viernes, 31 de octubre de 2008

El viaje de Lidia. Epílogo

Gracias a todos los que habéis seguido "El viaje de Lidia" en el blog, escrita y editada casi a tiempo real. Sé que ha sido un viaje doloroso, radical, iniciático y sin concesiones. Como la adolescencia misma.
Gracias por estar al otro lado de la pantalla: Bea, Una ET en Euskadi, Diego Flannery, Edurne, Moderato_joseph, Arcángel mirón, Haldar, Ruth, Berna, Mi vida en 20 kg, Aurora Páez, Belén, Magia de mujer, Mila, Ángel, La maga, Miriam, Carmen Cuevas, Elisa Agudo, Sonia Aldama, David Condes, María Coca, Juanjo Merapalabra, Meiga en Alaska, Ivi(r), Mita, Luis Recuenco, Basilio, Peancha, Manuel Espada, Hombre de barro, Carmen, Revangel, Óscar Alonso, Bizarro sin interrupciones, Ricardo Guadalupe, Raúl, Juanjo, Jimena, Ayshane, Joan X, Frida, IvanH, Dany, Xrisstinah, Leo y los lectores y lectoras del IES Guadarrama. Y todos y todas que no habéis dejado comentarios, pero que leíais en silencio. Gracias por leer.
Apenas he respondido a vuestros comentarios que, sin embargo, me eran de gran ayuda para seguir escribiendo. Ya sé que alguno o alguna le costó aceptar la muerte de Ringo, de Héctor y del padre de Lidia, pero ¿cuándo es bienvenida la muerte si hablamos de los seres queridos?
Debéis saber que, de todos modos, no es una muerte real, sino metafórica: la muerte de la infancia, de los juguetes, de los compañeros, del padre todopoderoso. Solo se crece a través de la muerte, solo se cambia de piel cuando la vieja se desescama. Es la propia Lidia la que se entierra a sí misma con Ringo, con Héctor y con su padre, para llegar junto a la madre crecida, como una madre que adopta a Carlos, y será capaz de desarrollarse y fertilizar el mundo y su vientre en un amor futuro que ya no será un amor de infancia.
En fin, que a pesar de la agonía de esta novela, como un parto seco, yo me he quedado bien a gusto exorcizando demonios.
Un abrazo a diestro y siniestro.

23 comentarios:

josef dijo...

Creo, sinceramente Enrique, que has escrito la obra que tal vez llevabas dentro y necesitabas escupir. Has escrito algo doloroso y a la vez aleccionador. Y tal como tú mismo dices ha sido un despojarse de las capas de la niñez para entrar en las de la edad adulta de una forma brusca, terrible, pero con los ojos bien abiertos de verdad, y con los sentidos atentos. De tal forma Lidia quien era una niña cuando salió, ha madurado a marchas forzadas, porque la vida no le ha dado opciones. Pero así funcionan las cosas, muchas veces ni siquiera tenemos donde elegir, o te echas al cauce de la vida y aprendes a nadar o te ahogas. Una obra memorable. Por lo menos a mí personalmente se me han quedado grabados ciertos capítulos y párrafos de una forma especial que ya será difícil que olvide. Un abrazo y felicitaciones!

Anónimo dijo...

Gracias a ti Enrique, por compartirla con nosotros de este modo.

A mi me gusta hablarle a la gente, a los amigos, de los libros que leo, y a veces me dicen, pero por qué lees eso si es tan triste, bastantes desgracias tiene ya la vida. Y en ese momento siempre se me hace difícil de explicar que con libros como este uno crece por dentro,y eso es importante.

Sólo se crece a través de la muerte, es verdad, aunque a veces me da la sensación de que este proceso dura toda vida.

Un beso muy fuerte,
Carmen Cuevas

Belén dijo...

Bueno, la verdad es que tienes razón, ha sido una historia muy trsite y desgarradora, pero precisamente esos requiebros son los que mas gustan de todos, lo que se puede hacer con cuatro palabras es, simplemente, abrumador...

Gracias, majo

Besicos

Edurne dijo...

Tienes toda la razón: cuesta dejar atrás lo querido, los seres amados y las cosas... pero es la única forma de avanzar, hay que dejar en el camino lo que nos ha servido pero ya ha cumplido su misión, y ahora toca explorar nuevos vericuetos, nuevos amores, experiencias,lugares...
Caminar es crecer, pero es duro, ya lo creo que sí!
Lo has explicado muy bien, con la historia y ahora con tus palabras.
Gracias otra vez, y un abrazo enorme!

Diego Flannery dijo...

Nuevamente gracias a tí Enrique!!! Por permitir nutrirnos en la cocina de un trabajo literario.
Cuando el paladar se acostrumbra a lo bueno, reclama siempre un poco más...y aquí estaremos, navegando en la balsa y esperando la señales del nuevo trabajo. Abrazos!!!

Anónimo dijo...

Di que sí, Enrique! Si tú has parido a gusto, bienvenida sea nuestra congoja! Parece que hayas soltado lastre, quizá un poco del atasco de toda una vida, quizá un mucho de la angustia de los últimos tiempos, quizá un todo del dolor de hace unos años... Así es la vida pero así es como nos libramos los que escribimos.

