medellín en la Gran Vía? Al menos no pasará tanto frío como Coralia), Juan Madrigal y su mujer (Costa Rica), Emilio Lome (México) y unos pocos narradores más.
Ernesto Rodríguez Abad siguió contando cuentos africanos, y nos hizo escuchar los ultrasonidos de una ciber-selva virtual, África remasterizada en sonidos industriales: un hallazgo.
En fin, que Bea acaba de regresar ahora mismo de contar en la Biblioteca de Santa Cruz, y nos vamos de nuevo a Los Silos, que hemos quedado a comer con esos que no paran de hablar ni aún con un bocadillo de queso entre los dientes. Luego os contaré más.
martes, 1 de diciembre de 2009
Aminetu Haidar, la memoria del desierto, la desmemoria del gobierno
Que un dictador agónico, como lo era Franco en noviembre de 1975, abandonara a su suerte y a su muerte al Sáhara, no creo que le extrañe a nadie. En el colegio estudiábamos que España era la suma de los territorios de la península ibérica más Baleares, Canarias, Ceuta, Melilla, el Sáhara y Guinea. Me recuerdo mirando el mapa de España con cierto orgullo cosmopolita: los españoles teníamos patria en dos continentes, los españoles podíamos ser negros como en Guinea, o árabes como en el Sáhara.
Franco dejó morir de hambre al Sáhara, y la cedió con desidia a Marruecos. A fin de cuentas los españoles saharauis no eran súbditos de primera: eran africanos, moros, musulmanes e independentistas, así que permitió que Marruecos invadiera el Sáhara, territorio español, sin mover un solo músculo. ¿Dónde estaba el orgullo patrio, la defensa del territorio, la protección de los españoles ultraperiféricos? Menos que palabras. Mentiras de sal y arena.
Pero si Franco actuó con desidia y cobardía, ¿cómo es posible que todos los gobiernos siguientes en España hayan actuado y actúen del mismo modo? Da igual que sean de UCD, del Psoe, del PP o del nuevo Psoe que ahora está en el gobierno: hay un pacto de abandono y vergüenza.
A Moratinos le extraña que Aminetu Haidar no quiera el pasaporte español. Será que Moratinos no entiende que Aminetu no quiere ser extranjera en su propio país, el Sáhara ocupado por Marruecos, donde están sus hijos y su casa. Con un pasaporte español, Marruecos podría expulsarla sin problemas por ser una extranjera indeseable.
A Moratinos le extraña que Aminetu Haidar no quiera el estatuto de refugiada política. Será que Moratinos no entiende que Aminetu sabe que con ese estatuto jamás podría regresar a su patria, el Sáhara ocupado por Marruecos, donde está su casa y viven sus hijos.
A Moratinos le extraña que Aminetu Haidar no quiera solicitar el pasaporte marroquí. Será que Moratinos no entiende que a Aminetu le han quitado el pasaporte que tardó décadas en conseguir, tras años de cárcel, y solo quiere recuperar el suyo, sin más. No quiere otro. Solo quiere regresar a su país, el Sáhara ocupado por Marruecos, ese territorio arrebatado a España con el permiso y la aceptación tácita de Franco y de los gobiernos demócratas posteriores.
¿Qué delito ha cometido Aminetu para que Marruecos le retire el pasaporte y la embarque de modo ilegal a España, y que España acepte sumisa las ilegalidades de Marruecos?
El mismo delito de siempre, el que Aminetu lleva cometiendo desde que era niña: decir que ella es saharaui. Al aterrizar en Marruecos procedente de Canarias, con su pasaporte marroquí en regla, en la casilla de nacionalidad, escribió "saharaui". Eso fue suficiente para enviarla al exilio. Eso fue suficiente para no devolverle el pasaporte. Eso había sido suficiente para encarcelarla largos años, para expulsarla de su casa y para negarle la entrada en su propio país, el Sáhara ocupado por Marruecos. España jamás movió un dedo en favor de Aminetu, ni en favor de los saharauis, ni antes ni ahora.
Los antiguos gobiernos de España dejaron morir al Sáhara de hambre, y después lo abandonaron en manos de su verdugo marroquí.
Los nuevos gobiernos de España dejan morir a Aminetu Haidar de hambre, y permiten que Marruecos se convierta en su verdugo.
