martes, 29 de julio de 2008

Los espejos perplejos

Hay un coronel de la guardia republicana en México, acusado de corrupción, que se llama Enrique Páez.
Pero Enrique Páez, de 37 años, murió de dos balazos en el 2002 cuando colocaba una ventana en su vivienda de la avenida Centenario al 2000, esquina Alvear, en el sur de Buenos Aires.
También existe un oceanógrafo uruguayo llamado Enrique Páez que imparte clases en la universidad.
Yo mismo, hace seis años, le vendí una casa diminuta en la calle Pelayo 30 de Madrid a una transexual llamada Enriqueta Páez, que no dejaba de cotejar mi carnet de identidad en la notaría de Claudio Coello.
El poeta chileno Enrique Páez vino a visitarme hace nueve años, pero nunca llegamos a encontrarnos en el café Gijón.
Mi amigo Marcelo mató de once lanzadas traicioneras al titiritero Enrique Páez en su novela Las bodas tristes.
Hace media hora he recibido otra carta de Enrique Páez, que ahora vive en Italia:
"¡Hola, Enrique! No sé si será por el arrastre de la vejez o es algo natural, pero me quedé pasmado cuando vi tu blog. Quien te escribe este emilio es nada más ni menos que Enrique Páez. A mí me parece un poco esquizofrénico o de ciencia-ficción dirigir un mensaje a mí mismo, alguien que se nombra como yo. No tengo todo el pelo que vos tenés pero creo que, a deducir de la foto, andamos por la misma edad... Uno es divino a los quince como a los ochenta, o una mierda desde que nace y eso es lo que vale (pa' mí). A vos, que sos un hombre de mundo, te parecerá una pavada, pero a mí me impresiona este tocayismo repentino y, para más, de un ibérico altivo león. Amo España con furor y la conozco bastante. Actualmente vivo (desde hace 30 años) en Verona, Italia, pero nací en Santa Fe -de la Verdadera Cruz- en Argentina, a orillas del Paraná, donde crecen los sauzales, la flor del jacarandá, como dice una vieja canción folklorística. Sentí un irrefrenable ataque de escribirte cuando descubrí tu blog. Soy un Virgo pero con profunda coloración leonina... serán pajas pero es otro modo de explicar-justificar este inusitado comportamiento. Mil besos, Enrique, aká Kike".
Así no hay manera de buscarse. Así no hay manera de encontrarse. Mi nombre es Legión, como el malo malísimo de las Escrituras, y mi psicoanalista está de vacaciones.
Estoy pensando en montar una asociación. Todos podrán ser presidentes, vicepresidentes y secretarios al mismo tiempo. Y nuestro patrón y presidente honorífico, Ijon Tichy (hay que leer a Stanisław Lem, que si no el chiste no tiene gracia).
Porca miseria.

jueves, 24 de julio de 2008

Un fantasma

Este es un texto falso que sustituye al que había antes, para evitar su copia.
Percuntia tempora fati conqueror, in uentos inpendo uota fretumque; ne retine dubium cupientis ire per acquor; si bene nota mihi est, ad Caesaris arma iuuentus naufragio uenisse uolet. lam uoce doloris utendum est: non ex acquo diuisimus orbem; Epirum Caesarque tenet totusque senatus, Ausoniam tu solus habes». His terque quaterque uocibus excitum postquam cessare uidebat, dum se desse deis ac non sibi numina credit, sponte per incautas audet temptare latebras quod iussi timucre fretum, temeraria prono expertus cessisse deo, fluctusque ucrendos classibus exigua sperat superare carina.

martes, 22 de julio de 2008

Especies de espacios

(Homenaje a George Perec)
Para emociones desbordadas: Un pantano fangoso, un humedal con mosquitos, unos manglares con tortugas y cangrejos.
Para violencia seca: un polígono industrial, un congreso de farmacéuticos, unas favelas en el extrarradio de Río de Janeiro, una taberna abertxal en Donosti, una brownstone quemada en Brooklyn, de unos invernaderos de kiwis en Almería, un burdel en Ankara, unas chabolas de rumanos en Madrid.
Para arruinar la infancia: El patio de un colegio de jesuitas, las minas de oro de Perú, los chats de anorexia y bulimia, los contratos de castidad que firman padre-hija, los círculos de capacobardes del instituto, los campamentos de pederastas infiltrados en los boyscouts, los confesionarios parroquiales, los gimnasios.
Para rendirse: Una ciudad al atardecer, el parque los domingos por la tarde, la sala de espera de un hospital, una biblioteca vacía, un puente dinamitado, un cementerio al mediodía, el aeropuerto, la estación de trenes, la zona de la piscina donde no se hace pie.
Para equivocarse: Un bar a las tres de la noche, un salón de bodas, una fiesta de fin de curso, el camino de Santiago, una comisaría a las seis de la tarde, la cola del paro, las siluetas a contraluz, las urnas electorales, las teclas del teléfono.
Para crecer: En plena guerra, en un monasterio del Tibet, en un barco mercante, en una silla de ruedas, en la consulta de un psicoanalista, en un asilo de ancianos, en una escuela primaria, en un departamento de medicina forense, en una granja de supervivencia, en una tienda de ortopedia, en un taxi.
Para nacer / para morir: A orillas del mar, en lo profundo del bosque, en pleno éxtasis (con sexo, con drogas, con dolor, con vértigo, con epifanías), debajo de un champiñón gigante, matando (a otro, a la madre, a uno mismo), con fuegos artificiales, en silencio y al fondo de una cueva.

