Allí nos fuimos Beatriz y yo invitados otra vez por Antonio. Bea estuvo contando para niños y “Cuentos con aire flamenco” en el Teatro de Agüimes, en el Cruce de Arinaga, en la isla del Hierro, en Lanzarote, en los Realejos y en el Puerto de la Cruz (Tenerife). Yo estuve impartiendo un Taller de Escritura acerca de “Los recursos de la creatividad” en tres sesiones de tres horas cada una.
Mucho avión, mucho ron, muchos cuentos y muchas risas.
Hasta Agüimes llegaron también con sus cuentos Aldo Méndez (no desde Cuba, sino desde Ciudad Real), al que no veía desde hacía año y medio, cuando coincidimos en Albarracín (yo con otro Taller de Escritura de la Escuela de Escritores, él contando cuentos durante la cena.
Mercedes Carrión, a la que conozco desde hace más de 20 años, llegó con sus tórtolas y peces para los trucos de magia. Quizá sea Mercedes el ejemplo más evidente de la supervivencia de los narradores. No es la que lleva más tiempo contando en España, pero casi, casi.
Cristina Verbena vino desde Zaragoza, aunque en el Puerto de la Cruz la confundieron con Cristina Verberana y dijeron que era gallega. No la conocía de antes, y apenas la conocí en esos días.
Maísa Marbán, mi amiga desde hace otros 18 años, ya recuperada de la aventura con la librería infantil, y rescatada definitivamente para los cuentos narrados. Un reencuentro afortunado, después de tanta distancia y tantos proyectos. Recuperar la amistad de modo intenso siempre es una alegría.
El escritor caboverdiano Germano Almeida, un metro noventa y cinco de buena escritura, el García Márquez de Cabo verde, con el que pudimos hablar y hablar en portugués. CUánta saudade, qué buenas sus novelas. Hizo un espectáculo de lectura/narración en español/portugués, gracias al trabajo conjunto con Maísa, que marca uno de los caminos futuros de multilingüismo en el cuentacuentos.
El Taller de Juglares de Gran Canaria, y Antonio López, que vive ahí mismo, a la vuelta de la esquina, nos recibieron como grandes anfitriones. Y como grandes narradores también, desde luego, que ya llevan muchos años de contadas a las espaldas.
El Festival de Agüimes es siempre un lujo. Volveremos, claro que sí. Qué gusto.
1 comentario:
Me encanta leer estas notas y siento una nostalgia sabrosa por los buenos recuerdos de Agüimes.
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