¿Qué tribunal es ese, degradado y degradante, que decreta y administra por encima de las elecciones y los parlamentos?
¿A quién representa ese tribunal de 12 jueces apolillados (uno muerto, otro recusado, cuatro con sus mandatos vencidos)?
¿Que ejercicio de soberbia antidemocrática les atornilla a sus sillones pretendiendo legislar y gobernar por encima y contra los ciudadanos?
Si fueran coherentes o decentes (palabras de significado dudoso para sus miembros) declararían a su propio tribunal (con minúsculas, y porque no hay iniciales diminutas) como insconstitucional en sí mismo. Ese sería el mayor y único favor que le podrían hacer a la democracia y a la Constitución.
Benedetti aseguraba que un torturador no se redimía suicidándose, pero que algo es algo. Tomen ejemplo y dimitan. Recuperen la decencia por unos instantes y váyanse a su casa a jugar al teto sobre la alfombra del salón. Legislen sobre los peces del acuario, menosprecien a las hormigas del jardín, jueguen al estratego con sus amigos, orinen sobre las cabezas de las lagartijas, pero déjennos en paz. De verdad de la buena que no los necesitamos para nada. Me gustaría pensar que solo son unos inútiles, pero sé que bajo sus togas rancias esconden un alma de golpistas.
lunes, 30 de noviembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
Crónica de un encuentro (la RIC en la Fnac)
Para los cinco coordinadores de la Red Internacional de Cuentacuentos que íbamos a estar presentes en el fórum de la Fnac en Madrid, la presentación de la RIC empezó un día antes, a las 8:30 de la tarde en el café Comercial de la glorieta de Bilbao, en Madrid. Allí nos encontramos en la barra, con la primera cerveza, Armando Trejo, la piel siempre tostada por el sol del mestizaje, que había aterrizado tres días antes de México DF para colaborar con Un Madrid de Cuento; Martín Ellrodt, desde Alemania otoñal, derrochando energía en tres idiomas (el español es solo su tercera lengua, y lo habla a la perfección), llegado exclusivamente para estar presente en este encuentro; Alekos, el gnomo ilustrador e ilustrado, el acariciador de sombras, que llegó desde Bogotá con escala de siete años en Barcelona; y Beatriz Montero y Enrique Páez, los culpables sin remordimientos, que dejaban atrás las islas de la Atlántida, Tenerife bajo el sol y una Orotava inundada por las lluvias. Nos fuimos a cenar tapas y vino de Rioja, y acabamos en un éxtasis de galletas alemanas (Der Elisenlebkuchen) transportadas desde Nürnberg por Martin. Con café y chupitos de orujo de hierbas a los pies de Daoiz y Velarde, en la plaza del Dos de Mayo.
Al día siguiente, en el fórum de Fnac, fueron llegando algunos amigos y amigas de la Red Internacional de Cuentacuentos: Javier Sagarna y Germán Solís de la Escuela de Escritores de Madrid, Yolanda Sáez del grupo Cuánto Cuento, Victoria Siedlecki, la abuela Ángela, Jota Villaza de Vivapalabra (hay proyectos para estrechar lazos con los narradores de Medellín), Marco Tulio Luna de Petu Teatro "Uno", Irene Vicente Madrigal, Inmaculada de Miguel, Rafa Ordóñez, y muchos más narradores y narradoras de procedencias dispares. También pudimos contactar con representantes de la Casa de América y con el Seminario de LIJ de Guadalajara. Seguro que llegaremos pronto a acuerdos de colaboración necesarios para todos. A las 12 y cinco, con la sala del fórum al completo, comenzó la presentación de la RIC.
Beatriz Montero abrió el turno de intervenciones de los coordinadores excusando la presencia de Mayra Navarro, coordinadora de Cuba, que por problemas familiares tuvo que suspender el viaje, así como la de Antonio Rodríguez Almodóvar, que presentaba a esa misma hora y día su última novela en Palma de Mallorca. Ambos enviaban por correo electrónico besos de silicio a repartir entre todos los presentes y ausentes. Por problemas de distancia y compromisos previos tampoco estuvieron los coordinadores Geeta Ramanujan, Armando Quintero, Alicia Barberis, Ana Victoria Garro, Diego Parra y Benita Prieto, de India, Venezuela, Argentina, Costa Rica, Colombia y Brasil. A todos ellos los echamos de menos, y viceversa, pero a no ser que un banco o un gobierno generoso subvencione el encuentro global, habrá que esperar un tiempo antes de que todos los coordinadores podamos juntarnos alrededor de la misma mesa y al mismo tiempo. De modo virtual lo hacemos con frecuencia gracias a Internet, pero para los amantes de la oralidad inmediata eso no es lo mismo, aunque nos sirve para trabajar en proyectos comunes, claro que sí.
Armando Trejo se refirió a la importancia de la Red como vínculo aglutinador de los movimientos de oralidad en todo el mundo. Gracias a la RIC en Internet podremos conectarnos los narradores desde mil extremos del mundo. Este oficio milenario, la narración oral, debe ser reconocido como un arte más por parte de las autoridades culturales de los diferentes países.
Martin Ellrodt agradeció haber sido contactado por la RIC. Como coordinador de la red de lengua alemana (Alemania, Austria, Holanda, Austria). Aunque pocos saben español en esos países, pero ve muy posible crear eventos comunes y simultáneos entre los distintos países europeos.
Martin asegura que la RIC es la primera red que ha unido a narradores de distintos países y distintas lenguas del mundo. Existen muchas redes, pero se quedan en sectores restringidos, y a lo más a narradores de lengua inglesa. EstaRed, de origen hispano, realmente une a los cinco continentes.
Alekos defendió el oficio de la palabra y el gesto, que bebe de la las tradiciones milenarias, pero que ahora se sirve de los nuevos medios cibernéticos y de Internet para su difusión. La RIC es un tejido en el que nos unimos como un hilo por los intersticios de ese tejido. Asegura que Enrique y Bea se quemaron las pestañas conectando a todos los narradores a través de la Red para que en un futuro próximo podamos escuchar a Benita Prieto contar historias en su maravilloso portuñol, a Armando Trejo contando historias del norte de México, a Martin refiriendo leyendas de los gnomos centroeuropeos.
