miércoles, 5 de agosto de 2009

Oficio de masoquistas (4)

Un escritor escribe mil palabras al día. ¿Todos los escritores hacen eso? No, claro que no. La mayoría escribe mucho menos. Algunos días más, y otros días menos. Yo estoy convencido que los escritores que escriben mil palabras al día, sin descanso, 365.000 palabras al año, es muy raro que sean escritores que no publiquen con frecuencia. Escribir esa cantidad significa una pasión difícil de entender si no es porque está recompensada por una íntima satisfacción personal, que suele ir acompañada por una calidad que aumenta mes a mes, y que tarde o temprano está unida a la publicación. No es necesario que publique todo lo que escribe, porque una novela tiene alrededor de 50.000 a 100.000 palabras, y con ese ritmo de trabajo el escritor podría producir una media de una novela de 180 páginas cada dos meses. Seis novelas al año. En dos años habría escrito las 2.200 páginas de una trilogía inmensa como Millenium. Uf. Vaya esfuerzo. Y conste que hay escritores que lo han hecho, o que lo hacen actualmente. Por ejemplo, Simenon tenía exactamente ese ritmo de trabajo: escribía seis novelas al año. Jordi Sierra y Fabra ha escrito entre los 26 años y los 56 años, treinta años de producción, algo más de trescientos libros, en su mayor parte novelas. Treinta años, trescientos libros. Un año, diez libros: nueve novelas y un ensayo o biografía cada año. Con dos cojones. ¿Cómo hizo Lope de Vega para escribir 1500 obras de teatro? Si escribió durante sesenta años sin descanso, tuvo que escribir dos obras al mes, y si un mes no escribía, al mes siguiente escribía cuatro. Y con rima.

Pienso que no hace falta tanto. Tal vez se pueda escribir menos, aunque insisto, digan lo que digan, el que escriba esa cantidad puede que sea un escritor enfermo de logorrea, pero sin duda es un escritor.

Hay un invento llamado estadística, mentiroso como pocos, que dice que si un escritor escribe 500 palabras los sábados y otras 500 los domingos, pero no escribe nada entre semana porque el trabajo, los niños y la suegra, y el mes de agosto tampoco porque estamos de vacaciones, entonces escribe 48.000 palabras al año, que son 131 al día. Mentira cochina, porque nos había dicho que de lunes a viernes no escribe nada porque la casa, la parienta y la gimnasia. Mil al día son 365.000 al año, cosa muy distinta de 48.000. Más de siete veces y media menos. O sea, que en un escritor que escribe todos los días mil palabras, caben siete escritores y medio de los de fines de semana pero con vacaciones. Lo más fácil será encontrar al medio, aunque parezca lo contrario, porque medio escritores hay un puñado gordo. ¿Todo esto es verdad? Ni de coña.

Lo más fácil es ser un escritor que escribe poco, o nada. Es mucho más cómodo, qué duda cabe. Más descansado. Un escritor de fines de semana perezosos. No es necesario abandonar el otro trabajo, ni divorciarse. Un escritor de 500 palabras los sábados y 500 los domingos. Tres páginas cada fin de semana. Y en agosto, vacaciones. Tampoco es para sudar sangre. Un par de horas el sábado, y otras dos horas en domingo. Página y media cada día de trabajo. No es para desriñonarse, digo yo. Y aún así, el escritor de fines de semana lánguidos (en agosto no, por favor), cada año podría tener 48.000 palabras. Eso es un libro de 144 páginas. De los normales, quizá tirando a corto, pero habitual en las librerías. Un libro al año. O uno gordo cada dos años. ¿Es esa la producción de los escritores distraídos, de los de cuatro horas a la semana como mucho dedicadas a la escritura? Ni de coña. La producción es mucho menor. La media es de un libro cada cinco años, así que no le dedican ni el 10 por ciento del tiempo laboral del resto de los trabajos (las famosas 40 horas semanales que echan los curritos), sino menos, mucho menos. Ni cuatro horas a la semana. Entre una y dos horas en total cada semana. Menos tiempo que a fregar platos. Menos que a hacerse pajas. Menos que a hacer la compra. Menos que la suma de los desayunos de la semana. Menos tiempo que a leer los blogs de los amigos. Joder, ¿eso es ser escritor? Vale, pues entonces yo soy jugador de baloncesto y vigilante de puestas de sol.

Un escritor debería escribir mil palabras al día. Si un día escribe menos, al día siguiente escribe más. Si en una semana no llega ni a mil, es que está de baja. Si en un año no llega a diez mil, entonces está incapacitado. Ha dejado de ser escritor. Tal vez, años después, vuelva a escribir creyendo que es el mismo, pero es mentira, ya no será el mismo.

El carné de identidad miente más que la estadística, porque asegura que un chaval de quince años llamado Enrique Páez es el mismo que asegura llamarse también Enrique Páez quince años más tarde, con treinta, y todo porque coincide el número de carné de identidad. Pura casualidad. Espejismos absurdos. Son dos personas distintas. Si lo sabré yo. No se parecen en casi nada. Yo no me reconozco en el Enrique de los 15 años, ni en el de los 30. Y me cuesta reconocerme en el de los 45. Si fuera a la inversa, el de 15 me haría pedorretas, el de 30 cortes de mangas, y el de 45… no sé, a lo mejor el de 45 diría: “¡De puta madre! ¿Dónde hay que firmar?”

