martes, 16 de agosto de 2011

Las aventuras de Catalina, Antón, Ernesto y Joana

En verano la hormiga Catalina se enamoró del zángano Antón.
Fueron felices durante un tiempo, o eso parecía.
Hasta que un día, al volver a casa un poco antes de lo previsto, la hormiga Catalina se encontró al zángano Antón jugando a los médicos y lamiéndole las patas al grillo Ernesto.
¡Qué disgusto, por dios!
Catalina se fue de casa dando un portazo antes de que Antón y Ernesto lograran siquiera desenredar sus patas.
--¿A que no sabes con quién se ha liado mi chulo Antón? --le dijo entre hipos Catalina a la mosca Joana.
--Hija, si es que estás en la inopia. Desde la charca hasta el río todos saben que tu zángano se lo monta con el grillo Ernesto todas las tardes. Menudo escándalo montan.
--Son todos unos cerdos --se lamentó Catalina.
--Nosotras siempre seremos el segundo sexo. Ya lo decía Simone de Beauvoir en su famoso libro --dijo la mosca Joana.
--Simone... ¿la de las 1001 recetas de cocina? --dudó Catalina--. No me suena.
--No, boba, esa es Simone Ortega, vaya cacao que tienes --respondió Joana.
--Necesito vengarme --concluyó Catalina.
--Pues aquí me tienes, princesa. Tú siempre me has gustado. Súbete a mi lomo, frótame las antenas y nos vamos de aquí volando.
Y así fue. De modo que si alguna vez, con ayuda de una lupa, ves a un zángano retozando con un grillo, y a una mosca planeando con una hormiga a cuestas, ya sabes quienes son: Antón, Ernesto, Catalina y Joana.



4 comentarios:

Beatriz Montero dijo...

Jajaja. Me ha encantado.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Y de mayores compartieron, los cuatro, la excursión del IMSERSO a San Francisco.

Muy bueno. Me has hecho reir.

Javier Ximens dijo...

Que bello es el amor cuando no se le pone exclusividades. Me ha gustado el cuento y la moraleja.

Edurne dijo...

Naturaleza viva!

Me ha gustado mucho mucho!

Un besote
;)