Se me han perdido tres canicas, un trompo,
y un barco de plástico azul que guardaba
y un barco de plástico azul que guardaba
en el armario. Se me ha escurrido
con indios, soldados, caballos y carretas,
un castillo de papel, un astronauta,
una caja de ceras de colores, los moldes
de plastilina, un mecano, la linterna
y un pequeño transistor japonés
que siempre tuve bajo la almohada.
No sé que ha pasado con mi vida,
no sé dónde se me quedó la infancia.
22 comentarios:
Estou com quase sessenta anos. Começo a crer que a vida não é nada mais do que o espaço entre a infância real e as memórias dela, quando se chega à velhice.
Coisa boa a gente não esquece.
Saludos
Tu infancia tal vez se escondiô en un recôndito y oscuro orificio de la traviesilla memoria esa, hûrgala como si te metieses el dedo en la nariz y seguro que la encuentras de nuevo un dîa de estos. Prueba...
Pero si está ahí, que no la ves. Que la infancia es como la energía que no se crea ni se destruye simplemente se transforma.
Muy bonito, precioso.
Irène (aula escritores Barcelona)
Los adultos deberian escribir como niños más a menudo.
Dios, qué triste.
Si viviera al reves, cuando fuera nino echaría de menos: mi último coche, el hogar que compré con tanto esfuerzo, las corbatas que me regalaron mis hijos en cada día del padre, las caricias de mi mujer, los abrazos de mi mujer, el beso de mi primera novia. Mi coleción de musica, mi colección de libros, las fotografías de todos los viajes que hice y, por supuesto, mi Premio Nobel. En fin, que no se puede tener todo a la vez.
A mi me da miedo eso de quedarme sin recuerdos...
besicos
Qué triste, Enrique. Pero estoy con Bea: tiene que estar por ahí (si en la búsqueda te encuentras con la mía, mándala por acá, por favor).
Un saludo.
Y a veces ocurre que la infancia está lejos, pero el niño está muy cerca. Y ese niño se pregunta porqué haces cosas tan raras durante el día y ya no juegas, y porque te vistes tan raro, con lo cómodas que son una camiseta vieja y unas chancletas. Ese niño sabe que madurar fue ponerse una careta.
La infancia no se pierde nunca, lo que pasa es que se ha hecho mayor.
Todos tenemos un doble fondo; ahí guardamos, sin saberlo, aquello que creemos perdido.
De golpe, un día, lo encontrás.
Una parte de mi infancia espera en el trastero a ser reubicada y adoptada por otra niña inquieta que crece a toda velocidad, la otra ha desaparecido de la realidad material, pero sigue intacta en mis recuerdos :-)
Yo, si quieres, te presto mi cole de cromos de "Vida y Color".
Te la presto un ratito y luego me la devuelves, eh!, que una también necesita acariciar sus recuerdos infantiles para saberse viva!
Que triste, pero mira que buena memoria tienes...asi que tus juguetes y tu infancia estan en ellas...la encontraste!!!!!!
Infancia escurrida.
¿Has mirado al otro lado? Se me ocurre austral.
Paranoid kiss.
Seguro que tienen que estar con mi muñeca pelirroja y mis barriguitas. Con el paso del tiempo, los juguetes se hacen independientes y desaparecen. Es ley de vida.
Besosss
No busques lo juguetes de entonces a ver si se te van a escapar los de ahora. No tenemos tanto tiempo. Juega, no dejes de jugar.
Besos
Yo la reencontré (en parte) jugando con mi hijo de cinco años. Encima su superhéroe favorito es Spiderman, como lo era el mío :). Aunque a veces se aleja cuando me pide que le dibuje un pokemon.
A leerte algo nuevo me pasé, Enrique.
Mi gozo en un pozo.
¿Sabes?, creo que este poema fue el primer texto tuyo que leí. Literario, digo (descontemos aquellos mensajes sobre virus informáticos :-D). Hace un millón de años :-) Me sigue gustando mucho, mucho.
Bravo por Berna, memoria de elefante. Este poema lo escribí hace once años, y lo rescaté el otro día del fondo del disco duro.
¡Siempre nos quedará el portátil! (el día que lo perdamos sí que estaremos fritos).
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