Enrique Páez dijo que aunque la RIC está compuesta de narradores orales profesionales, entre los narradores hay muchas vertientes. Los narradores dependen de su cultura y geografía, y así los narradores japoneses cuentan con ayuda del teatro de papel kamishibai, los narradores africanos narran con bailes y ritmos de tambores, los sudamericanos incorporan la música, los narradores malayos y tailandeses el teatro de sombras, algunos narradores europeos el teatro negro, y los españoles cantigas y romances. No hay compartimentos cerrados y estancos, y sin embargo no es difícil reconocer la diferencia entre narración oral y teatro, mimo, títeres o monólogos. Existen mestizajes, pero también existen rasgos diferenciales.
En el turno de ruegos y preguntas se preguntó que cómo se podían incorporar a la RIC los amantes no profesionales de los cuentacuentos, cómo se podría aprender el oficio con cursos dictados por la RIC, y para cuándo una presentación de la RIC en Barcelona. Todas esas preguntas, dijimos, tendrán una respuesta satisfactoria en un futuro próximo, porque esos son objetivos prioritarios de la Red Internacional de Cuentacuentos.
Luego llegó el plato jugoso, un suculento reguero de cuentos cortos narrados, en este orden, por narradores miembros de la RIC:
Sofía Alaínez (Volvoreta) con el cuento “El cuervo” del libro Memoria del fuego de Eduardo Galeano.
Ainhoa Fernández nos deleitó y cantó “El pájaro verde”.
Iván Trasgu (Rompenubes) trajo una delicada Fábula de Leonardo de Vinci: "El papel y la tinta". Blanca Castillo se arrancó con unos “Cariños tiernos y espinos fríos”.
Daniel Muñoz (Borrón y cuento nuevo) consiguió doblarnos de la risa con su “Pobre digno”, Nieves Pérez no pudo contar por culpa de la fiebre pero nos acompañó desde la tercera fila con el termómetro debajo del brazo.
Manu Alburquerque nos hizo disfrutar con “La niña y el poeta”, un cuento de Armando Quintero.
Nora Lua narró “La tía Magdalena” un cuento lleno de fuerza.
Alekos con ese duende especial que tiene encandiló con su original forma de contar “El conde Sisebuto”.
Armando Trejo nos hizo una “Sopa de piedra” original y muy divertida.
Martin Ellrodt y su “Caperucita roja” contada en seis idiomas y con una gran variedad de registros atrapó desde la primera palabra y nos contagió de risas.
Por último Beatriz Montero cerró la sesión con su divertida versión de La princesa y el sapo y su inesperado final.
Para cerrar, foto de familia numerosa. Así terminó la primera presentación de la Red Internacional de Cuentacuentos en Madrid. Gracias a todos/as por participar y por acudir a la convocatoria. Esperamos pronto repetir con nuevos cuentos en Barcelona, Sevilla, Valencia, México, Caracas, Bogotá y Buenos Aires. Dadnos tiempo.
Abrazos y cuentos para todos, presentes y ausentes.
Al día siguiente, en el fórum de Fnac, fueron llegando algunos amigos y amigas de la Red Internacional de Cuentacuentos: Javier Sagarna y Germán Solís de la Escuela de Escritores de Madrid, Yolanda Sáez del grupo Cuánto Cuento, Victoria Siedlecki, la abuela Ángela, Jota Villaza de Vivapalabra (hay proyectos para estrechar lazos con los narradores de Medellín), Marco Tulio Luna de Petu Teatro "Uno", Irene Vicente Madrigal, Inmaculada de Miguel, Rafa Ordóñez, y muchos más narradores y narradoras de procedencias dispares. También pudimos contactar con representantes de la Casa de América y con el Seminario de LIJ de Guadalajara. Seguro que llegaremos pronto a acuerdos de colaboración necesarios para todos. A las 12 y cinco, con la sala del fórum al completo, comenzó la presentación de la RIC.
Beatriz Montero abrió el turno de intervenciones de los coordinadores excusando la presencia de Mayra Navarro, coordinadora de Cuba, que por problemas familiares tuvo que suspender el viaje, así como la de Antonio Rodríguez Almodóvar, que presentaba a esa misma hora y día su última novela en Palma de Mallorca. Ambos enviaban por correo electrónico besos de silicio a repartir entre todos los presentes y ausentes. Por problemas de distancia y compromisos previos tampoco estuvieron los coordinadores Geeta Ramanujan, Armando Quintero, Alicia Barberis, Ana Victoria Garro, Diego Parra y Benita Prieto, de India, Venezuela, Argentina, Costa Rica, Colombia y Brasil. A todos ellos los echamos de menos, y viceversa, pero a no ser que un banco o un gobierno generoso subvencione el encuentro global, habrá que esperar un tiempo antes de que todos los coordinadores podamos juntarnos alrededor de la misma mesa y al mismo tiempo. De modo virtual lo hacemos con frecuencia gracias a Internet, pero para los amantes de la oralidad inmediata eso no es lo mismo, aunque nos sirve para trabajar en proyectos comunes, claro que sí.
Armando Trejo se refirió a la importancia de la Red como vínculo aglutinador de los movimientos de oralidad en todo el mundo. Gracias a la RIC en Internet podremos conectarnos los narradores desde mil extremos del mundo. Este oficio milenario, la narración oral, debe ser reconocido como un arte más por parte de las autoridades culturales de los diferentes países.
Martin Ellrodt agradeció haber sido contactado por la RIC. Como coordinador de la red de lengua alemana (Alemania, Austria, Holanda, Austria). Aunque pocos saben español en esos países, pero ve muy posible crear eventos comunes y simultáneos entre los distintos países europeos.
Martin asegura que la RIC es la primera red que ha unido a narradores de distintos países y distintas lenguas del mundo. Existen muchas redes, pero se quedan en sectores restringidos, y a lo más a narradores de lengua inglesa. EstaRed, de origen hispano, realmente une a los cinco continentes.
