viernes, 15 de agosto de 2008
Vocación de eternidad
Me acuerdo de que, a los diez años, decidí ser santo. Quería ser devorado por los leones en el circo romano como san Ignacio, o decapitado en la vía Aureliana como San Pancracio, o caer en una olla de hambrientos caníbales africanos a los que yo trataba de evangelizar sin demasiado éxito. Debí poner mucho empeño en ello, porque mi madre me apuntó a unas clases particulares de santidad, en un convento de dominicos, cerca de las Torres del Silencio, a la sombra del Ávila, donde el padre Celerino trataba de calmar como podía la urgencia que tenía por morirme en loor de santidad. Eso de vivir en un valle de lágrimas, dada la gloria eterna que nos esperaba a los muertos en gracia de Dios, me parecía una pérdida de tiempo, un trámite absurdo, y quería quitármelo de encima lo antes posible.
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11 comentarios:
Amigo Enrique, todavía recuerdo esa canción de Nosé quién que decía: quiero ser santa quiero ser beata... Joder qué tiempos. Yo de pequeño quería ser el general Kuster, luego quise ser médico, e incluso monje como Guillermo de Baskerville y luego... bueno, luego el mundo te pone en tu sitio y sobrevives con cierta dignidad.
P.D. muy buena tu foto de niño soplillo (con todo el respeto, por supuesto)
Un saludo.
¿¿DE VERDAD?? Y lo de las clases de santidad....¿¿¿DE VERDAD???
¡Jo! ¡Y yo que solo quería ser azafata!...me siento una pecadora
Ser santo? jo, qué pena que hayas cambiado de opinión.:)
Es que sería estupendo escribirse con un santo-varón.
Enrique, en serio, de qué trata Abdel y Un secuestro de película? Voy a curiosear a ver si encuentro algo.
Que gran idea :). A ver si Ratzinger o Rouco, entre otros, toman ejemplo y aceleran su proceso de santidad.
Querias ser santo? Eso es de mediocres! Yo iba a ser inmaculado. Como la Virgen. Como solo cuentan los pecados que cometes a partir de la Primera Comunion, me habia prometido que a partir de ese dia no iba a cometer ningun pecado. Eso es echarle huevos. Lo de no ser mas que santo es de nenazas. Mi vocacion de inmaculado duro hasta la tarde de aquel dia, cuando tuve el mal pensamiento de porque no le zurraba a mi hermana, que se lo merecia. No lo puse en practica, pero ya habia pecado. Desde entonces mi vida fue cuesta abajo... pero lo que me he reido...
Enrique...que no se diga!!! menos del Primer Motor Inmóvil...nada!!!
Desde chiquito pensaste en grande...
Pues yo, santa, lo que se dice santa... no! Pero momja y misionera y salvar negritos y chinitos... huy, de eso y más, todo lo que quieras!
Claro, luego ya me di cuenta de que la cosa no era como yo pensaba, y menos mal!
Jaja, santo y, además, mártir. Pues sí que estaba el ambiente religioso exacerbado por aquellos tiempos, jaja.
Un saludo
He merodeado por tu página web y un poco por el blog, para saber de ti. Eres un escritor que vives de escribir,¡sorprendente! Con lo difícil que es publicar y vender en este país si no eres mediático.
Tenemos en común que he escrito para niños, pero por encargo, pero por contra, cuando tenía ocho años me fui directa al cristo grande de la iglesia de mi colegio de monjas y le pedí con fervor que no se le ocurriera "llamarme" con eso de la vocación religiosa, que no quería ser monja ni santa, que sería buena, pero normal.
Enrique, intentaré seguir tu novela por entregas, aunque trabajo con el ordenador y prefiero leer en papel.
Gracias por dejar tu huella en mis moreras.
Besos.
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