sábado, 19 de julio de 2008

A favor de las lenguas minoritarias

Desde hace unos días circula un manifiesto sospechoso (UPyD y El Mundo están detrás) en defensa del castellano, que según dicen está amenazado por el euskera, el catalán y el gallego. Dicen que el castellano está siendo hostigado, arrinconado, censurado y ninguneado. Que, como nos descuidemos, va a desaparecer. La verdad, yo que he nacido en Madrid, y he vivido en Cataluña y en Euskadi, y que estoy licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, nunca he visto la amenaza por ninguna parte. Ni siquiera cuando estoy en Bilbao, en Barcelona, o en Santiago de Compostela. Los argumentos apocalípticos esgrimidos y que aseguran que el castellano está en peligro son muy parecidos a los que utilizaba Franco para hacer exactamente lo mismo que ahora estos iluminados piden que se haga: tratar de acallar el euskera, el catalán y el gallego.
Los filólogos amamos las lenguas. Todas las lenguas: las grandes y las pequeñas, las vivas y las muertas, las que crecen y las que se extinguen. El gallego, el euskera y el catalán son grandes tesoros culturales de España, y hay que protegerlos y sustentarlos (sobre todo cuando han sido perseguidos y censurados por el fascismo franquista durante 40 años). Defenderé con uñas y dientes esas lenguas como si fueran mías. Porque, aunque yo no las hable, las considero mías. Son mías. Pertenecen a mi herencia cultural, son una parte hermosísima de nuestra cultura.
El castellano no está en peligro. No seamos ridículos. Es el idioma que más crece en el mundo, el tercero en extensión entre los miles de idiomas existentes en nuestro planeta (que sí que están en peligro).
No hay lengua en el mundo que ame tanto como al castellano. A fin de cuentas soy castellano, soy escritor de profesión, y escribo con infinito placer en castellano. No me siento amenazado. El reduccionismo lingüístico es fascista. El tratar de eliminar a las minorías es fascista. El no aceptar otras lenguas es fascista. El pretender imponer la lengua oficial de un país sobre las lenguas minoritarias es fascista. Lo dice un filólogo castellano que ve cómo algunos fascistas usan la lengua castellana para someter a los que siempre fueron minoría.
Que Arcadi Espada lo apoye no me provoca confianza alguna, porque he podido leer una buena sarta de mentiras retrógradas firmadas por él. Acerca de las posturas políticas de Vargas Llosa, ni hablemos (qué pena que un escritor tan grande se autodegrade con apoyos a todo tipo de propuestas derechosas). Qué lástima que Savater y Boadella, buenos antifranquistas en su momento, se hayan pasado al enemigo. Qué falta de memoria histórica. Qué vejez tan mal llevada.
La verdad es que a mí no me molesta que en un cartel de carretera ponga Lleida en lugar de Lérida, ni que ponga Bilbo en lugar de Bilbao. Y tampoco me molesta oír a los gallegos o a los catalanes hablar en su lengua por la calle, en los comercios, en las casa y en los bares. Y que en los colegios den clase en catalán, y en euskera, y en gallego. No hay peligro. Todos ellos, sin excepción, ven muchos más programas emitidos en castellano en TVE, Antena 3, Telecinco, la Cuatro y la Sexta, que en todas las cadenas autonómicas juntas. Los periódicos, revistas y libros que se editan y se venden en castellano dentro de Cataluña, Euskadi y Galicia son diez veces más numerosos en cantidad y ejemplares que los que se editan y venden en las lenguas minoritarias dentro de esos mismos territorios. ¿A qué viene tanto miedo? ¿Por qué a la derecha reaccionaria le sigue dando miedo la diferencia, la cultura minoritaria, los rasgos de identidad diferenciales, la multiculturalidad? ¿Pretenden poner en práctica la neolengua mínima orweliana de 1984?

