A los personajes de las historias de humor disparatado siempre les pasan cosas muy raras, y
es tal vez porque ellos a su vez ya son de por sí bastante especiales. Lo que hacen en realidad sus
autores es exagerar hasta el límite las manías de sus protagonistas, hasta el momento en que surge
el absurdo.
En realidad, si lo miras bien, lo que hacen es reírse las costumbres, las pequeñas manías y los
automatismos que todos tenemos.
Una historia disparatada, escrita con estructura de relato, poema, teatro o memorias, tanto da, puede
no ser cómica; y una de humor puede no tener ni un sólo disparate. Aunque con frecuencia vayan juntos, humor y disparate significan dos cosas distintas.
El disparate es uno de los terrenos más difíciles por los que transitar en la creación literaria. Y uno de los motivos tal vez sea el de su aparente facilidad, como si la consigna fuera “vamos a escribir tonterías”, que para eso no se necesita mucha ciencia ni planificación.
El problema está en que el disparate sí que tiene una lógica y una estructura. No es la habitual, bien es cierto, pero su ausencia repercute desfavorablemente en la calidad de los relatos, convirtiéndolos en una sarta de despropósitos sin ton ni son. El disparate es una lectura distorsionada de la realidad, no una ausencia de ella.
https://youtu.be/mnUZR_tyEGk
Curso de Escritura Creativa. Escuela de Escritores, Madrid.