lunes, 30 de noviembre de 2009

Por la disolución del Tribunal Constitucional

¿Qué tribunal es ese, degradado y degradante, que decreta y administra por encima de las elecciones y los parlamentos?
¿A quién representa ese tribunal de 12 jueces apolillados (uno muerto, otro recusado, cuatro con sus mandatos vencidos)?
¿Que ejercicio de soberbia antidemocrática les atornilla a sus sillones pretendiendo legislar y gobernar por encima y contra los ciudadanos?

Si fueran coherentes o decentes (palabras de significado dudoso para sus miembros) declararían a su propio tribunal (con minúsculas, y porque no hay iniciales diminutas) como insconstitucional en sí mismo. Ese sería el mayor y único favor que le podrían hacer a la democracia y a la Constitución.

Benedetti aseguraba que un torturador no se redimía suicidándose, pero que algo es algo. Tomen ejemplo y dimitan. Recuperen la decencia por unos instantes y váyanse a su casa a jugar al teto sobre la alfombra del salón. Legislen sobre los peces del acuario, menosprecien a las hormigas del jardín, jueguen al estratego con sus amigos, orinen sobre las cabezas de las lagartijas, pero déjennos en paz. De verdad de la buena que no los necesitamos para nada. Me gustaría pensar que solo son unos inútiles, pero sé que bajo sus togas rancias esconden un alma de golpistas.

1 comentario:

Belén dijo...

Bueno, es que siempre acaban leyendo la ley a su favor...

Besicos