viernes, 18 de julio de 2008

Movistar da por culo

Lo tenía que decir así, tal cual, sin pretender ser políticamente correcto (y que me perdonen Marcelito, José, Carmen, Concha, Almodóvar y Antonio Gala, pero la cosa no va con ellos).
¿Puede una compañía de telefonía móvil dar por culo?
Oh, sí, claro que puede.
Movistar lo hace. Y estoy casi seguro que Orange, Vodafone, y el resto de mafias también lo hacen. Pero a mí quien me da por culo es Movistar (con las otras no lo he probado, ya tengo el bote de vaselina agonizando).
¿Y cómo, cómo? Por dios.
Fácil.
Con miles de anuncios no solicitados (“Cómprese un tanga en Carrefour”, “Una desconocida se está haciendo un dedo pensando en ti, ¿quieres saber quién es? Mándanos un SMS a Sexfake 69”, “Apúntate a la oferta de llamadas desde Pekín”). Juro que me costó mucho más esfuerzo pedir que me borraran de las bases de datos de publicidad de Movistar, que los cursos de Lingüística de texto y Hermenéutica hegeliana en el doctorado. Sin comparación.
Pero la cosa no se queda ahí. Nunca se queda ahí. Movistar y sus creativos nunca descansan: siempre encuentran un modo sutil, o no tan sutil, de dar por culo.
Y en este caso de sutil, nada.
Ayer quise llamar a las 6 de la tarde a Basilio, a su móvil. Pero no me contestó. Quizá estaba en el cine. O follando. A mí me da lo mismo. Simplemente él no estaba, y decidí que ya le llamaría más tarde, o que, probablemente, cuando Basilio pudiera y quisiera, vería una llamada perdida mía en su móvil y me devolvería la llamada. Así de fácil.
A veces la vida parece fácil.
Pero Movistar consigue que no lo sea.
Para eso están.
A la una y veinte de la madrugada, sonó mi móvil con el inequívoco sonido de un mensaje recibido. Tengo el sueño ligero, así que desperté con un calambre. Me temí lo peor: mi madre ha muerto, Pablo está en comisaría, Belén se ha suicidado, le han dado el Planeta a Lucía Etxevarría. En fin, los terrones nocturnos de cada cual.
Pero no era nada de eso.
El mensaje, que abrí con los dedos temblorosos, decía (a la una y veinte de la madrugada): “AVISAME MOVISTAR 606.XXX.134 sigue sin estar disponible, 1:18. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde. [01:18:54 AM] ***Fin***”
¿A qué hijo de la gran puta de Movistar se le ocurrió enviarme un mensaje en mitad de la noche para decirme que Basilio no tenía el teléfono disponible todavía? ¿De qué cojones me sirve saber a la una y media de la noche, en mitad del sueño, que no puedo aún llamar a Basilio?
Es lo más absurdo del mundo. No me avisan de que puedo llamar. No. Me avisan de que aunque quisiera llamar a Basilio en mitad de la noche (cosa que no quiero, desde luego), además, no puedo hacerlo. Y para eso me despiertan. Con dos cojones. Hay que ser muy hijo de puta para hacer eso.
A eso le llamo yo dar por culo.
Es evidente que lo hace una máquina, que ha sido programada por un descerebrado, y el programa aprobado por un supervisor hijo de puta, para mayor ganancia y abundancia de dinero de los sátrapas propietarios de Movistar.
Ojalá les salga un cáncer en los huevos. Ojalá un grillo inmortal les haga nido en el oído y les taladre el tímpano cada noche. Ojalá se les enquiste la batería del móvil en el ojo del culo (una de uranio, una que contamine y dure mil años) y les dé calambres intermitentes cada vez que suene un móvil de Movistar. A ellos y a todos sus descendientes.
No soy cristiano, así que no hay perdón: Que les corten todos los dedos, los veinte, despacito, uno a uno, con un cuchillo con poco filo, mellado y oxidado.

martes, 8 de julio de 2008

Mucho tiempo

Es verdad, me fui de viaje. Estuve en Santander once días haciéndome pasar por mi hermano Coque. Engañé a casi todos, menos a mi padre, que no ve nada y tiene Alzheimer. Pero me desenmascaró por el olfato.
--Deja de abanicarme con la Antología rota, que León Felipe me da alergia.
Es muy delicado. Aún así, prefiero que reviente de calor a cultivar su demencia senil con Pemanes o Gironellas. Además, como ya no ve, he desterrado a todos los cipreses creyentes y a los divinos impacientes a Ceuta, para que hagan turismo entre legionarios.

Desde El Cairo, a la sombra de las pirámides, Ivi(r), Contigo pan y cebolla, me concede el premio Brillante Weblog 2008. Muchas gracias. Es el primer premio que me dan, así, por la cara, o por el blog. El premio, en realidad, es tener lectores y lectoras como Ivi(r), así que lo recibo muy contento, lo pongo bien visible en la estantería, y le mando un beso como un queso.

Esta tarde aterrizarán Mila y Álvaro en la Dacha, y mañana o pasado mañana nos iremos a Portugal, a Murtosa, junto al mar. El caso es no parar. No sé si podré escribir mucho allí, pero junto al pozo y debajo de los naranjos pienso leerme El héroe de las mil caras, de Joseph Campbell, que le tengo ganas desde que me lo compré en la Feria del Libro hace dos semanas.