sábado, 21 de febrero de 2009

El ogro

Ayer por la tarde me comí un ogro. Debió de ser en algún momento en que me quedé dormido frente al televisor, mientras oía cómo una adolescente con sobrepeso abroncaba a su novio por haber dejado preñada a su madre en El diario de Patricia. “Hija, no te lo tomes así, que ha sido sin querer”, decía la madre mientras le cogía la mano al novio avergonzado. El ogro que me comí debía de estar en mal estado, porque me contaminó desde los talones hasta la frente, y en cuanto desperté del sopor de la siesta me puse de una mala leche que para qué. En esos momentos una abuela con cáncer terminal acusaba a su nieto de sisarle la morfina para hacer guateques con sus amigos todos los sábados. La furia me subía por el esófago como una bola de fuego, y la culpa no era de la televisión ni de los mamelucos que se vomitaban revelaciones tardías, sino de mis islotes de Langerhans, incapaces de fabricar insulina y glucagón. Eso es lo que me digo siempre. Es mi defensa contra el ogro que me habita: “No me pegues, que llevo gafas; no me regañes, que tengo hipoglucemia”.

Pero a lo mejor no es eso. Tengo un problema de adicción: soy grafodependiente. Así que cuando no escribo, sea por lo que sea, me pongo de tan mala hostia que la pobre Bea no sabe qué ha pasado, quién me ha insultado, qué ha hecho, qué me ocurre. “Nada, nada, es que estoy cansado”. Una polla. Lo que pasa es que escribir es una agonía, un desangre; y que no escribir es aún peor. La escritura se desata cuando la tortura de escribir es menor que la de no escribir.

Después ya, descerebrado y ajeno, poseído por la historia que se pone en marcha, cebado por la metadona de la ficción, el dolor se calma en un éxtasis de alteridad, el S.I.P.A. (Síndrome de Inmuno-Bipolaridad Adquirida). Y empieza la novela.

Durante las dos próximas semanas tal vez no escriba en este blog tanto como quisiera: la culpa la tiene la construcción de los personajes y la trama. En cuanto esté, dejaré de ser yo, y alguien que habita en mí se pondrá a escribir una nueva novela. Lo estoy esperando. Lo estoy provocando.

Será en breve. No dejen de sintonizarnos. Visite nuestro baaar.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues seguiremos tus indicaciones, seguiremos visitando tu baaaar.

Aurora Páez dijo...

¿Pero habrá palomitas y refrescos?
Ya tardas, hermano.
Hay que ver lo que te haces de rogar. Vomita de una vez, que te está dando indigestión.
Te esperamos. Te queremos.
Nena

Araceli Esteves dijo...

Buenísima entrada. Me has hecho sonreir en esta tarde de abulia dominical.Y créeme que eso es mucho.

Raúl dijo...

Las cosas buenas, con dedicación. Tómese usted su tiempo, y aplaque al ogro que lleva dentro.

Belén dijo...

Me da pena saber que no vendrás mucho por aquí, pero sabes que me encantas cuando escribes... y supongo que a bea también jajajajaja

Besicos

Anónimo dijo...

Yo ya estoy esperando, esperaré el tiempo que haga falta... cuando la tortura de escribir es menor que la de no escribir (qué gran verdad)

Un abrazo,
Carmen Cuevas

Edurne dijo...

Jajajja, me he reído con ese monstruo tan simpático!
Tranquilo, que seguro que no es tan malo como lo pintan, y después de la vomitona, te encontrarás muchísimo mejor.
"De mientras", eso, pasaremos por tu bar, a ver,a ver qué me pido...

Arcángel Mirón dijo...

Te entiendo. Estuve de un humor de mierda hasta ayer, y no entendía por qué. De golpe, cuando se me ocurrió el argumento para un cuento, el mal humor desapareció.
Como si fuera un milagro.

Juanjo Merapalabra dijo...

Hombre Enrique, di que también escribir es divertido y no sólo necesario para la vida, que si no los aspirantes o los que se lo están pensando preferirán hacerse modelos o actores y actrices famosos y nos quedaremos sin gente que le de a la pluma.

¿Por cierto en el bar ese ponen tequila y corridos de esos de que mal me va en la vida y que poquito me quejo? Deje usted la botella y dos vasos: uno para mi y otro para mis circunstancias :)

leo dijo...

Ánimo: seguiré pasando por si nos cae algo.
Besos.

Mi vida en 20 kg. dijo...

Suerte en tu busqueda...un gran gran abrazo...

Deja que te cuente algo que recorede con tu monstruo.
Mi hija menor se negaba a ir al colegio y hacia unas tremendas pataletas, un dia le dije que ella debia ser mas cuidadosa ya que su profesora tenia un bebe en la panza (claro estaba embarazada).....y mi pobre hija, con unos ojos gigantes me dijo "Ay!!!!! y como se lo comio??!!!!"

Bueno ahora le contare que tu comes mostruos....seras su idolo.

:)

Carlos Frontera dijo...

Al ogro hay que tenerlo bien comido, si no queremos que desate su furia; y no se conforma con cualquier cosa, no: sólo acepta palabras, esos bichos negros y peludos.
Ya he pillado sitio en la bar. Permanezco a la espera.

Maria Coca dijo...

Ánimo que tú puedes con todo!!! Capaz y capataz de convertir ogros en bellos príncipes. Tú a lo tuyo en este tiempo en el que aguardaremos con impaciencia a que vomites lo que tus dedos quieran.

Besosss