Alekos defendió el oficio de la palabra y el gesto, que bebe de la las tradiciones milenarias, pero que ahora se sirve de los nuevos medios cibernéticos y de Internet para su difusión. La RIC es un tejido en el que nos unimos como un hilo por los intersticios de ese tejido. Asegura que Enrique y Bea se quemaron las pestañas conectando a todos los narradores a través de la Red para que en un futuro próximo podamos escuchar a Benita Prieto contar historias en su maravilloso portuñol, a Armando Trejo contando historias del norte de México, a Martin refiriendo leyendas de los gnomos centroeuropeos.
Enrique Páez dijo que aunque la RIC está compuesta de narradores orales profesionales, entre los narradores hay muchas vertientes. Los narradores dependen de su cultura y geografía, y así los narradores japoneses cuentan con ayuda del teatro de papel kamishibai, los narradores africanos narran con bailes y ritmos de tambores, los sudamericanos incorporan la música, los narradores malayos y tailandeses el teatro de sombras, algunos narradores europeos el teatro negro, y los españoles cantigas y romances. No hay compartimentos cerrados y estancos, y sin embargo no es difícil reconocer la diferencia entre narración oral y teatro, mimo, títeres o monólogos. Existen mestizajes, pero también existen rasgos diferenciales.
En el turno de ruegos y preguntas se preguntó que cómo se podían incorporar a la RIC los amantes no profesionales de los cuentacuentos, cómo se podría aprender el oficio con cursos dictados por la RIC, y para cuándo una presentación de la RIC en Barcelona. Todas esas preguntas, dijimos, tendrán una respuesta satisfactoria en un futuro próximo, porque esos son objetivos prioritarios de la Red Internacional de Cuentacuentos.
Luego llegó el plato jugoso, un suculento reguero de cuentos cortos narrados, en este orden, por narradores miembros de la RIC:
Sofía Alaínez (Volvoreta) con el cuento “El cuervo” del libro Memoria del fuego de Eduardo Galeano.
Ainhoa Fernández nos deleitó y cantó “El pájaro verde”.
Iván Trasgu (Rompenubes) trajo una delicada Fábula de Leonardo de Vinci: "El papel y la tinta". Blanca Castillo se arrancó con unos “Cariños tiernos y espinos fríos”.
Daniel Muñoz (Borrón y cuento nuevo) consiguió doblarnos de la risa con su “Pobre digno”, Nieves Pérez no pudo contar por culpa de la fiebre pero nos acompañó desde la tercera fila con el termómetro debajo del brazo.
Manu Alburquerque nos hizo disfrutar con “La niña y el poeta”, un cuento de Armando Quintero.
Nora Lua narró “La tía Magdalena” un cuento lleno de fuerza.
Alekos con ese duende especial que tiene encandiló con su original forma de contar “El conde Sisebuto”.
Armando Trejo nos hizo una “Sopa de piedra” original y muy divertida.
Martin Ellrodt y su “Caperucita roja” contada en seis idiomas y con una gran variedad de registros atrapó desde la primera palabra y nos contagió de risas.
Por último Beatriz Montero cerró la sesión con su divertida versión de La princesa y el sapo y su inesperado final.
Para cerrar, foto de familia numerosa. Así terminó la primera presentación de la Red Internacional de Cuentacuentos en Madrid. Gracias a todos/as por participar y por acudir a la convocatoria. Esperamos pronto repetir con nuevos cuentos en Barcelona, Sevilla, Valencia, México, Caracas, Bogotá y Buenos Aires. Dadnos tiempo.
Abrazos y cuentos para todos, presentes y ausentes.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Nota de prensa de la RIC
Nota de prensa repartida en la presentación de la RIC el 19 de noviembre de 2009)
Presentación de la Red Internacional de Cuentacuentos en el fórum de Fnac, Madrid
En solo tres meses la Red Internacional de Cuentacuentos (International Storytelling Network) se ha convertido en la mayor agrupación de narradores orales del mundo. Esta plataforma de interconexión y divulgación del trabajo de cuentacuentos aglutina a más de 400 cuentacuentos profesionales de 35 países de los cinco continentes. Entre sus objetivos prioritarios se cuenta la preservación y recuperación del patrimonio cultural oral e inmaterial de la humanidad, la defensa de las lenguas en peligro de extinción, la difusión del oficio de los narradores orales, la dinamización de las bibliotecas y centros escolares, la creación literaria, y la expansión de las artes escénicas. Ante el deterioro y el retroceso de la oralidad frente a las nuevas tecnologías, los cuentacuentos dan la voz de alarma para mantener viva la herencia de Sherezade y el milenario arte de contar cuentos.
El hecho de que dos de sus principales impulsores, la cuentacuentos Beatriz Montero y el escritor Enrique Páez, administren la Red Internacional de Cuentacuentos desde Tenerife, facilita que se haga muy especial hincapié en la interculturidad de las lenguas hispanas. El 80% de los miembros de la RIC son narradores orales españoles o hispanoamericanos.
El portal de la Red Internacional de Cuentacuentos, http://www.cuentacuentos.eu/, así como su megablog de narradores, y su grupo de Facebook, ha recibido más de 2.000 adhesiones de bibliotecas, narradores, centros culturales, fundaciones, editoriales, centros educativos y grupos de teatro de los cinco continentes.
A la presentación oficial de la RIC, Red Internacional de Cuentacuentos, asistirán cinco de sus catorce coordinadores:
Beatriz Montero (España), Armando Trejo (México), Martin Ellrodt (Alemania), Alekos (Colombia) y Enrique Páez (España).
Tras el coloquio contarán cuentos cortos los narradores/as:
Sofía Alaínez (Volvoreta); Ainhoa Fernández; Iván Trasgu (Rompenubes); Blanca Castillo; Daniel Muñoz y Nieves Pérez (Borrón y cuento nuevo); Manu Alburquerque; Nora Lua; Alekos; Armando Trejo; Martin Ellrodt y Beatriz Montero.
