domingo, 14 de febrero de 2010

Carnaval 2010

Hace diecinueve años, cuando publiqué mi primera novela, "Devuélveme el anillo, pelo cepillo", escribí en el prólogo: "Me gusta disfrazarme. A todos los escritores nos gusta."

Es evidente. Escribir es vivir otras vidas, ponerse en la piel de los personajes, ser otros. O sea: disfrazarse.

Son disfraces sintácticos, cosidos con lexemas y morfemas, que transportarán a los lectores a otros mundos. Pero antes que a los lectores, lo hace con los escritores.

En eso somos como niños. El espacio transicional desde donde los autores escriben, es el cuarto de juegos de los escritores. Hay mucho de infantil en la escritura: pasión, emoción, credibilidad, inmersión, empatía... hasta el punto que Baudelaire decía que "el genio es la infancia recuperada".

Así que de pronto, si este escritor que escribe esto, de pronto vive en Tenerife, se encuentra con que medio millón de personas deciden una vez al año disfrazarse, bailar, transgredir y vivir por unas horas, por unos pocos días, otras vidas, otros mundos, otras pieles.

Este año yo me convertí en cardenal purpurado, con bonete y mirada torcida.

Bea es una diablilla sexy, un súcubo: un demonio en forma de mujer sensual, una perdición, la carne que tienta al débil (qué suerte ser débil y caer en las tentaciones).

Entre los habitantes de Tenerife, hay división de opiniones: a favor o en contra de los carnavales. Pero eso solo sucede si has nacido y vivido aquí, y de pronto toca rebelarse contra lo que se ha mamado desde la cuna. Rebelión o sumisión, ese es el dilema de los chicharreros. Los hay que huyen de la isla, se van a la Gomera, o a Güimar; y los hay que se entregan a la fiesta, ese rito pagano que ni siquiera Franco pudo erradicar de Canarias.

Los que venimos de fuera, o estamos instalados desde hace poco, nos dejamos vencer por las tentaciones. Llevamos décadas de atraso en los asuntos de la risa y los disfraces.

5 comentarios:

Beatriz Montero dijo...

Menudo peligro tiene ese obispo ;)

Anónimo dijo...

Cómo se está poniendo el infierno de tentador!!
Un saludo

Vaylon dijo...

Estoy resumiendo el primer borrador de la que espero sea mi primera novela, lo que significa que en seis horas que llevo trabajando he sido un funcionario alcohólico, una esposa resignada, un joven californiano que se cree que salva el mundo con sus bromas, un gigantón negro inglés, un científico maniático-compulsivo y un fotógrafo perdido en medio de Siberia que debe usar las lentes de sus objetivos a modo de lupa para encender una hoguera gracias a los pocos rayos de sol.

Nunca la esquizofrenia ha sido tan divertida. En parte es gracias a usted y a Isabel Cañelles, que creo que es amiga suya. ¡Un fuerte abrazo!

Elisa Agudo dijo...

Jo, cuando yo estaba con las monjas los obispos no tenían esa cara de pícaros!!! Me das miedito... y con una diablesa al lado, mucho más ;-)

Tomaos un ronmiel por mí!

Besos

Emilio Montero dijo...

que infiernos mas buenos deben existir...