Escribir no es tan difícil. No nos engañemos: lo jodido es picar carbón en una mina durante treinta años, conducir un autobús urbano ocho horas al día, cuarenta horas a la semana, limpiar las letrinas de las oficinas todos los días por 300 euros al mes, poner cervezas y cafés en un bar, recoger la basura con un camión articulado desde el atardecer hasta el amanecer, cultivas patatas en Bolivia, hacer de puta en la casa de Campo. Hay trabajos jodidos. Escribir es un trabajo, y no es de los jodidos. Pero el escritor tiene que escribir, digo yo. No vale decirlo y no hacerlo. Mil palabras no es tanto. Hay que plantarse a escribir cada día, todos los días, como el resto de los curritos. Mil al día. Aquí van 1.080. Yo hoy ya he cumplido. Mañana más.

Imagen anónima capturada con Google. Si es tuya, avísame y te cito o la borro.

13 comentarios:

Feliciti dijo...

Vaya galimatías,jajaja,por más que sumo y resto,multiplico y divido estoy hecha un lío.Qué afán de escribir por dios,ni los apuntes de la facultad!
Bueno,me he reído un rato que no es poco.
Saludos.

leo dijo...

Me apunto al plan 1000 palabras al día. Seguro que también adelgaza. ;-)
Un saludo

Belén dijo...

Pues salvando distancias, escribir lo veo dificil, no es costoso como picar en la mina, pero hacerlo bien, enganchar al lextor y resultar ameno...

Si, es dificil

Besicos

Javier Puche dijo...

Interesantes reflexiones, Enrique. Mil palabras al día, hay que intentarlo, incluso en agosto.
Un abrazo estival.

Beatriz Montero dijo...

Ejem, pues a mí lo de escribir me parece jodido. No será como descargar un camión, pero escribir 1.000 palabras al día, todos los días, tiene que dar agujetas mentales. Al menos al principio. Besos.

Maria Coca dijo...

Pues a mí también me parece difícil la meta de las mil palabras diarias... Vale que sea más fácil que descargar camiones pero también es un esfuerzo grande... Y más si se quiere decir algo interesante.

Besos de regreso vacacional, Enrique.

Fernando Alcalá dijo...

A mí me funciona, por eso el NaNoWriMo fue, digamos, la llama que encendió la mecha y desde entonces lo intento. Aunque sea mentalmente. ¿Corregir también cuenta? Porque de eso hay un huevo. De avestruz lo menos.

hombredebarro dijo...

Sí señor, eso son planes de escritor, hay que echar números y sumar. Hay que currar más y mariposear menos, y si no, a otra cosa, que tampoco pasa nada.
Salud-os.

bret gurewitz dijo...

Yo estuve durante ocho años de mi vida (asi acabé; hoy lo he vuelto a retomar, pero con el sistema Carver; la correccion infinita), una media de ocho folios diarios (unas cuatro mil palabras diarias; os lo juro, no miento), menos los domingo (el señor lo hizo para descansar las narices), y os puedo asegurar que de calidad y publicacion, asi como de la condecoracion de premios (elemento esencial en el escritor que empieza)nada de nada. Les aseguro que se pasa fatal.
He trabajado en empleos de los que se nombran en el articulo, y he decir que escribir a este ritmo no tiene comparacion con esos curros. Por lo pronto un trabajo de ese tipo es convierte en mecanico a los pocos meses, la labor de un escritor (salvo que firme un contraro de a libro por años) de una creatividad continua. Y no es agradable.
Primeramente para tener ese ritmo de escritura la literatura tiene que funcionar como un elemento para salvarte la vida. Si no es asi (como ocurre en la mayoria de los escritores)pues a dedicarse a dar conferencias o a escribir en revistillas o periodicos liberales, que es mas comodo y tira para la zona Hegeliana del reconocimiento publico a cualquier precio (aunque sea de escritorcillo-contertulio).
NO basta con escribir cientos de palabras al dia, hace falta el talento (muy pocos lo tienen, yo desde luego no; hace tiempo que me di cuenta), o tener una tara psiquica, y en ese caso la literatura (escritura) si funciona a mil palabras por dia. Vease a Kafka y similares.
Hace tiempo tuve un profesor, (seguramente conoces muy bien Enrique)de un magisterio increible llamado Angel Zapata que me ayudo mucho, y logre aprender eso que los sajones han aprendido muy bien; Stop,Look and Listen.
LO aprendi, y ahora mis textos ya son otros. Los del realismo sucio made in USA tuvieron muy clara esta enseñanza.

Un saludo, y perdon por la extension (sera por la medicacion)

Enrique Páez dijo...

Bienevenidos todos/as: Amaia, Fernando, Herman, Bea, Belén, María, Leo y Hombredebarro. Bueno es veros por aquí.

Bret: Ángel Zapata y yo hemos trabajado juntos diez años en el Taller de Escritura, y a pesar de ellos seguimos siendo muy amigos. Todo lo que diga Ángel es sentato. No pienso contradecirle.
Un abrazo

Berna Wang dijo...

pues sí... Te doy toda la razón, brodel :-) (creo que mi media es de 5 palabras al día, pero lo mío no es la narrativa... o eso quiero pensar :-P). Besotes.

Fontana dijo...

¿Y los escritores que no escribimos nada?
Nada de nada.

Elisa Agudo dijo...

Qué razón tienes, Enrique, cómo nos enredan con las estadísticas. Y no, la escritura no es la mina, pero difícil es un rato. Me anoto en la frente lo de las 1.000.

... Aunque ahora, oh desolación, me he quedado huerfanita de blog y no me puedo despachar a gusto... un problemita de esos de eliminación de cuentas google (con tu permiso, os hago un llamamiento, a ti que te pegas con los scripts y a todos los blogueros que te leen).

En fin... voy a cumplir con mi cupo de hoy.

Besos,
Elisa

PS 1: Berna, lo tuyo, cuando no es narrativa, también es delicioso.

PS 2: Anda, Harry, no me cuentes cuentos! ;-)