Mas información
En su página web: http://www.cuentacuentos.eu/
En su megablog de narradores en español y en inglés: http://www.redinternacionaldecuentacuentos.blogspot.com/ http://www.internationalstorytellingnetwork.blogspot.com/
En su perfil de Facebook: http://www.facebook.com/profile.php?ref=name&id=100000208325243
Y en su correo electrónico: red@cuentacuentos.eu
---
Foto de Manu Alburquerque (Gracias, Manu)
Presentación de la Red Internacional de Cuentacuentos en el fórum de Fnac, Madrid
En solo tres meses la Red Internacional de Cuentacuentos (International Storytelling Network) se ha convertido en la mayor agrupación de narradores orales del mundo. Esta plataforma de interconexión y divulgación del trabajo de cuentacuentos aglutina a más de 400 cuentacuentos profesionales de 35 países de los cinco continentes. Entre sus objetivos prioritarios se cuenta la preservación y recuperación del patrimonio cultural oral e inmaterial de la humanidad, la defensa de las lenguas en peligro de extinción, la difusión del oficio de los narradores orales, la dinamización de las bibliotecas y centros escolares, la creación literaria, y la expansión de las artes escénicas. Ante el deterioro y el retroceso de la oralidad frente a las nuevas tecnologías, los cuentacuentos dan la voz de alarma para mantener viva la herencia de Sherezade y el milenario arte de contar cuentos.
El hecho de que dos de sus principales impulsores, la cuentacuentos Beatriz Montero y el escritor Enrique Páez, administren la Red Internacional de Cuentacuentos desde Tenerife, facilita que se haga muy especial hincapié en la interculturidad de las lenguas hispanas. El 80% de los miembros de la RIC son narradores orales españoles o hispanoamericanos.
El portal de la Red Internacional de Cuentacuentos, http://www.cuentacuentos.eu/, así como su megablog de narradores, y su grupo de Facebook, ha recibido más de 2.000 adhesiones de bibliotecas, narradores, centros culturales, fundaciones, editoriales, centros educativos y grupos de teatro de los cinco continentes.
A la presentación oficial de la RIC, Red Internacional de Cuentacuentos, asistirán cinco de sus catorce coordinadores:
Beatriz Montero (España), Armando Trejo (México), Martin Ellrodt (Alemania), Alekos (Colombia) y Enrique Páez (España).
Tras el coloquio contarán cuentos cortos los narradores/as:
Sofía Alaínez (Volvoreta); Ainhoa Fernández; Iván Trasgu (Rompenubes); Blanca Castillo; Daniel Muñoz y Nieves Pérez (Borrón y cuento nuevo); Manu Alburquerque; Nora Lua; Alekos; Armando Trejo; Martin Ellrodt y Beatriz Montero.
Mas información
En su página web: http://www.cuentacuentos.eu/
En su megablog de narradores en español y en inglés: http://www.redinternacionaldecuentacuentos.blogspot.com/ http://www.internationalstorytellingnetwork.blogspot.com/
En su perfil de Facebook: http://www.facebook.com/profile.php?ref=name&id=100000208325243
Y en su correo electrónico: red@cuentacuentos.eu
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Foto de Manu Alburquerque (Gracias, Manu)
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Presentación de la Red Internacional de Cuentacuentos en Madrid
Presentación de la RIC
Red Internacional de Cuentacuentos
Jueves 19-nov-2009 a las 12h
Fórum FNAC de Madrid (Metro Callao).
Intervendrán los coordinadores:
Beatriz Montero (España)
Armando Trejo (México)
Martin Ellrodt (Alemania)
Alekos (Colombia)
Enrique Páez (España)
Tras el coloquio contarán cuentos cortos:
Sofía Alaínez (Volvoreta); Ainhoa Fernández; Iván Trasgu (Rompenubes); Blanca Castillo; Daniel Muñoz y Nievez Pérez (Borrón y cuento nuevo); Manu Alburquerque; Nora Lua; Alekos; Armando Trejo; Martin Ellrodt y Beatriz Montero.
No faltes.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Aminetu Haidar, la herida abierta del Sáhara
Desde hace muchos años tengo un desierto africano enquistado en el páncreas. Hace 17 años no pude callar, y escribí un libro titulado “Abdel”, en donde relato la historia de un niño saharaui, huérfano de madre por culpa de las balas del ejército marroquí, que cruza Marruecos y llega a Andalucía a bordo de una patera acompañado por su padre.
Recuerdo que lo escribí con rabia, porque desde la Marcha verde, en vísperas de la muerte de Franco, hasta entonces y hasta ahora, ningún gobierno español ha querido apoyar con un mínimo de decencia a esos otros españoles (todos los saharauis eran españoles) a los que abandonaron a su suerte. A su mala suerte: conciudadanos nuestros que de golpe fueron desposeídos de todos sus derechos, de su nacionalidad y de su tierra. Uno de los exterminios genocidas más sangrantes del siglo XX, que se prolonga en el siglo XXI. Ni el gobierno de Felipe González en su momento, ni mucho menos el de Aznar, ni ahora el de Zapatero, han sabido comportarse con decencia y restaurar una deuda histórica sangrante, y los saharauis expatriados y desposeídos siguen hacinados en tiendas de campaña en las arenas de Tinduf, ahora como hace 17 años, cuando escribí “Abdel”. Ahora como hace 34 años, cuando fueron expulsados por la Marcha verde. Y el gobierno, ahora como hace 34 años, y hace 17 años, sigue mirando a otro lado, porque esos súbditos desarraigados son incómodos y no votan.
¿Quién va a escuchar sus gritos en medio del desierto?
Aminatu Haidar está en huelga de hambre en Lanzarote: solo quiere regresar a su país, el Sahara, aunque sea un país ocupado militarmente por Marruecos. Un país hermoso que no hace tanto fue una colonia desangrada y abandonada por España.
