viernes, 18 de junio de 2010

Saramago, un gigante ha muerto

José Saramago es, ha sido siempre, uno de mis escritores preferidos. Le he leído en castellano y en portugués, he incorporado fragmentos de cuentos suyos en los libros de texto de SM para que miles de estudiantes de secundaria supieran de su existencia, mucho antes de que le dieran el Premio Nobel. Le pedí el prólogo para mi libro "Escribir. Manual de técnicas narrativas" a través de Pilar del Río, su mujer (no podía, y al final el prólogo me lo escribió Luis Landero). Estuve a punto de ir a visitarlo a Lanzarote, cuando el pasado diciembre salté de isla para apoyar a Aminatu Haidar. Leo y tengo enlazado su blog desde hace tiempo (vease la columna de la derecha). Me gustan sus transgresiones sintácticas, sus propuestas de puntuación al margen de la norma, esas mayúsculas precedidas de comas para indicar que en el diálogo otro personaje ha tomado la palabra. Y me gustó que siempre, hasta su muerte, fuera un comunista insobornable.
Desde hace muchos años que también me apliqué a mí mismo una de sus sentencias más radicales: "No busques trabajo: escribe".
Cuando Lara López, hará unos doce años, viajó de Malasaña a Lanzarote para entrevistarlo, mucho antes de que la nombraran directora de Radio 3, me entró un ataque de envidia. Vaya suerte, pasar la tarde con Saramago. "Pues me pareció que me tiraba los tejos", me dijo, solo para hacerme rabiar. No es que yo entonces quisiera conocer a Saramago en el sentido bíblico, quita, quita, sino por la cercanía.
Podría hablar horas de Saramago, de su evangelio, de su ensayos sobre la ceguera y la lucidez, de sus cuentos (Casi un objeto), de sus pequeñas memorias, de su caverna, de sus cuadernos de Lanzarote, de su Caín, de su blog, de su balsa de piedra, de su hombre duplicado, de todos los nombres... pero lo mejor el volver a releerlo, y recomendarlo a todos los que quieran encontrarse, a través de sus textos, con unos de los escritores de mayor lucidez e integridad que ha dado la historia de la literatura universal.

7 comentarios:

Beatriz Montero dijo...

Qué pena más grande.

Belén dijo...

Tu estarías horas hablando de él, yo estaría horas oyéndote...

Besicos

josef dijo...

Creo, estimado Enrique, que como siempre o casi siempre o todas las veces que hagan falta, estás en lo cierto. Ha fallecido un genio. Y muy pocos son genios en este mundo cada vez más estrecho de miras...
Un gran abrazo.
Por cierto yo me apoyo en su máxima: "No busquees trabajo, escribe."
Me da quebraderos de cabeza, pero me gusta escribir.

Raúl dijo...

Un tipo grande. Lo llamas gigante, y no exageras, Enrique.

leo dijo...

Una pena, sí. Tuvo una vida intensa y nos la ha dejado escrita.

Enrique Páez dijo...

Gracias por vuestros coomentarios, Bea, Belén, José, Raúl, Leo. Veo que compartimos admiraciones y doleres.

AMEIS dijo...

Yo digo lo mismo que Rosa :-)
Un beso,
Sonia