Por una vez el Sáhara y Aminetu son una misma herida que sueña con una patria libre con identidad propia. Y juntos, el Sáhara y Aminetu, nos muestran un espejo de arena y abandono en el que descubrimos que Franco, Hassan II, Suárez, Aznar, Zapatero y Mohamed VI también son una misma cosa vergonzosa y vergonzante: los responsables de un genocidio histórico que sigue degollando a los que una vez fueron saharauis colonizados por España, y ahora son saharauis bajo la bota de Marruecos. Miles de ellos viven exiliados desde hace décadas en los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia. Marruecos jamás ha cumplido ninguna de las resoluciones de la ONU que le exige que respete los derechos de los saharauis y celebre un referéndum. Para España han dejado de ser españoles. Para Marruecos no son marroquíes.
Será que no son españoles ni marroquíes. Moratinos, no te enteras: Será que son saharauis.
Franco dejó morir de hambre al Sáhara, y la cedió con desidia a Marruecos. A fin de cuentas los españoles saharauis no eran súbditos de primera: eran africanos, moros, musulmanes e independentistas, así que permitió que Marruecos invadiera el Sáhara, territorio español, sin mover un solo músculo. ¿Dónde estaba el orgullo patrio, la defensa del territorio, la protección de los españoles ultraperiféricos? Menos que palabras. Mentiras de sal y arena.
Pero si Franco actuó con desidia y cobardía, ¿cómo es posible que todos los gobiernos siguientes en España hayan actuado y actúen del mismo modo? Da igual que sean de UCD, del Psoe, del PP o del nuevo Psoe que ahora está en el gobierno: hay un pacto de abandono y vergüenza.
A Moratinos le extraña que Aminetu Haidar no quiera el pasaporte español. Será que Moratinos no entiende que Aminetu no quiere ser extranjera en su propio país, el Sáhara ocupado por Marruecos, donde están sus hijos y su casa. Con un pasaporte español, Marruecos podría expulsarla sin problemas por ser una extranjera indeseable.
A Moratinos le extraña que Aminetu Haidar no quiera el estatuto de refugiada política. Será que Moratinos no entiende que Aminetu sabe que con ese estatuto jamás podría regresar a su patria, el Sáhara ocupado por Marruecos, donde está su casa y viven sus hijos.
A Moratinos le extraña que Aminetu Haidar no quiera solicitar el pasaporte marroquí. Será que Moratinos no entiende que a Aminetu le han quitado el pasaporte que tardó décadas en conseguir, tras años de cárcel, y solo quiere recuperar el suyo, sin más. No quiere otro. Solo quiere regresar a su país, el Sáhara ocupado por Marruecos, ese territorio arrebatado a España con el permiso y la aceptación tácita de Franco y de los gobiernos demócratas posteriores.
¿Qué delito ha cometido Aminetu para que Marruecos le retire el pasaporte y la embarque de modo ilegal a España, y que España acepte sumisa las ilegalidades de Marruecos?
El mismo delito de siempre, el que Aminetu lleva cometiendo desde que era niña: decir que ella es saharaui. Al aterrizar en Marruecos procedente de Canarias, con su pasaporte marroquí en regla, en la casilla de nacionalidad, escribió "saharaui". Eso fue suficiente para enviarla al exilio. Eso fue suficiente para no devolverle el pasaporte. Eso había sido suficiente para encarcelarla largos años, para expulsarla de su casa y para negarle la entrada en su propio país, el Sáhara ocupado por Marruecos. España jamás movió un dedo en favor de Aminetu, ni en favor de los saharauis, ni antes ni ahora.
Los antiguos gobiernos de España dejaron morir al Sáhara de hambre, y después lo abandonaron en manos de su verdugo marroquí.
Los nuevos gobiernos de España dejan morir a Aminetu Haidar de hambre, y permiten que Marruecos se convierta en su verdugo.
Por una vez el Sáhara y Aminetu son una misma herida que sueña con una patria libre con identidad propia. Y juntos, el Sáhara y Aminetu, nos muestran un espejo de arena y abandono en el que descubrimos que Franco, Hassan II, Suárez, Aznar, Zapatero y Mohamed VI también son una misma cosa vergonzosa y vergonzante: los responsables de un genocidio histórico que sigue degollando a los que una vez fueron saharauis colonizados por España, y ahora son saharauis bajo la bota de Marruecos. Miles de ellos viven exiliados desde hace décadas en los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia. Marruecos jamás ha cumplido ninguna de las resoluciones de la ONU que le exige que respete los derechos de los saharauis y celebre un referéndum. Para España han dejado de ser españoles. Para Marruecos no son marroquíes.
Será que no son españoles ni marroquíes. Moratinos, no te enteras: Será que son saharauis.
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