Recuerdo que lo escribí con rabia, porque desde la Marcha verde, en vísperas de la muerte de Franco, hasta entonces y hasta ahora, ningún gobierno español ha querido apoyar con un mínimo de decencia a esos otros españoles (todos los saharauis eran españoles) a los que abandonaron a su suerte. A su mala suerte: conciudadanos nuestros que de golpe fueron desposeídos de todos sus derechos, de su nacionalidad y de su tierra. Uno de los exterminios genocidas más sangrantes del siglo XX, que se prolonga en el siglo XXI. Ni el gobierno de Felipe González en su momento, ni mucho menos el de Aznar, ni ahora el de Zapatero, han sabido comportarse con decencia y restaurar una deuda histórica sangrante, y los saharauis expatriados y desposeídos siguen hacinados en tiendas de campaña en las arenas de Tinduf, ahora como hace 17 años, cuando escribí “Abdel”. Ahora como hace 34 años, cuando fueron expulsados por la Marcha verde. Y el gobierno, ahora como hace 34 años, y hace 17 años, sigue mirando a otro lado, porque esos súbditos desarraigados son incómodos y no votan.
¿Quién va a escuchar sus gritos en medio del desierto?
Aminatu Haidar está en huelga de hambre en Lanzarote: solo quiere regresar a su país, el Sahara, aunque sea un país ocupado militarmente por Marruecos. Un país hermoso que no hace tanto fue una colonia desangrada y abandonada por España.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Contra la Universidad (Historia del poder en cuatro folios)
Durante siglos, hasta la Edad Moderna, el poder ha estado en manos de la aristocracia. Durante la larga Edad Media los reyes, duques, condes, barones y cortesanos cortaban el bacalao, exprimían a los campesinos a cambio de protección (había que protegerse de ellos mismos, como en la mafia), y desvirgaban a las doncellas la primera noche de bodas (el derecho de pernada, ius primae noctis en latín vulgar) con la excusa de que así el marido no podría protestar porque la novia no fuera virgen antes del matrimonio. Democracia igualitaria: todas violadas por el señor conde en la primera noche, para no hacer distingos. La aristocracia, bendecida por sus títulos nobiliarios protectores, gobernaba un mundo desigual.
Cuando hace años conocí a Chicho Sánchez Ferlosio (me lo presentó mi amigo Alberto Pérez, el cantante de boleros), yo ya había escuchado algunas de sus canciones demoledoras. Las que cantaba él, y las que musicó para Amancio Prada a partir de poemas de Agustín García Calvo, que había sido mi profesor de latín en la Complutense. De todas las canciones de Chicho, la que más me gustó siempre, con diferencia, era una que cantaba con Rosa, su compañera de toda la vida. Se titulaba Coplas retrógradas, y la grabó en 1982, pero yo la escuché por primera vez en La Mandrágora, un día en el que le hicieron hueco en su espectáculo Alberto Pérez, Joaquín Sabina y Javier Krahe. Chicho desgranaba las críticas contra el Estado estrofa a estrofa:
Dicen que son mis coplas
del diecinueve
porque digo que es blanca
la blanca nieve.
Yo no me enfado,
que mi siglo parece
que no ha empezado.
Después y durante la Edad Media, la iglesia fue tomando posiciones de poder. En la época de los griegos y los romanos el poder religioso estaba muy fragmentado y en manos de muchos dioses que, además, a imagen y semejanza de los humanos, luchaban entre ellos por el poder en el monte Olimpo. Había semidioses e infradioses, los héroes competían con ellos, y las mujeres humanas podían seducirles. Unos dioses de andar por casa (y no solo los dioses domésticos). Pero los cristianos trajeron un dios furioso, celoso y feroz. El dios cristiano exigía exclusividad, droga dura, heroína inyectada: basta ya de blandenguerías de hachís doméstico. Un dios como dios manda, en mayúscula y con mala hostia: Dios, sin más. Y las brujas, a la hoguera. Así que los aristócratas tuvieron que arrimar una silla y hacer hueco a los nuevos arribistas, obispos y arciprestes. A fin de cuentas una excomunión no era algo que pasara desapercibido, y esos santones vestidos son sotanas decían tener un contrato con Dios, le hablaban al oído, lo escondían a oscuras en el copón de la sacristía. En realidad esos obispos eran los hermanos segundos de la aristocracia. El mayor heredaba todos los títulos y las tierras, para que no se fragmentara el poder. El segundo se quedaba sonándose los mocos, así que lo metían en un convento con una dote y lo nombraban obispo. Poder económico y poder religioso dentro de la misma familia: el conde y el obispo cenaban juntos el domingo. Al terminar la cena el conde se follaba a una recién casada, pero antes el obispo le regaba el coño con el hisopo de agua bendita, por aquello de desinfectar el mal. Y Chicho no deja de cantar:
Dicen que son mis coplas
del dieciocho
porque yo a lo podrido
lo llamo pocho.
Ay, Pero Grullo,
si tuvieran las cortes
consejo tuyo.
Pero había aristócratas con más de dos hijos, así que el tercero se quedaba en el castillo soplando moscas y mirando al techo. “Tenemos que hacer algo con Tercero, que se nos va a enquistar”. “Pues mira, que se meta en el ejército, así tendrá algo que hacer: que conquiste tierras y mate moros, que hay muchos. Es un oficio respetable, ¿no te parece?” Así que Mambrú se fue la guerra, mire usted qué pena. No sé cuando vendrá, do-rre-mí, do-rre-fá, no sé cuándo vendrá. Y al regresar el tercero le enseñó a sus dos hermanos mayores la sangre que aún chorreaba por su espada, y sin envainarla de nuevo les preguntó si no habría un trocito de pastel para él también, que el poder siempre da mucho morbo y apetece. Y claro, con esos argumentos de peso, es fácil ceder, y le hicieron hueco en el consejo de ministros. Aristocracia, iglesia y ejército, todo sin salir de la familia. Para qué más. Chicho sigue cantando, a su puta bola:
Dicen que son mis coplas
del diecisiete
porque ataco a los miembros
del gabinete.
Son tan modernos
que provocan la envidia
de otros gobiernos.
