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jueves, 13 de mayo de 2010

En Madrid, con mucho cuento

Aterrizamos en Madrid el lunes, mientras nos pisaba los talones la nube de ceniza de ese volcán islandés que no me atrevo ni a escribir ni a pronunciar, porque suena a conjuro de invocación al maligno. Nos dio un mordisco en el fuselaje del avión, pero aterrizamos a tiempo en Barajas. Por la tarde el aeropuerto del que habíamos salido, Tenerife norte, ya estaba cerrado. Los que no madrugaron ese día, se quedaron en tierra.

Por la tarde de ese mismo lunes Bea ya estaba contando cuentos en Madrid en las Bibliotecas Públicas municipales. Y lo mismo el martes, el miércoles, ahora mismo (jueves), y mañana viernes.

Quedamos con Wayqui en la puerta de la Fnac de Callao, y nos fuimos con él a comernos dos tortillas de patatas con bravas en el callejón de Álvarez Gato, como Valle Inclán manda.

A la noche nos volvimos a encontrar en casa (Iguana Home) de Nelson Calderón, que nos había preparado un sancocho tan rico que hasta las Farc renunciarían a la guerrilla por sentarse a la mesa. Wayqui asegura que él había pelado las patatas y la yuca, y Lucía puso el cilantro. Nosotros (Bea y yo) el vino. De casa de Nelson salimos con un CD de Hablapalabra, de cuenteros peruanos, editado por Wayqui.


Al otro día quedamos con Elías. Ha adelgazado quince kilos, y está mejor que nunca. Nos contó todas las maldades que pueden hacer tres friquis informáticos cuando se cabrean. Temblad, malditos.

También nos vimos con Armando Trejo, mijo, en casa de Santi. Una casa preciosa, decorada con vacas de todos los colores. Armando nos regaló cuatro CDs que habían grabado en México, y un libro a punto de salir de la imprenta.

Cerca del mediodía estuve en la sede de Páginas de Espuma, con Juan Casamayor, el mejor editor de cuentos de España. Quien no tenga un libro de Páginas de Espuma en su casa, no conoce a los mejores escritores de cuentos contemporáneos.


Por la noche el Atleti ganó la copa de la Uefa, y Bea y yo de golpe nos hicimos cochoneros en la Plaza de Neptuno, a eso de la una de la madrugada.

Y ahora me voy corriendo a escuchar a Lilina Cinetto, esa argentina escritora y narradora que va a contar esta noche en La Rochela de Madrid. Allí nos vemos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

En el Festival de Los Silos

En Los Silos, un poco más allá de Icod de los vinos, empezaron a contar ayer los narradores orales del Festival Internacional del Cuento organizado por Ernesto Rodríguez Abad. Allá nos fuimos Bea y yo para, sobre todo, encontrarnos con Oswaldo y Maryta Berenguer (hacía ya cinco o seis años que había pasado por su casa en Buenos Aires, en Mar del Plata y en Bahía Blanca). Al final del su espectáculo, Maryta me dedicó el tango "Naranjo en flor", cantado con una voz cálida y madura (ya hemos dejado de ser niños, por fortuna) y yo me acordé de la garganta de arena del polaco Goyeneche, y de Susana Rinaldi, el Tortoni, San Telmo, la Recoleta y mis dos sobrinos porteños, Dodi y Diego, más argentinos que el asado de los domingos.

Después nos fuimos a cenar con Coralia Rodríguez (¿qué hace una negra cubana viviendo en Ginebra, aparte de pasar frío?), Nelson Calderón (¿y un paisa de Medellín en la Gran Vía? Al menos no pasará tanto frío como Coralia), Juan Madrigal y su mujer (Costa Rica), Emilio Lome (México) y unos pocos narradores más.

Ernesto Rodríguez Abad siguió contando cuentos africanos, y nos hizo escuchar los ultrasonidos de una ciber-selva virtual, África remasterizada en sonidos industriales: un hallazgo.

En fin, que Bea acaba de regresar ahora mismo de contar en la Biblioteca de Santa Cruz, y nos vamos de nuevo a Los Silos, que hemos quedado a comer con esos que no paran de hablar ni aún con un bocadillo de queso entre los dientes. Luego os contaré más.