lunes, 16 de noviembre de 2009

Aminetu Haidar, la herida abierta del Sáhara

Desde hace muchos años tengo un desierto africano enquistado en el páncreas. Hace 17 años no pude callar, y escribí un libro titulado “Abdel”, en donde relato la historia de un niño saharaui, huérfano de madre por culpa de las balas del ejército marroquí, que cruza Marruecos y llega a Andalucía a bordo de una patera acompañado por su padre.

Recuerdo que lo escribí con rabia, porque desde la Marcha verde, en vísperas de la muerte de Franco, hasta entonces y hasta ahora, ningún gobierno español ha querido apoyar con un mínimo de decencia a esos otros españoles (todos los saharauis eran españoles) a los que abandonaron a su suerte. A su mala suerte: conciudadanos nuestros que de golpe fueron desposeídos de todos sus derechos, de su nacionalidad y de su tierra. Uno de los exterminios genocidas más sangrantes del siglo XX, que se prolonga en el siglo XXI. Ni el gobierno de Felipe González en su momento, ni mucho menos el de Aznar, ni ahora el de Zapatero, han sabido comportarse con decencia y restaurar una deuda histórica sangrante, y los saharauis expatriados y desposeídos siguen hacinados en tiendas de campaña en las arenas de Tinduf, ahora como hace 17 años, cuando escribí “Abdel”. Ahora como hace 34 años, cuando fueron expulsados por la Marcha verde. Y el gobierno, ahora como hace 34 años, y hace 17 años, sigue mirando a otro lado, porque esos súbditos desarraigados son incómodos y no votan.

¿Quién va a escuchar sus gritos en medio del desierto?

Aminatu Haidar está en huelga de hambre en Lanzarote: solo quiere regresar a su país, el Sahara, aunque sea un país ocupado militarmente por Marruecos. Un país hermoso que no hace tanto fue una colonia desangrada y abandonada por España.

6 comentarios:

Luis Recuenco dijo...

Yo te pregunto, querido Enrique, ya que parece claro que ves con ojos gratos al PSOE y a sus gobiernos, si la desmemoria selectiva cuando hay elecciones en este país tiene que ver con prejuicios todavía no superados. Porque es evidente que el abandono de los saharauis no tiene color político, como tantos otros asuntos lacerantes.

Un abrazo.

Beatriz Montero dijo...

Yo siento vergüenza por lo que está pasando el pueblo saharaui. Bonita entrada.

Enrique Páez dijo...

No, no, Luis, no te creas que veo con ojos gratos al Psoe. Lo que pasa es que veo con ojos muy ingratos al PP. Hace mucho que el Psoe, para mi gusto, hace políticas de derechas (sobre todo en el terreno económico y en relaciones internacionales). Lo del Sahara es una vergüenza repartida entre todos, desde IU hasta el PP. No se salva nadie.

Belén dijo...

Esto si es memoria histórica... pero es lo que dices... que no votan

Besicos

Raúl dijo...

Un lamento profundo y crítico.
Un abrazo.

Maria Coca dijo...

Una vergüenza general para todos y una injusticia. Así lo veo yo.