El Estado, hasta la revolución francesa, contemplaba estos tres estamentos, que eran uno solo, pero había que disimular. Ni el ejército se iba a levantar contra la iglesia, ni la iglesia iba a dejar mimar a la aristocracia, ni los aristócratas iban a dejar de regalarle cañones a los militares. Todo queda en familia. ¿Cuántos aristócratas había en los gobiernos de la reina Victoria o Carlos III? Pues todos, qué bobería. ¿Cuántos ministros eran militares en la época de Franco? Pues todos, leche, todos. Poco a poco se fueron colando los del Opus, y así hasta que llegó la democracia.
Ahora las cosas dicen que están cambiando. Ya no importan los títulos nobiliarios. Han perdido lustre. Ahora importan los títulos universitarios. Las nuevas catedrales se llaman universidades, los nuevos semilleros del poder están en la Universidad. ¿Cuántos ministros de los actuales gobiernos tienen título universitario? Pues todos. ¿Cuántos parlamentarios son universitarios (abogados exégetas, hermeneutas de las leyes, la mayoría)? Pues el 90 por ciento, tirando por lo bajo.
A mí no me salen las cuentas, porque eso no representa el mismo porcentaje de los españoles medios. Antiguamente, la minoría de aristócratas, obispos y generales dominaban los despachos ministeriales y del poder. Eso no ha cambiado: solo se ha disfrazado. ¿Cuántos españoles son universitarios? Pues el 12 %. ¿Y nadie se extraña de que el 12 % ocupe el 90 % de los puestos de poder? La desproporción es exagerada. ¿No se parece a la misma desigualdad de los aristócratas en poder en la Edad Media? Ahora hay una nueva casta que ha secuestrado el poder, que ha derrocado a los tres hermanos mayores, pero sin dejar el poder fuera de la Familia. El cuarto hermano se puso a estudiar, y jubiló a los mayores, pero es importante que el poder siga controlado dentro de la Familia. Ahora son los universitarios los neo-príncipes, como antes los aristócratas, los obispos y los militares. Vuelven a mandar los títulos, de licenciado para arriba. ¿Usted no ha sido bautizado en la universidad, no ha sido bendecido por el rector, no tiene una orla, un uniforme y una foto del viaje de fin de carrera a Atenas? Pues usted no pinta nada. Usted no tiene criterio, y se la vamos a meter doblada. Agáchese, por favor, y mire fijamente en dirección a Santiago de Compostela. Haga el favor de facilitar las cosas mientras me desabrocho la bragueta. Chicho insiste, haciendo suyo el túnel del tiempo:
Dicen que son mis coplas
del dieciséis
porque digo los fechos
que vos faceis.
Vuesos entuertos
por doquiera nos facen
presos o muertos.
Y yo digo que no puede ser la universidad la única representada en los centros del poder. No puede ser que una minoría que mayoritariamente tiene origen burgués siga controlando el 90 por ciento de los mecanismos del poder (en los gobiernos, en las empresas, en las autonomías, en los ayuntamientos, en la banca, en la prensa), mientras el otro 90 por ciento, herederos centenarios de los siervos de la gleba, siguen siendo ninguneados. Y digo que existen otros cauces, otros mundos, otros saberes, otras éticas, que no son las de los paraninfos. Existen gremios, sindicatos, cooperativas, autogestiones, asociaciones, y formas de cultura popular, música, oralidad y solidaridad extramuros de la universidad. Existe un universo mil veces más grande que los campus que se pretende negar e invisibilizar. Los parias son los mismos de siempre, siglos de esclavitud los contemplan, pero ahora los nuevos reyezuelos muestran el desprecio y la soberbia agitando un título universitario que les devuelve una vez más el derecho de pernada.
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Fotos capturadas con Google. Si son tuyas dímelo y te cito o las borro.
Cuando hace años conocí a Chicho Sánchez Ferlosio (me lo presentó mi amigo Alberto Pérez, el cantante de boleros), yo ya había escuchado algunas de sus canciones demoledoras. Las que cantaba él, y las que musicó para Amancio Prada a partir de poemas de Agustín García Calvo, que había sido mi profesor de latín en la Complutense. De todas las canciones de Chicho, la que más me gustó siempre, con diferencia, era una que cantaba con Rosa, su compañera de toda la vida. Se titulaba Coplas retrógradas, y la grabó en 1982, pero yo la escuché por primera vez en La Mandrágora, un día en el que le hicieron hueco en su espectáculo Alberto Pérez, Joaquín Sabina y Javier Krahe. Chicho desgranaba las críticas contra el Estado estrofa a estrofa:
Dicen que son mis coplas
del diecinueve
porque digo que es blanca
la blanca nieve.
Yo no me enfado,
que mi siglo parece
que no ha empezado.
Después y durante la Edad Media, la iglesia fue tomando posiciones de poder. En la época de los griegos y los romanos el poder religioso estaba muy fragmentado y en manos de muchos dioses que, además, a imagen y semejanza de los humanos, luchaban entre ellos por el poder en el monte Olimpo. Había semidioses e infradioses, los héroes competían con ellos, y las mujeres humanas podían seducirles. Unos dioses de andar por casa (y no solo los dioses domésticos). Pero los cristianos trajeron un dios furioso, celoso y feroz. El dios cristiano exigía exclusividad, droga dura, heroína inyectada: basta ya de blandenguerías de hachís doméstico. Un dios como dios manda, en mayúscula y con mala hostia: Dios, sin más. Y las brujas, a la hoguera. Así que los aristócratas tuvieron que arrimar una silla y hacer hueco a los nuevos arribistas, obispos y arciprestes. A fin de cuentas una excomunión no era algo que pasara desapercibido, y esos santones vestidos son sotanas decían tener un contrato con Dios, le hablaban al oído, lo escondían a oscuras en el copón de la sacristía. En realidad esos obispos eran los hermanos segundos de la aristocracia. El mayor heredaba todos los títulos y las tierras, para que no se fragmentara el poder. El segundo se quedaba sonándose los mocos, así que lo metían en un convento con una dote y lo nombraban obispo. Poder económico y poder religioso dentro de la misma familia: el conde y el obispo cenaban juntos el domingo. Al terminar la cena el conde se follaba a una recién casada, pero antes el obispo le regaba el coño con el hisopo de agua bendita, por aquello de desinfectar el mal. Y Chicho no deja de cantar:
Dicen que son mis coplas
del dieciocho
porque yo a lo podrido
lo llamo pocho.
