sábado, 9 de febrero de 2008

Comisaría

Sueño que me torturan, que me arrojan por la ventana del quinto piso de una comisaría y caigo al vacío. Me golpeo contra el suelo y sé que no estoy muerto, pero tengo demasiados huesos rotos como para poder levantarme. La humedad de la cara debe de ser sangre caliente, pero me despierto y reconozco a Bongo, mi peludo husky, que me lame el rostro tras caerme de la cama. La misma pesadilla de siempre. Me relajo y respiro hondo. Con los ojos cerrados noto una especie de lluvia caliente sobre mi cara. Qué extraño. Abro los ojos y veo a cuatro policías orinando sobre mí. Me espabilo del todo y reconozco por fin el patio interior de la comisaría.

2 comentarios:

Ruth dijo...

Un sueño dentro de una pesadilla. Qué horror.

Emilio Montero dijo...

Muy bueno el mini-cuento contado. Y realmente parece muy real, es bastante ilustrativo pero seguro que estas circustancia ocurre con cierta frecuencia en el mundo.
Un saludo