martes, 3 de abril de 2012

Gustavo Roldán ha muerto, y no te imaginas cómo lo siento


Gustavo Roldán, uno de los mejores escritores argentinos de LIJ, ha muerto. Me da mucha pena, porque conocí a Gustavo hace 15 años, en Córdoba, Argentina, en Villa Giardino (creo que se llamaba así aquel lugar con un hotel del sindicato Luz y Fuerza), y nos hicimos amigos en un instante. Intercambiamos libros, mates, bromas, empujones… 


Fue en el año 1997. Durante varios días hablamos horas y horas acerca de las traducciones de textos infantiles, las adaptaciones, las maneras de escapar de la censura y de la autocensura, la ilustración, el vocabulario, la identidad nacional, y la internacionalización de la LIJ…


Allí estaba también la que desde entonces también es mi gran amiga Alicia Barberis, otra escritora de Santa Fe (que espero que no se muera nunca). 
Me da mucha pena. Que los amigos se mueran es injusto. Deberían de ser inmortales, como sus libros.


En su autobiografía dijo: "Aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que un accidente como el verano o la lluvia o el frío." 


Os dejo un pequeño cuento de Gustavo Roldán, "Amor de Dragón", como homenaje póstumo: 


"Cuando los dragones se aman se desatan los maremotos, los volcanes lanzan un fuego endemoniado y los huracanes largan una furia que hace pensar que ha llegado el fin del mundo. Por eso a veces, para amarse sin molestar a nadie, vuelan hasta el cielo más alto, donde las estrellas casi están al alcance de la mano.
Y los dragones creen que el mundo queda en calma. pero se equivocan. Entonces caen rayos y centellas, el cielo parece desplomarse con truenos aterradores, las estrellas fugaces y los cometas de largas colas luminosas corren de un lado para el otro sembrando el pavor, y los tornados enfurecidos se tragan medio mundo.
O la luna o el sol parecen borrarse lentamente en el cielo y todos dicen que hay un eclipse, dando minuciosas explicaciones de cómo la tierra se coloca entre el sol y la luna o la luna delante del sol y etcétera etcétera.
Vanas explicaciones. Las dicen los que nunca miran bien. Si mirasen bien verían claramente la figura de dos dragones que se aman y que van tapando la luz de los astros según se acerquen o se alejen.
Cada vez que alguien piense que está llegando el fin del mundo sólo tiene que abrir los ojos de mirar bien. Los ojos grandes de mirar lejos. Y no creer en tonteras. Pero eso no es nada fácil."

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