Ay, Pero Grullo,
si tuvieran las cortes
consejo tuyo.
Pero había aristócratas con más de dos hijos, así que el tercero se quedaba en el castillo soplando moscas y mirando al techo. “Tenemos que hacer algo con Tercero, que se nos va a enquistar”. “Pues mira, que se meta en el ejército, así tendrá algo que hacer: que conquiste tierras y mate moros, que hay muchos. Es un oficio respetable, ¿no te parece?” Así que Mambrú se fue la guerra, mire usted qué pena. No sé cuando vendrá, do-rre-mí, do-rre-fá, no sé cuándo vendrá. Y al regresar el tercero le enseñó a sus dos hermanos mayores la sangre que aún chorreaba por su espada, y sin envainarla de nuevo les preguntó si no habría un trocito de pastel para él también, que el poder siempre da mucho morbo y apetece. Y claro, con esos argumentos de peso, es fácil ceder, y le hicieron hueco en el consejo de ministros. Aristocracia, iglesia y ejército, todo sin salir de la familia. Para qué más. Chicho sigue cantando, a su puta bola:
Dicen que son mis coplas
del diecisiete
porque ataco a los miembros
del gabinete.
Son tan modernos
que provocan la envidia
de otros gobiernos.
El Estado, hasta la revolución francesa, contemplaba estos tres estamentos, que eran uno solo, pero había que disimular. Ni el ejército se iba a levantar contra la iglesia, ni la iglesia iba a dejar mimar a la aristocracia, ni los aristócratas iban a dejar de regalarle cañones a los militares. Todo queda en familia. ¿Cuántos aristócratas había en los gobiernos de la reina Victoria o Carlos III? Pues todos, qué bobería. ¿Cuántos ministros eran militares en la época de Franco? Pues todos, leche, todos. Poco a poco se fueron colando los del Opus, y así hasta que llegó la democracia.
Ahora las cosas dicen que están cambiando. Ya no importan los títulos nobiliarios. Han perdido lustre. Ahora importan los títulos universitarios. Las nuevas catedrales se llaman universidades, los nuevos semilleros del poder están en la Universidad. ¿Cuántos ministros de los actuales gobiernos tienen título universitario? Pues todos. ¿Cuántos parlamentarios son universitarios (abogados exégetas, hermeneutas de las leyes, la mayoría)? Pues el 90 por ciento, tirando por lo bajo.
A mí no me salen las cuentas, porque eso no representa el mismo porcentaje de los españoles medios. Antiguamente, la minoría de aristócratas, obispos y generales dominaban los despachos ministeriales y del poder. Eso no ha cambiado: solo se ha disfrazado. ¿Cuántos españoles son universitarios? Pues el 12 %. ¿Y nadie se extraña de que el 12 % ocupe el 90 % de los puestos de poder? La desproporción es exagerada. ¿No se parece a la misma desigualdad de los aristócratas en poder en la Edad Media? Ahora hay una nueva casta que ha secuestrado el poder, que ha derrocado a los tres hermanos mayores, pero sin dejar el poder fuera de la Familia. El cuarto hermano se puso a estudiar, y jubiló a los mayores, pero es importante que el poder siga controlado dentro de la Familia. Ahora son los universitarios los neo-príncipes, como antes los aristócratas, los obispos y los militares. Vuelven a mandar los títulos, de licenciado para arriba. ¿Usted no ha sido bautizado en la universidad, no ha sido bendecido por el rector, no tiene una orla, un uniforme y una foto del viaje de fin de carrera a Atenas? Pues usted no pinta nada. Usted no tiene criterio, y se la vamos a meter doblada. Agáchese, por favor, y mire fijamente en dirección a Santiago de Compostela. Haga el favor de facilitar las cosas mientras me desabrocho la bragueta. Chicho insiste, haciendo suyo el túnel del tiempo:
Dicen que son mis coplas
del dieciséis
porque digo los fechos
que vos faceis.
Vuesos entuertos
por doquiera nos facen
presos o muertos.
Y yo digo que no puede ser la universidad la única representada en los centros del poder. No puede ser que una minoría que mayoritariamente tiene origen burgués siga controlando el 90 por ciento de los mecanismos del poder (en los gobiernos, en las empresas, en las autonomías, en los ayuntamientos, en la banca, en la prensa), mientras el otro 90 por ciento, herederos centenarios de los siervos de la gleba, siguen siendo ninguneados. Y digo que existen otros cauces, otros mundos, otros saberes, otras éticas, que no son las de los paraninfos. Existen gremios, sindicatos, cooperativas, autogestiones, asociaciones, y formas de cultura popular, música, oralidad y solidaridad extramuros de la universidad. Existe un universo mil veces más grande que los campus que se pretende negar e invisibilizar. Los parias son los mismos de siempre, siglos de esclavitud los contemplan, pero ahora los nuevos reyezuelos muestran el desprecio y la soberbia agitando un título universitario que les devuelve una vez más el derecho de pernada.
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Fotos capturadas con Google. Si son tuyas dímelo y te cito o las borro.
martes, 3 de noviembre de 2009
El mes de los muertos: Ayala y Lévi-Strauss
Acaba de empezar noviembre, y ya se han muerto Francisco Ayala y Claude Lévi-Strauss. El primero era el único de la generación del 27 que quedaba con vida, y el segundo el auténtico creador de la antropología estructuralista (la única coherente, hasta la fecha). Es posible que no se conocieran, y muy probable que se hayan leído el uno al otro a los largo de sus vidas centenarias. Juntos sumaban más de 204 años de escritura, investigación y exilios. No, Claude Lévi-Strauss no inventó los pantalones vaqueros, eso lo hizo otro Levi Strauss, un fabricante de telas de origen alemán que murió seis años antes de que naciera el antropólogo francés. Ahora se encontrarán juntos en el submundo de los cementerios, y a lo mejor se intercambian los pantalones mientras Francisco Ayala les lee algunos de sus relatos de El jardín de las malicias.
