Es un poco complicado, porque esta novela tiene más de un 60 por ciento que no puede ser volcado en este blog. El porqué tampoco puede ser dicho. No es secretismo, ni ganas de hacer la puñeta, pero es que no puedo (físicamente sí puedo, pero no puedo por otros motivos extraliterarios).
No lo programé así. A veces sucede que la escritura lleva a otros derroteros inesperados, y todo este "Pacto de sangre" está entramado con otros párrafos, escritos en este último mes de silencio aparente, que lo sacan de la vía en la que está, y lo lanza a otro lugar. No sé si mejor o peor, pero definitivamente otro.
Joder, qué poco me gusta escribir con abstracciones y silencios. Lo siento.
En fin, que a pesar de eso, para no dejar a Malena allí enterrada, he podido entresacar algo (no mucho, qué le vamos a hacer) algún rastro de lo que sucede. Ya veis que hay un salto, en el que de pronto se rompe la frontera que separa al autor y al personaje. Pues eso, y mucho más, es lo que está entretejido en toda la novela reescrita.
De pronto, ya lo imagináis, ha dejado de ser una novela de adolescentes, porque la deconstrucción a los adolescentes solo les interesa si cae a la altura de las tetas.
No puedo decir más.
Quedan seis o siete capítulos, ya programados, que saldrán a razón de uno cada dos días. El primero, mañana.
Hale, que tengáis buen día. Yo me voy a merendar pan y membrillo.
Imagen anónima capturada con Google
5 comentarios:
Pero mira que eres cachondo Enrique, hasta para contarnos este inciso, este galimatías... tienes gracia y salero, y talento!
Usté, tranquilo, a lo suyo, que nosotros por aquí andaremos!
Maestro, te sigo por lo bien que te explicas...
Pues aquí estaremos siguiendo a Malena con un vaso de leche y una galleta.
Aqui seguiremos, esperando a Malena, con un cortadito y una magdalena.
Joder, esto se pone interesante.
Vamos a ver que sale del pan y del membrillo.
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