Gracias a ti :-*

Beatriz Montero dijo...

Gracias a ti, una vez más, por compartirlo ocn nosotros.

Arcángel Mirón dijo...

No es que "me costó aceptar la muerte de Ringo", es que te voy a guardar rencor el resto de mi vida.

:)

Mentira, sólo te guardo respeto y cariño.

Anónimo dijo...

Un abrazo para ti también Maestro! Y gracias de nuevo por invitarnos al exhorcismo jajajajaja coño! hay que ver que yo si sufrí con esta novela y fue buena para mi desde todo punto de vista. Mi respeto para ti, siempre he dicho que las personas que cuentan cosas y sobre todo aquellas que las saben contar partiendo de la realidad de la vida, son sabios. Un beso para ti y sigo leyéndote ávidamente :)

Berna Wang dijo...

Escribo desde el Starbucks de la T4 de Barajas. La gente debe de estar flipando de ver a la china de la mesa del rincón, con los ojos llenos de lágrimas, tecleando quién sabe qué en un portátil que lleva en la tapa un enorme sol sonriente.

No recuerdo haber leído un viaje iniciático, un rito de transición tan duro, brodel, pero es cierto todo lo que dices. Y, creo, hacen falta libros como este.

Muchas gracias y enhorabuenas, y un abrazo lleno de amor y agradecimiento, enorme, de osa prepirenaica.

Anónimo dijo...

Yo también te felicito,Enrique.Aunque no te dejé ningún comentario fui siguiendo a Lidia en su camino,casi cada día.Un saludo y adelante,somos muchos los que te leemos y estamos pendientes de lo que nos quieras decir.
Aurora Boreal.

Anónimo dijo...

Mila dijo:
Gracias a ti, Enrique. Gracias también de parte de mis alumnitos del IES Guadarrama, aunque últimamente no han podido leer mucho porque compartimos sala de informática con otros grupos. Pero sé que para ellos la experiencia ha sido muy curiosa. La mayoría se metían en un blog por primera vez y para algunos incluso era la primera vez que leían una novela en Español.
Besitos.

La Maga dijo...

La verdad es que no lo había vito así, como que todo este viaje era el paso de la infancia a la vida adulta, pero bien pensado, tienes toda la razón.

Bibiana Fernández Simajovich dijo...

¡Ahi va! Tus finales siempre me pillan de sorpresa. Si, es verdad, fué un viaje agónico hacia la madurés o ...hacia el vacío, porque la verdad es que yo no creo para nada que lo que no mata fortalece; pero esta novela leída junto a profes y/o padres que sepan guiar su lectura puede ser una más que provechosa guía que acompañe el turbulento viaje de la adolescencia. Enhorabuena y gracias por este ejercicio intelectual que nos propones en cada novela.
Ahora te toca relajarte y gozar
Muchos besos

Haldar dijo...

Mil gracias a ti! Siempre es un placer y un aprendizaje leerte. Abrazos

Ivana Diaz Otero dijo...

Ahora que tengo un bebé en brazos, la adolescencia me asusta muho más.
Madurar es un camino largo, difícil, ingrato... pero, inevitablemente, crecemos y debemos recorrerlo. NO WAY! :-(
Gracias por tenerme en cuenta, a pesar de haber sido pasiva esta vez.
Besos.

Mi vida en 20 kg. dijo...

Enrique gracias a ti por esta obra.
Es verdad que algun crecen de apoco y otros de golpe, asi es la vida y la muerte es parte de ella aunque duela.
Un beso y un abrazo.

Maria Coca dijo...

Gracias a tí por crear una historia que siempre permanecerá. Después de todo, hasta la muerte es relativa.

Besos y aplausos.

Aurora Páez dijo...

Con el corazón encogido y ausente, solo puedo agradecerte a ti, el haberme hecho sentir una adolescente a lo largo de los 48 capítulos que tan maravillosamente has descrito. Echaré de menos a Lidia y sus vivencias, por muy duras que estas hayan sido.

Solo espero que no tardes en retomar la pluma (en este caso, la tecla) y nos deleites con más sorprendentes relatos.

Te quiero, Quique, y siempre te querré. No nos dejes por mucho tiempo ¿vale? te necesitamos.

Mil gracias, maestro, por compartir con todos nosotros tus pensamientos.

Un beso con todo cariño.
Nena

P.D. ¡Ohmmmmmmmmmmmmm!

Raúl dijo...

No leerla, porque se ha hecho poco a poco y con un gusto increíble, pero reconozco que a veces, por aquello de no querer repetirme, comentar cada uno de tus capítulos, no resultaba fácil.
Gracias a ti, por hacernos partícipes de tu parto.
un saludo.

leo dijo...

Felicidades por este final, por el exorcismo, por haber sabido mantenernos atentos, aunque a veces hubiera poco o nada (o todo) que decir.
Un abrazo.

AMEIS dijo...

Enrique, gracias a ti, he necesitado respirar muy muy hondo al final, ha sido muy duro y hermoso leer esta novela.
Me alegra que hayas exorcizado a los malditos demonios, también un poquito a los nuestros.
Un besazo,
Sonia

Bibiana Fernández Simajovich dijo...

¿Vacaciones...u qué?