La verdad es que cuando se tienen más de 100 años, como era en ambos casos, ya poco queda por hacer o por decir, aparte de morirse y que todos se sorprendan. La naturaleza termina de hacer su trabajo ecológico con un poco de retraso. Francisco Ayala estaba cansado hasta de su nombre, según dijo en algunas ocasiones. Con 103 años la muerte se convierte en impaciencia. Todas las fotos son la última foto, todas las entrevistas la última entrevista, todos los libros el último libro. Imagino que los estudiosos y admiradores de Levis-Strauss y de Ayala que lograban acercarse lo hacían con la conciencia de estar ante la presencia de una leyenda que por un error de la biología aún está viva. No hay manera de cerrar el currículum final, y en todas las contraportadas de sus libros permanece un paréntesis con la fecha de nacimiento seguida de un guión huérfano que se asoma a un precipicio en blanco, una fosa abierta, una navaja que apunta al corazón del autor, a la espera de sepultar muy pronto su historia con la clausura del guión: (1906- ), (1908- ).
No conocí personalmente a ninguno de los dos, y los leí a los dos. Ellos dirían que sí, que estaban en los libros, que hablamos muchas veces en ese diálogo abierto en el tiempo, a contrapié, como todos los diálogos de los libros. Yo pasé muchas horas siguiendo los derroteros de sus pensamientos, recuperando a solas el discurso que habían elaborado tiempo atrás, también a solas. Menos mal que los libros no mueren, y que podré volver a conversar con ellos, siempre que no pretenda hacer muchas preguntas. Siempre que no busque demasiadas respuestas. Los buenos autores nunca dan respuestas, sino que amplifican las preguntas, y hasta te obligan a formular otras nuevas, desconocidas antes, que no tienen respuesta. Los que tienen respuestas se llaman beatos, ayatolas o creyentes. Los que tienen preguntas son los críticos, los inconformistas, los exploradores. Por supuesto que también hay preguntas con respuesta: ¿Qué tenemos hoy para cenar? Tortilla de patatas. Y en efecto, habrá tortilla. ¿Quién aceptará el próximo soborno? Será un cargo público, entre concejal y diputado. Pero esas preguntas son demasiado simples. Es el lenguaje en función fática. Ah, sí. Ajá. Claro, claro, por supuesto. ¡No me digas! Pues sí, como te lo cuento.
El mes de los muertos. Peancha está llorando en La Laguna, estoy seguro, porque hace un año murió mi madre (la misma que la suya) tras una agonía imperdonable. Y dos semanas después, mi padre. Siempre es en noviembre, siempre otoño, cuando llega el frío y el cuerpo se convierte en nieve. Ya lo advirtió César Vallejo: “Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo.” Estamos en noviembre, pero no pienso morirme todavía. Quita, quita, qué disgusto. Además, yo por una tortilla de patatas soy capaz de matar a la muerte, y aún no he cenado. Va siendo hora.
La verdad es que cuando se tienen más de 100 años, como era en ambos casos, ya poco queda por hacer o por decir, aparte de morirse y que todos se sorprendan. La naturaleza termina de hacer su trabajo ecológico con un poco de retraso. Francisco Ayala estaba cansado hasta de su nombre, según dijo en algunas ocasiones. Con 103 años la muerte se convierte en impaciencia. Todas las fotos son la última foto, todas las entrevistas la última entrevista, todos los libros el último libro. Imagino que los estudiosos y admiradores de Levis-Strauss y de Ayala que lograban acercarse lo hacían con la conciencia de estar ante la presencia de una leyenda que por un error de la biología aún está viva. No hay manera de cerrar el currículum final, y en todas las contraportadas de sus libros permanece un paréntesis con la fecha de nacimiento seguida de un guión huérfano que se asoma a un precipicio en blanco, una fosa abierta, una navaja que apunta al corazón del autor, a la espera de sepultar muy pronto su historia con la clausura del guión: (1906- ), (1908- ).
No conocí personalmente a ninguno de los dos, y los leí a los dos. Ellos dirían que sí, que estaban en los libros, que hablamos muchas veces en ese diálogo abierto en el tiempo, a contrapié, como todos los diálogos de los libros. Yo pasé muchas horas siguiendo los derroteros de sus pensamientos, recuperando a solas el discurso que habían elaborado tiempo atrás, también a solas. Menos mal que los libros no mueren, y que podré volver a conversar con ellos, siempre que no pretenda hacer muchas preguntas. Siempre que no busque demasiadas respuestas. Los buenos autores nunca dan respuestas, sino que amplifican las preguntas, y hasta te obligan a formular otras nuevas, desconocidas antes, que no tienen respuesta. Los que tienen respuestas se llaman beatos, ayatolas o creyentes. Los que tienen preguntas son los críticos, los inconformistas, los exploradores. Por supuesto que también hay preguntas con respuesta: ¿Qué tenemos hoy para cenar? Tortilla de patatas. Y en efecto, habrá tortilla. ¿Quién aceptará el próximo soborno? Será un cargo público, entre concejal y diputado. Pero esas preguntas son demasiado simples. Es el lenguaje en función fática. Ah, sí. Ajá. Claro, claro, por supuesto. ¡No me digas! Pues sí, como te lo cuento.
El mes de los muertos. Peancha está llorando en La Laguna, estoy seguro, porque hace un año murió mi madre (la misma que la suya) tras una agonía imperdonable. Y dos semanas después, mi padre. Siempre es en noviembre, siempre otoño, cuando llega el frío y el cuerpo se convierte en nieve. Ya lo advirtió César Vallejo: “Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo.” Estamos en noviembre, pero no pienso morirme todavía. Quita, quita, qué disgusto. Además, yo por una tortilla de patatas soy capaz de matar a la muerte, y aún no he cenado. Va siendo hora.
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