jueves, 30 de octubre de 2008

Lidia48 - FIN

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Prima duces iunetis uidit consistere castris tellus, quam uolucer Genusus, quam mollior Hapsus circumeunt ripis. Hapso gestare carinas causa palus, leni quam fallens egerit unda; at Genusum nune sole niues nunc imbre solutae praecipitant; neuter longo se gurgite lassat, sed minimum terrae uicino litore nouit.

16 comentarios:

Mi vida en 20 kg. dijo...

Enrique no me queda mas que decirte que tu obra a sido todo un placer, no puedo opinar en terminos literarios pero si que este libro lo compraria si o si.
Te felicito por el trabajo y por todo lo que debe haber significado para ti.
Te agradezco la buena lectura que me has brindado este tiempo.
Muchas felicitaciones, alf mabruk, ya tienes otro hijo.

Edurne dijo...

Joder!
es que no tengo palabras ni palabritas ni ná...
Me quedo pensando.
Este final me ha emocionado, además está tan bien descrita esa llegada a una ensenada tranquila, a un recodo de paz, al fin! Aunque con el bagaje de tanta pérdida, pero tanto aprendizaje!
Y ya se acabó? Ayyyyy, penita!
Muy bien, dura pero me ha gustado. Hemos hecho ese viaje iniciático con Lidia y nos hemos fundido con ellos todo este tiempo.
Gracias por la posibilidad que nos brindas, Enrique, de hacernos partícipes, de nuevo, de tu proceso creador y de poder aprender... a la par que disfrutar!
Un abrazo enorme!

Anónimo dijo...

Enhorabuena, maestro. El parto ha sido magnífico. Y me deja un sabor agridulce, pero gracias por dejarnos saborearlo.

Un besazo

Anónimo dijo...

Mila dijo:
Yo tampoco tengo palabras, desde los últimos capítulos hasta aquí yo también me siento huérfana, también echo de menos a Ringo y también oí esa voz, lo juro, que decía "buen viaje".
Enhorabuena, Enrique, estos últimos capítulos han sido duros, pero son lo que más he disfrutado.
Besitos.

Diego Flannery dijo...

Enrique...felicitaciones para tu trabajo y mil gracias por dejarnos hacer el viaje a nosotros también. Todos hemos crecido junto a Lidia y a Carlos; todos fuimos dejando nuestros muertos en el camino. Y, por esta ley natural, seguiremos dejando algunos fragmentos de vida en el recorrido a "la otra".
Lo bueno es seguir buscando nuevas Cobaimas o Bajamares, para no bajar los brazos.
Abrazos cálidos desde Argentina.
Diego.

Arcángel Mirón dijo...

Ay, Enrique. Ahora lloro de nuevo.

Disfruté muchísimo esta novela, y es raro, porque también la sufrí.

Un abrazo, y gracias.

Anónimo dijo...

La verdad es que me he quedado con ganas de más. Me hubiese gustado asistir al encuentro con su madre, porque al menos una alegría se merecía la pobre muchacha. Pero supongo que quedará en la imaginación de cada uno saber si finalmente encontró a mamá, o definitivamente tendría que hacerse adulta de golpe.
Muchas gracias Enrique por hacernos partícipes de tu obra. En seguido y disfrutado de cada episodio. Un saludo.
P.D. Supongo que en esta semana podremos entablar la entrevista esa de la que hablamos.

josef dijo...

Un final digno y perfecto, sin embrollos de más. Es el fin de un comienzo, por fin; en un lugar civilizado donde todo podrá ser posible. Incluso encontrar a su madre que probablemente esté allí. Pero todo eso no es necesario contarlo, queda en nuestras mentes, en la imaginación de cada uno. Felicitaciones escritor y maestro por haber culminado una obra que yo, si fuese editor, publicaría ahora mismo. Un abrazo!

La Maga dijo...

La frase "Todos los viajes contienen la vida, y encierran la muerte" me parece excelente. Resume todo el libro. Y el último párrafo, cuando dice que ya sólo les queda encontrar a su madre y un lugar donde vivir, también me ha parecido muy bueno. Después de todo lo que ha vivido Lidia y nosotros con ella, esto va a ser una tarea muy sencilla.

Muchas gracias Enrique por compartir tu libro.

Haldar dijo...

Lloro, lloro y lloro. Gracias por el viaje...

Un abrazote fuerte venezolano desde Jamaica.

Ruth dijo...

Por dios, ha sido un "vive sin vivir en mí" todo el camino. Me gusta el final, un reencuentro con la madre no hubiera sido "creíble" después del tono tan trágico y tan anti cuento de hadas que ha tenido.
Me quedo con la mosca, sin embargo, de entender qué ha provocado semejante catástrofe, porque vaya un pedazo de incendio y qué poco profesionales los equipos de rescate.
Muy dura, pero estupenda.

Juanjo Merapalabra dijo...

Pues si la novela llega al mar se acaba, y se acabó. Gracias por escribirla, me lo he pasado muy bien leyéndola. El final es bueno, y me gusta que se deje sin el reecuentro con la madre, eso formaría parte de otra historia. Gracias.

Belén dijo...

Ya es el segundo libro que te sigo... y la verdad es que me queda siempre la sensaciòn de que lo voy a hechar de menos... pero seguro que en breves empiezas otra cosa..

Un beso, y gracias

Meiga en Alaska dijo...

Tremendo, Enrique. Me has tenido con el alma en vilo, he sentido un montón de cosas diferentes a medida que iba leyendo, ha sido toda una experiencia.

Es un libro negro, color ceniza, muy oscuro, pero la pincelada de luz al final es buenísima. Logras crear una auténtica sensación de paz al final de la agonía.

Me ha gustado que nos hayas dejado el reencuentro a la imaginación de cada quien.

Plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas (me pongo en pie y sigo) plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas plas

Gracias por compartir tu trabajo de esta manera

Beatriz Montero dijo...

Gracias por este viaje, agónico y de descubrimiento. Lo he disfrutado y también lo he sufrido. Porque hay que ver que lo que les has hecho sufrir.

Me ha encantado. El final sin el encuentro físico de la madre sino con el deseo de encontrarse con ella es un cierre magnífico. Yo casi prefiero no saber que provocó toda esta aventura. Me quedo con este sabor a mar.

Anónimo dijo...

Cuando he llegado al blog y me he encontrado con la palabra FIN me he dicho: "noooo" pero luego de leer ese final tan maravillosamente descrito me he llenado de paz y esperanza. Gracias por permitirnos ser espectadores del desarrollo de esta obra. Sufrí con los personajes de la novela, sentí la muerte de Ringo, Héctor y el padre. Hubo momentos en que pensé que te odiaría sin remedio jajaja y otros en que temía llegar acá a ver qué desastre nuevo se te había ocurrido, pero después de todo hiciste que nunca me abandonara el instinto de sobrevivir a las letras y la experiencia. Gracias por relatar el trance de la adolescencia despiadada de forma tan magistral, eres grande! (casi que soy tu fan jajaja) un abrazote fuerte desde esta Venezuela tan particular hoy en día y enhorabuena por la novela terminada! Besos :)